Homenotes y danzas

Un 'marine' olvidado en la cúpula empresarial catalana de principios de siglo XX

Asa White Kenney Billings fue figura clave en el grupo empresarial de 'la Canadiense'

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Asa White

Estamos en la primavera de 1913. La carretera que va desde Artesa de Segre a Tremp ha sufrido los efectos de las fuertes lluvias de los últimos tiempos y existe el peligro de que quede impracticable. Sin embargo, un grupo de hombres se empeña en llegar a las puertas del Pirineo porque quieren comprobar de primera mano cómo van las obras que la Barcelona Traction, Light and Power acaba de empezar con el objetivo de construir una central eléctrica. La expedición la lidera Frederick Pearson, acompañado del ingeniero Carles Montañés, ambos fundadores de la Canadiense. Junto a ellos va otro personaje fundamental de la electrificación de Catalunya, pero mucho menos conocido que ellos dos, un ingeniero hidroeléctrico de Nebraska llamado Asa White Kenney Billings. Es la mano derecha de Pearson, a la que ha conocido trabajando en Estados Unidos.

Para hacernos una idea clara del peso de Billings en la Cataluña de ese tiempo, cabe decir que durante la década de los años diez del siglo XX lo encontramos en lugares de gran influencia del mundo empresarial catalán, como la Cámara de Comercio Británica, la junta directiva de la Exposición Internacional de Industrias Eléctricas (prevista para 1915 y que no se celebró por el estallido de la Primera Guerra Mundial), la dirección general de la Compañía Barcelonesa de Electricidad (filial de la Canadiense) y de la de Riegos y Fuerza del Ebro (también vinculada a la Barcelona Traction) o el consejo de administración de la Barcelona Tramways, lo que hoy en día es TMB.

La historia de Billings comienza muy lejos de Barcelona, ​​en Nebraska, donde nació y donde empezó sus estudios, pero sobre todo donde tuvo un trabajo a tiempo parcial que le marcaría: cuando tenía catorce años, y mientras estudiaba, trabajó a una planta de producción eléctrica, un sector que años después sería el suyo. Después de licenciarse en ingeniería hidroeléctrica en la Universidad de Harvard (1896), empezó su carrera laboral trabajando para La Habana Electric Railway Company, en Cuba, para después hacer de consultor en Pittsburgh durante un par de años antes de volver a la isla de Cuba. En 1909 fichó por la firma de ingeniería JG White & Company, de Nueva York, un trabajo que resultaría providencial, porque en esa etapa conoció a Frederick Pearson, que le abrió el mundo de las centrales eléctricas, un ámbito que ya no nunca abandonaría.

Cuando Pearson, por consejo de Montañés, puso en funcionamiento la Barcelona Traction, Light and Power, en 1911, pensó en Billings, a quien contrató como asistente. Por cierto, la denominación de la compañía no era un ejercicio de originalidad, porque el emprendedor en serie que era Pearson ya había fundado antes Brazilian Traction, Light and Power y Mexican Light and Power Company.

Así llegamos al punto donde empezábamos este relato, con Billings siempre en la yema del huevo de los negocios de la ciudad de Barcelona; pero un hecho inesperado cambió el guión de su vida: el estallido de la Primera Guerra Mundial le afectó doblemente, porque por un lado su protector Pearson murió mientras viajaba en el barco Lusitania víctima de un ataque alemán, y por otro porque abandonó provisionalmente la carrera profesional para alistarse en la marina estadounidense. El primer cargo que abandonó en Cataluña fue el de máximo ejecutivo de Riegos y Fuerza del Ebro, donde fue sustituido por otro personaje histórico, Harro Harsen, quien venía de dirigir la compañía de tranvías de México.

Terminada la Gran Guerra y después de vivir en Estados Unidos, Billings viajó a Brasil con la intención de colaborar durante unos meses con la Brazilian Traction, Light and Power, pero sin saberlo, estaba iniciando la etapa más larga y más exitosa de su vida profesional, que acabaría por prolongarse durante más de dos décadas. Su huella en Brasil es tan importante que es mucho más conocido allí que en Estados Unidos; de hecho, se le ha llegado a conocer como "el hombre que cambió el curso de los ríos". Ya en la primera visita al país sudamericano, en febrero de 1922, quedó impresionado por el desnivel existente entre el altiplano de São Paulo y la costa. En su mente, ese salto de 700 metros debería servir para generar grandes cantidades de energía eléctrica, como ya había hecho años antes en el Pirineo catalán. Desgraciadamente, en este caso los ríos no fluían hacia la costa, sino hacia el interior, lo que hacía inviable su proyecto... si no fuera porque su ingenio le llevó a diseñar un sistema de bombas que invertiría el curso de algunos de los ríos que fueron transformados en canales. Aquella obra faraónica, que no empezó hasta 1927, le retuvo en el país, por lo que su plan de volver pronto a Estados Unidos quedó en el olvido. En 1944 logró finalmente ver funcionar su proyecto y logró generar grandes cantidades de electricidad con las que abastecer a toda la metrópoli paulista. Poco después de que el embalse fuera bautizado con su nombre (Reanudación Billings), regresó a Estados Unidos, donde murió. Éste no es el único vestigio de la región de São Paulo, porque en la capital hay una avenida llamada Avenida Engenheiro Billings.

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