El Mediterráneo, un punto caliente de la crisis climática, según la ONU

La región mediterránea sufrirá más sequías y perderá un 17% de las cosechas en 2050 debido al calentamiento global

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Gira-sólo con falta de agua

BarcelonaLa sequía, las oleadas de calor extremo y el aumento del nivel del mar son algunos de los principales impactos de la crisis climática en el Mediterráneo, que ya son observables y que no harán más que empeorar en el futuro si no se toman medidas drásticas. La zona mediterránea es, de hecho, "uno de los puntos calientes" de la emergencia climática, es decir, una de las regiones más vulnerables al calentamiento global, tal como destaca el nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU, presentado este lunes.

"Por cada grado más de temperatura que subamos se reducirá un 4% más la precipitación en el Mediterráneo, y esto puede suponer hasta un 20% de reducción de los recursos hídricos en una zona que ya está expuesta de forma natural a las sequías estivales", explica el investigador del CREAF y de la Universitat de Barcelona Jofre Carnicer, que es también uno de los autores del nuevo informe del IPCC. "La sequía irá en aumento si no reducimos las emisiones de forma contundente en los próximos 20 años", añade.

El otro gran impacto en la cuenca mediterránea es el aumento del nivel del mar, que se proyecta entre 20 centímetros, como mínimo, y más de un metro para finales de siglo en función de la intensidad de la reducción de emisiones, "pese a que no se pueden descartar subidas mayores". Esta subida tendrá un fuerte impacto, si se tiene en cuenta que "un 37% de la costa del Mediterráneo es de baja altura", dice Carnicer. El delta del Ebro será uno de los primeros afectados, alerta, pero también el delta del Llobregat.

En el conjunto de la región mediterránea, donde viven entre 400 o 500 millones de personas, de las cuales 150 millones viven en zonas costeras, el aumento del nivel del mar pondrá en riesgo extremo a unos 42 millones de personas, dice Carnicer.

Otro impacto grave en la región serán las olas de calor extremo: en el Mediterráneo habrá un 40% más de días al año con más de 35 grados de temperatura. Esto afectará en gran medida a las personas que trabajan al aire libre, como son los agricultores. Para ellos, la vida se complicará todavía más debido a la emergencia climática, porque los científicos prevén que en 2050 se reduzca un 17% la producción agrícola del Mediterráneo, según explica Marta Rivera, investigadora del CSIC que ha participado también en el informe del IPCC.

Alerta con las medidas que se toman

Rivera llama también a tener cuidado con las medidas de adaptación que se aplican para combatir estos impactos climáticos en las cosechas, puesto que una de las más utilizadas es la irrigación y, en zonas como el sur de España u otras regiones impactadas por la sequía, puede generar todavía más estrés hídrico y empeorar la situación en lugar de mejorarla. En otras zonas donde no hay sequía, como el País Vasco, apunta, algunos programas de irrigación también han generado perjuicios, pero en este caso no en el medio ambiente sino "porque han incrementado las desigualdades socioeconómicas entre los pequeños productores y los grandes". En la agricultura, la medida de adaptación más efectiva, según el informe, es la diversificación de los cultivos, para huir de los monocultivos que se han impuesto en Europa. Se aconseja, por ejemplo, la agroecología, la agroforestería y el incremento de la biodiversidad en los cultivos", dice Rivera.

Es por eso que el informe del IPCC dedica un apartado a hablar de la "maladaptación", es decir, de medidas de adaptación al cambio climático que pueden resultar contraproducentes en contextos determinados. El nuevo informe científico insiste más que los anteriores en el término "justícia climática", y aboga por aplicar medidas que combatan la crisis climática y a la vez la desigualdad social, o que como mínimo no contribuyan a empeorarla. De hecho, en el concepto de vulnerabilidad climática, los científicos del IPCC tienen en cuenta también la situación socioeconómica y cultural que son fruto de muchos contextos concretos, como puede ser la herencia del colonialismo. Una mención que costó intensos debates en el pleno del IPCC, pero que finalmente se ha mantenido.

En el contexto del Mediterráneo, como apunta Carnicer, las diferencias en términos de pobreza también generan más vulnerabilidad en la zona del sur y generan aquí "un punto caliente de vulnerabilidad climática".

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