La noche del martes 29 de octubre las redes iban llenas de gente pidiendo ayuda o informando de conocidos o familiares desaparecidos por la DANA y reclamando una atención mediática que ayudara a difundir su mensaje, puesto que los grandes medios estatales, que son los más vistos y seguidos en la Comunidad Valenciana, en general y con notables excepciones, como la SER y algún otro medio, pasaban de puntillas. Quien sí estaba allí desde el primer momento era la televisión autonómica, À Punt. A primera hora ya estaba informando de la situación y haciendo seguimiento de las inundaciones en Utiel y Requena y, como bien se ha recordado estos días con uno post que se ha hecho viral de la entrevista con la meteoróloga jefe de la cadena, Victoria Rosselló, al mediodía desde el canal autonómico se pidió a la gente directamente que no saliera de casa porque se preveía una riada que sería grande. Pero el gobierno valenciano no mira a À Punt. Si la mantiene, ya mínimos, es casi por imperativo estatutario, puesto que no valora demasiado la necesidad de un ente informativo autonómico de proximidad que su socio de gobierno, Vox, reclamaba cerrar.
El caso, sin embargo, es que si en Canal 9, la televisión predecesora del actual À Punt, el PP controló firmemente la línea informativa y provocó el desprestigio de la cadena por su cobertura sesgada del accidente del metro de Valencia en 2006, en esta ocasión los profesionales del canal autonómico han mantenido el rigor informativo y el espíritu crítico y han dado voz a los damnificados ya toda la gente que cuestionaba la gestión del gobierno autonómico. El trabajo ha tenido recompensa. Hasta este mes de noviembre, la cadena contaba sólo con un 2,5% de cuota de pantalla por una audiencia media de 15.000 espectadores; en estos momentos, tras la buena cobertura que ha hecho de la DANA, ha llegado a tener un 12% de cuota de pantalla, con una media del 8,5%, lo que la sitúa por delante de La Sexta y Cuatro ya pocos minutos distancia de Telecinco.
Había hambre de información, y la población necesitada no la encontraba en los grandes medios estatales, que estaban centrados, como casi siempre, en las rencillas de lo que ocurría en Madrid. De hecho, hasta el día siguiente la mayoría no se dieron cuenta del alcance de la tragedia, y cabe decir que algunos, como TVE, reaccionaron de forma ejemplar. Sin embargo, ese día sólo algunos –como el ARA, que también tiene delegación en Valencia y siempre tiene puesta la mirada sobre el territorio– vieron el alcance de la situación y se han volcado desde el inicio. Sin embargo, el problema de fondo es que ni desde el propio gobierno valenciano se confía en sus propios medios. No es casual que la primera entrevista que ha concedido el presidente valenciano, Carlos Mazón, no haya estado en su medio público, sino en la Cope, una emisora cercana a los postulados de su partido. La gran mayoría de valencianos, es cierto, se informan sobre todo por medios de ámbito estatal, pero, como se ha demostrado, esto hace que tengan menos conocimiento de lo que ocurre a su alrededor y, por tanto, sean más fácilmente manipulables. Volviendo al inicio: si pensamos, por ejemplo, en el escenario catalán, que un meteorólogo de TV3 enviara a todos a casa tendría una repercusión y un efecto sobre la población, y seguramente sobre el gobierno si éste no hubiera tomado ya las medidas , de consecuencias mucho mayores.