Conservación

Un hongo común en los jardines puede ser una herramienta muy poderosa para limpiar el medio ambiente

Se podría utilizar para retirar contaminantes como metales y compuestos orgánicos del suelo

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Riachuelo, uno de los diez ríos más contaminados del mundo, Argentina. AFP PHOTO / Ali Burafi

Una de las cuestiones habituales en la protección del medio ambiente y, por extensión, en la promoción de la salud de las personas es la acumulación de productos tóxicos en los ecosistemas, la mayor parte de ellos derivan de la actividad humana. Existen varios tipos, desde metales pesados ​​hasta compuestos orgánicos. Los metales pesados ​​como el plomo, el mercurio, el cadmio, el aluminio y el arsénico pueden tener efectos tóxicos tanto para los ecosistemas como para la población, incluso en concentraciones bajas. En cuanto a los compuestos orgánicos, preocupan especialmente a los llamados persistentes, como algunos plaguicidas y repelentes de insectos, y los hidrocarburos aromáticos. Estos contaminantes pueden provenir de diversas fuentes, incluyendo actividades industriales, agrícolas, de ocio y el tráfico de vehículos. Los informes periódicos realizados por la Agencia de Residuos de Cataluña señalan que los suelos de algunas zonas, especialmente las industriales, presentan niveles elevados de estos contaminantes.

Uno de los muchos casos estudiados es el efecto que pueden causar los componentes de las cremas solares en los ecosistemas acuáticos de agua dulce, como los lagos de montaña, por lo que está absolutamente prohibido bañarse en Cataluña. Los filtros UV pueden ser tóxicos para el plancton, los peces y otras formas de vida acuática. Además, otros ingredientes como los silicatos y los fosfatos pueden incrementar la cantidad de nutrientes en el agua, lo que fomenta un crecimiento de algas excesivo que puede comportar una disminución del oxígeno disuelto, y esto afecta negativamente al resto de seres vivos que habitan en ellos.

Un microorganismo biorremediador

Existen muchos grupos de investigación que trabajan en la búsqueda de elementos biorremediadores, es decir, organismos que pueden ser utilizados para descomponer o transformar contaminantes presentes en el medio ambiente a través de procesos biológicos. Se trabaja tanto con bacterias como con hongos y plantas. En este sentido, un equipo de investigadores chinos y británicos encabezado por el ambientólogo Daoqing Liu y el micólogo Geoffrey Michael Gadd han identificado un hongo común en el suelo de muchos ecosistemas y también de los jardines que no sólo es capaz de secuestrar los metales pesados y de degradar compuestos orgánicos, sino que además, cuando está en presencia de estos dos tipos de contaminantes, incrementa la eficiencia de ambos procesos. Este supermicroorganismo se llama Aspergillus niger, y lo han publicado en Current Biology.

Se trata de un hongo filamentoso, formado por hifas que forman un micelio denso. Sus esporas, de color negro, son muy resistentes, lo que le permite sobrevivir en condiciones ambientales adversas. Es cosmopolita, lo que significa que puede encontrarse en un área geográfica muy amplia, que abarca varios continentes, y que puede vivir en ambientes muy diferentes. Se encuentra en suelos ricos en materia orgánica, como por ejemplo donde existen restos vegetales en descomposición. También es habitual en espacios interiores, como casas y edificios, especialmente en zonas húmedas y con poca ventilación, donde puede afectar a la salud de las personas sensibles a los alérgenos fúngicos. Y puede ser un contaminante de alimentos almacenados, como frutos secos y cereales, sobre los que puede crecer y producir micotoxinas. Sin embargo, también tiene aplicaciones industriales: por ejemplo, se utiliza en la producción de ácido cítrico, un ingrediente esencial en la industria alimentaria y farmacéutica.

En este trabajo, los investigadores han disecado las rutas metabólicas que utiliza elAspergillus niger para asimilar los metales pesados ​​y degradar los compuestos orgánicos del suelo. Para simplificarlo, lo hicieron en condiciones de laboratorio, poniendo en el medio de cultivo un metal pesado fácilmente identificable, el cobalto (II), que es un ion de cobalto que presenta dos cargas positivas, y un compuesto orgánico coloreado, el naranja ácido II, que se utiliza con mucha frecuencia en tintes, colorantes textiles y productos cosméticos. La presencia de metales pesados ​​hace que este hongo incremente la producción de formas reactivas del oxígeno, como los llamados grupos químicos hidroxilo (-OH), superóxido (O2-) y agua oxigenada (o peróxido de hidrógeno, H2O2), los cuales, a su vez, aceleran la degradación de los compuestos orgánicos.

Dado que tanto los metales pesados ​​como los compuestos orgánicos suelen encontrarse juntos en zonas contaminadas, y que este hongo tiene una amplia distribución, los autores proponen favorecer su crecimiento y recolección de forma controlada para retirar estos productos del medio ambiente. Por supuesto, lo ideal es evitar cualquier tipo de contaminación, pero organismos biorremediadores como el hongo Aspergillus niger pueden ser decisivos por descontaminar zonas que ya están afectadas.

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