Enogastronomía

Dosterras amplía su bodega para seguir creciendo

Quiere pasar de 36.000 a 150.000 botellas cada año

Fernando Grajales con uno de sus vinos en la mano durante una cata.
23/10/2024
2 min

MarçàEste próximo mes, una vez acabada la campaña de la vendimia 2024, la Bodega Dosterras, situada en Marçà (Priorat), iniciará las obras de ampliación de la bodega que construyeron en 2019. Actualmente, elaboran 36.000 botellas anuales y el horizonte está a las 150.000 botellas, aunque "no hay prisa por llegar". Son palabras de Fernando Grajales, que está al frente de este proyecto que nació en 2013.

Dosterras está emplazado en un entorno natural único y privilegiado, entre la Sierra de Llaberia y la Mola de Colldejou. Está en el flanco sur de la DO Montsant, en un enclave paisajístico virgen y preservado. Es el único de la comarca del Priorat que puede presumir de una estación de tren cerca, la de Falset-Marçà.

De las 36.000 botellas que produce actualmente el Celler Dosterras, el 60% se comercializa en el extranjero. Los mercados principales son México, Suiza, EE.UU. y Alemania. También vienen a Dinamarca, Bélgica, Noruega, Singapur, Nueva Zelanda, Puerto Rico, Polonia, la República Checa y Macao. El 40% restante se queda principalmente en Cataluña, Tarragona y Barcelona, ​​pero también llega a Euskadi, Madrid y Canarias. Se encuentra en la restauración y tienda especializada, principalmente.

Grajales ve el futuro de Dosterras con optimismo. Los retos son consolidar la calidad de todos los vinos, perfilar y ampliar la gama alta y aumentar la producción de Rojo, que pasará de las 18.000 botellas actuales a las 60.000 en los próximos cinco años. Pero Dosterras cuenta con una oferta de vinos variada, como el Finca Aiguasals, un monovarietal de cariñena de viñedos de 75 años, El Niño tinto, 100% syrah o el Nacimiento Vinyes Velles, con cepas de 75 a 90 años, 50% garnacha tinta y 50% cariñena.

Del marketing al mundo del vino

Fernando Grajales se dedicaba al mundo del marketing, pero en 2012 decidió vender la agencia que dirigía y se atrevió a probar suerte en el mundo del vino. Le empujaban, inevitablemente, las ganas y el entusiasmo de su abuelo materno, Francisco Ibarra, un empresario mexicano del mundo de la comunicación que compró una hacienda en Santa Rosa de Xajay, en la localidad de San Juan del Río (México) , para hacer vino, su gran pasión. La primera vendimia fue en 2009.

Grajales visitó varias regiones vitivinícolas europeas, como la Toscana o La Rioja, antes de decidirse por el Montsant, en el municipio de Marçà. “Mas Figueres era el sueño que buscábamos; esencia, carácter, misticismo... Tozudez y rebeldía. El abuelo fue emprendedor e innovador y yo he bebido de ese espíritu suyo”, explica Grajales, que intenta poner su personalidad: “Forma parte de nosotros quitarle esnobismo al vino y lo demostramos con las visitas de enoturismo, que son muy poco convencionales. No contamos las horas. Nos motiva la diversión”.

El legado familiar se respira en Dosterras, que no es sólo una bodega, es una manera de vivir y entender el vino. “Es también el símbolo del legado familiar. Toda la familia mexicana siente la bodega como su casa. Vienen de vacaciones aquí. El negocio es el vino, pero Mas Figueres queremos reservarlo principalmente para la familia”, comenta Grajales.

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