Un ejercicio de democracia interna

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La portavoz de ERC, Raquel Sans, durante la comparecencia del lunes.

La política con demasiada frecuencia tiene una cara fea, sucia, la que tiene que ver con las luchas descarnadas por el poder, atizar las bajas pasiones, la demagogia, el populismo o la corrupción. Pero a veces tiene también una cara más luminosa y civilizada, la del debate en positivo, con argumentos y sin dramatismos. Estos días ERC afronta un proceso interno para que la militancia decida, en una votación que se realizará a lo largo del viernes, si da luz verde al pacto con el PSC para investir a Salvador Illa como presidente. Durante estos días se están celebrando asambleas por el territorio en el que los negociadores explican el contenido del pacto y los militantes asistentes inquieren, preguntan y debaten abiertamente sobre la conveniencia de votar a favor o en contra. Y hay que subrayar que este proceso se está produciendo con una madurez y ejemplaridad envidiables, con mucha participación, dada la importancia de la decisión que deberá tomarse y que no sólo afectará al destino del partido sino al del país entero.

A grandes rasgos el debate que afrontan los militantes no es tanto sobre el contenido del acuerdo, que casi nadie cuestiona y que es mejor de lo que la mayoría esperaba, como sobre las garantías del PSOE y las consecuencias de dar la presidencia de la Generalitat en el PSC. Los socialistas catalanes, por su parte, se mantienen en un discreto silencio para no interferir, pero lanzando guiños, como la de la viceprimera secretaria, Lluïsa Moret, que ha celebrado el acuerdo subrayando que incluye "el reconocimiento de lo que nos caracteriza como pueblo, como nación”. También Pedro Sánchez se ha mostrado exultante por el acuerdo y ha dicho que es un paso hacia la "federalización" del Estado, recuperando un vocabulario que hasta hace poco sólo defendía al PSC dentro del PSOE.

En el campo de ERC se esperaba con cierta expectación el posicionamiento del expresidente Oriol Junqueras, que aspira a liderar el partido tras el congreso de noviembre. Y, aunque sin posicionarse explícitamente a favor, sí da luz verde para que sus partidarios voten que sí, lo que acerca la victoria de los partidarios del acuerdo. La mayoría de figuras de su entorno, como Lluís Salvadó, también se han manifestado a su favor. Curiosamente el viernes habrá votantes del no tanto entre roviristas como entre junqueristas, pero cabe subrayar que los grandes tótems del partido están alineados a favor del pacto. Entre los contrarios, la cara más conocida es la diputada Pilar Vallugera, que es una de las firmantes del manifiesto rovirista.

En todo caso, la última palabra la tendrá una militancia de un partido que está inmerso en una pugna por el liderazgo entre dos bandos, por lo que es de agradecer que los debates sobre el acuerdo con el PSC se mantengan al margen de la disputa interna y no interfieran en una decisión que es crucial para el futuro del país. Lo importante es que, se tome la decisión que se tome, se haga con todos los argumentos sobre la mesa y después de una reflexión profunda. Si es así, seguro que ERC saldrá fortalecida de ese proceso.

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