Salut

Música para mejorar el habla

En el Institut Guttmann realizan sesiones pioneras de musicoterapia y logopedia para mejorar las habilidades comunicativas de pacientes neurológicos pediátricos

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Sesión de musicoterapia en el Instituto Guttmann de Badalona con Anna (musicoterapeuta) y Andrea (logopeda) con dos niños de 7 y 10 años.

BadalonaGuitarra en mano y primeros acordes: "Hola Claudia, hola Roc". Claudia y Roc responden. Roc lo hace con la mano y Claudia con la voz. Anna Menén, musicoterapeuta, y Andrea Jiménez, logopeda, comienzan siempre las sesiones de musicoterapia infantil saludando a los pequeños pacientes. La musicoterapia es el uso de la música y sus elementos –el ritmo, la melodía, la armonía...– con una finalidad terapéutica, y en el Institut Guttmann la utilizan para la rehabilitación de pacientes neurológicos, tanto adultos como pediátricos. Pueden trabajarse tanto aspectos cognitivos, del habla y psicomotores como emocionales o de sociabilización, entre otros. "La idea es tomar un objetivo que no es musical y transformarlo en música para trabajar esta función y que esto revierta en su vida", explica Menén. Y se puede usar como herramienta rehabilitadora para todo tipo de pacientes: con afectación neurológica, personas con demencia, con afasia, con trastornos del neurodesarrollo, trastornos de conciencia...

Anna Menén y Andrea Jiménez hace un año y medio que trabajan juntas en sesiones conjuntas de musicoterapia y logopedia con pacientes pediátricos. "Son niños que tienen alguna dificultad de comunicación, ya sea de lenguaje o habla, y las causas pueden ser diversas", explica Jiménez. "En rehabilitación, más que el diagnóstico miramos el tema funcional, o sea los objetivos a trabajar. La intervención no es tanto por la etiqueta diagnóstica como por las dificultades que presenta una persona en su vida cotidiana", añade Menén. A la hora de configurar el grupo ya se buscan perfiles que sean bastante homogéneos o que puedan complementarse. "Quizás un niño es más verbal y otro es más gestual", explica Jiménez.

Sesión de musicoterapia en el Instituto Guttmann de Badalona con Anna (musicoterapeuta) y Andrea (logopeda) con dos niños de 7 y 10 años.

Mirar antes de hablar

Tras los saludos, toca poner nombre a las emociones y decir cómo nos sentimos hoy: tristes, alegres, cansados... "Trabajamos la interacción y las habilidades sociales", explican ambas terapeutas. Una de las actividades consiste en echar un dado grande de cartón y nombrar el objeto que sale. Claudia dice "móvil" y Roc se lleva la mano al oído para hacer el gesto del teléfono. Son dos perfiles de pacientes no verbales. La mejora ha sido substancial. "Ella antes siempre miraba al techo. No miraba a las personas directamente a los ojos. En la sesión de hoy hemos trabajado las emociones, el hecho de mirar las caras de los demás para ver cómo están, y por eso yo no digo la emoción de que tengo para que se fije en mi cara", explica Menén. "Para articular los sonidos necesitamos primero esa mirada previa", añade Jiménez. El objetivo es ahora mejorar la articulación de los sonidos para mejorar su comprensión, ya que los conocidos los entienden, pero el resto, no. Con ambos, el objetivo es hacer crecer el vocabulario y pasar de palabras a hacer frases simples para ampliar la capacidad comunicativa.

Las sesiones no son iguales si los pacientes son adultos que niños. Con un adulto se suele hacer rehabilitación de una habilidad o función afectada y en el caso de los niños a veces también debe apoyarse adquirir nuevas funciones y nuevos aprendizajes, explican estas profesionales. "Y en el caso de los niños también debes maquillarlo y hacerlo divertido", añade Menén. "Tienes que tener los objetivos claros y hacerlo atractivo a través del juego para que los niños colaboren en la actividad y les interese", dice Jiménez. Y, además, hay que adaptar la sesión en función de cómo se encuentra el niño ese día. Y utilizan los cambios de actividad o de dinámicas musicales para que el niño continúe conectado a la actividad y no se distraiga. Es un trabajo en equipo. Con una mirada ya se entienden y si ven que una actividad no está funcionando, enseguida cambian a otra. Se utilizan desde técnicas más pasivas a otras más activas: cantar, bailar, tocar instrumentos, improvisar o crear canciones y cuentos musicalizados. A media sesión se dan cuenta de que pierden la atención de Claudia y cambian el ejercicio por otro más activo donde deben tocar la pandereta.

Sesión de musicoterapia en el Instituto Guttmann de Badalona con Anna (musicoterapeuta) y Andrea (logopeda) con dos niños de 7 y 10 años.

La comunicación es mucho más que hablar

En las sesiones no sólo se trabaja el lenguaje, sino también la atención, la conducta o la memoria, por ejemplo. "Porque cuando hay una afectación neurológica no ha afectado sólo al lenguaje, normalmente es un conjunto de cosas", dice la musicoterapeuta. Se trabaja de forma transversal. "Nos proponemos trabajar el vocabulario o el léxico, pero de forma transversal también estamos trabajando que puedan mantener la atención toda la actividad, que la empiecen y acaben, que de una sesión a otra recuerden las canciones o las actividades ", explica la logopeda. Más allá del lenguaje, la comunicación es también seguir una conversación, esperar el turno, hacer preguntas, escuchar cuando el otro habla... Y hay muchas formas de comunicar, puedes usar el léxico, hablar, gestualizar, señalar. . La comunicación abarca muchos aspectos", dice Menén. "Existe la comunicación verbal, que tiene un peso importante, pero también todo lo que no es verbal, como la entonación o las expresiones faciales. Hay niños muy afectados, pero viendo la expresión o con los pictogramas ya ves que tiene 'está respondiendo', añade Jiménez.

En las sesiones de musicoterapia pediátrica del Instituto Guttmann priorizan a los pacientes con daño cerebral adquirido, menores de seis años y niños con afectaciones cognitivas graves que no pueden beneficiarse del programa informático de rehabilitación y requieren una atención más individualizada. "Se pueden realizar actividades y metodologías diferentes en función de la persona que tienes delante y la necesidad que tenga", dice Menén. "Tenemos en cuenta a la persona que tenemos delante, sus intereses, gustos y aficiones, y ves la evolución. Estamos en un centro donde los pacientes tienden a evolucionar y eso es grafiticando", admite Jiménez.

Se trabajan aspectos muy prácticos para que puedan aplicarlos en su día a día. Por ejemplo, se trabaja vocabulario familiar, conocido y útil. "Que puedan ir a la escuela y aplicar lo que hemos trabajado en terapia con los compañeros o ir a casa y poderlo explicar a papá o mamá, que no sean cosas que no pueden aplicar fuera de aquí. Si no, la terapia quedaría limitada a la sesión y lo que buscamos es que puedan utilizarlo", asegura Jiménez. Este trabajo conjunto entre la musicoterapia y la logopedia es una forma de trabajo pionera en España, puesto que se tiende a trabajar las dos disciplinas por separado. La musicoterapia es una disciplina regulada y reconocida como profesión sanitaria en muchos países y forma parte de los programas de neurorrehabilitación de hospitales internacionales. Aquí no está reconocida. "Se ve como una actividad y no como una terapia y no hay tantos sitios donde se ofrezca en el ámbito clínico", explica Menén. En el Institut Guttmann hace años que se apostó dentro de un equipo multidisciplinar y se trabaja desde una perspectiva médica basada en la evidencia científica.

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