Duelo perinatal

Nacer después de la pérdida: los bebés arco iris

El embarazo después de una muerte perinatal se vive con miedo y con incertidumbre y las gestantes necesitan más acompañamiento del entorno y los profesionales

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Mireia Aznar con su hija Aina.

La tristeza y la culpabilidad son los dos sentimientos que Mireia Aznar explica que la invadieron los días posteriores al 27 de septiembre del 2021, cuando perdió al bebé que esperaba estando de casi nueve semanas de gestación. “Todo iba bien pero tenía un hematoma que debía ir absorbiéndose poco a poco. La doctora no le daba demasiada importancia”, recuerda. "Fue muy duro, más que nada porque no te lo esperas", afirma Aznar. "La ilusión te invade desde el primer día y siempre piensas que no te puede tocar a ti, aun sabiendo que 1 de cada 4 mujeres tienen abortos en el primer trimestre”, añade.

Las mujeres que han sufrido una pérdida gestacional suelen vivir un nuevo embarazo con mucho miedo e incertidumbre. Tal como matiza Clara Garcia, comadrona del grupo de trabajo de duelo perinatal de la Asociación Catalana de Comadronas, el miedo es sobre todo “por si ocurre lo mismo nuevamente, tanto si se sabe cuál va a ser la causa como si no". La sensación de desconocimiento, de confianza plena y ciega en los controles del embarazo, "así como la inocencia de pensar que estas cosas no pasan si haces todo lo que recomiendan profesionales sanitarios ya no está”, añade Garcia.

Glosario de conceptos
  • Bebé estrella

    Es aquél que muere durante un embarazo que no llegó a cabo. Se le llama así porque, a pesar de no llegar a nacer, siempre acompañará a los padres de algún modo, como una estrella en el cielo.

  • Bebé arco iris

    aquél que nace sano después de una pérdida gestacional o perinatal. Se les llama así porque, como el arco iris, aparece cuando sale el sol después de un día de lluvia, aportando luz a la vida después de un suceso tan doloroso.


"Atravesar el proceso de duelo"

Preguntada por cómo trabajar este tipo de duelo, la psicóloga perinatal Paola Roig apunta que ella prefiere hablar “de atravesar el proceso de duelo, o de elaborar o integrar la pérdida”. Como sociedad, lamenta, "queremos que todo pase rápido, especialmente el malestar, como si fuera posible transitar por un proceso de luto sin sentir la pena o el dolor". Asimismo, Roig valida totalmente el miedo que se siente durante estos embarazos, llamados arco iris. "Hay una parte del miedo que forma parte del proceso y debemos poder transitarlo", señala. También puede ayudar, añade la psicóloga perinatal, conectar con la confianza, es decir, "confiar en nuestros recursos y en nuestras capacidades para hacer frente a todo lo que venga". De hecho, aquellas mujeres y parejas que tras la pérdida deciden volver a intentarlo, pese al miedo y la angustia, "ya se están enfrentando de alguna manera", puntualiza. En este sentido, Roig apunta que no hay ningún tiempo prudencial para volver a intentarlo, pero lo que sí hace falta “es poder parar, escucharse, dar lugar a todas las emociones que se mueven, entender por qué nos corre tanta prisa o por qué queremos esperar”.

Mireia Aznar recuerda que, después de la pérdida, tanto su pareja como ella estaban muy tristes. Aún así, tenían claro que querían buscar un nuevo embarazo. Antes, sin embargo, hicieron una despedida en la bebé estrella. “De repente pasas de tener a tu bebé dentro a no tenerlo y la despedida nos ayudó a entender que ya no estaba”, subraya. A pesar de llorar mucho, “sobre todo cuando miraba al cielo y veía a una estrella”, Mireia no podía quitarse de la cabeza la idea de tener un hijo. “Tuve que ir a una psicóloga perinatal para aceptar todo lo que me estaba pasando, pero querer volver a quedarme embarazada me ayudó a salir adelante”. Dos meses después ya estaba de nuevo embarazada. “El duelo no lo había superado, ni mucho menos, recordaba a mi primer bebé y decidí hacerle un hueco en mi vida; desde entonces supe que el nuevo embarazo era de mi segundo hijo o hija”, puntualiza.

Necesidad de más acompañamiento

La matrona Clara Garcia apunta que las mujeres embarazadas después de una pérdida suelen necesitar más controles y más contacto con los profesionales que acompañan a la gestación. “A veces necesitan más controles rutinarios y ecográficos, pero también más tiempo para poder compartir miedos, deshacer miedos infundados que no tienen fundamento clínico o fisiológico y compartir toda esta angustia con una profesional que le escucha, respeta la situación que está viviendo y no la desprecia en su duelo, sino que la entiende y acompaña”. El objetivo, sigue Garcia, es vivir este nuevo embarazo como distinto. Sabiendo que no comparar es casi imposible, la matrona destaca la importancia de reconocer “que no viene para suplir ninguna ausencia, sino que es único, al igual que el otro”.

Sentirse escuchadas y no juzgadas es clave, ya que a veces, por puro desconocimiento, el entorno de estas parejas sueltan comentarios que minimizan o invalidan todo lo que sienten. El soporte social, en este sentido, es fundamental. "Necesitamos espacios seguros donde poder compartir, poner palabras a las emociones que vamos sintiendo sin miedo ni vergüenza y dar sentido a todo lo que nos va pasando", subraya Paola Roig. En estos espacios las futuras madres de un bebé arco iris podrán vivir acompañadas momentos que, en palabras de la matrona Clara Garcia, son especialmente complejos, como por ejemplo “cuando el nuevo embarazo está en torno a las semanas en que tuvo puesto la anterior pérdida, o cumpleaños como la fecha probable de parte del bebé estrella”, que tanto las remueven. En cada control y ecografía la inocencia de pensar que todo irá bien es sustituida por la incertidumbre "y la mujer debe poder expresarla en un entorno seguro emocionalmente".

Emociones ambivalentes

Paola Roig alerta de que incluso cuando el proceso de duelo ya se haya cerrado, un nuevo embarazo suele reactivar las emociones dolorosas vividas anteriormente: “El hecho de tener emociones ambivalentes, sentir tristeza o malestar, a menudo genera mucha culpa en las madres”. Cuando estamos embarazadas parece que tengamos que estar felices y que no podamos oír nada más. "Socialmente no suelen validarse otras emociones, y eso hace que la culpa aumente aún más", lamenta.

Mireia Aznar recuerda perfectamente el entramado de emociones que vivió durante su segundo embarazo, el de la pequeña Aina, que tiene ahora 13 meses. Reconoce haber sentido miedo desde el primer día y haber consultado cada dolor, cada sensación y todo lo que le ocurría con el médico. “Teníamos miedo a dar la noticia, pero decidimos darla a la familia. Yo iba con pies de plomo, pero al mismo tiempo sabía que todo iría bien. Estaba muy controlada y preparé muy bien la casita del bebé”, recuerda. Asimismo, reconoce que le ayudó mucho escribir un diario en Aina y expresar lo que sentía, sobre todo en torno a la semana nueve –la fecha de pérdida del primer embarazo–: “Esta barrera, una vez pasada, al igual que el primer trimestre, me permitió relajarme”, explica. Sin embargo, reconoce que les costó empezar a comprar cosas para la niña y el entorno también tardó en hacerles regalos.

Estrategias para vivir de la mejor manera un embarazo arco iris

La psicóloga perinatal Paola Roig apunta cuatro estrategias para vivir un embarazo arco iris de la forma más saludable posible:

· Buscar un grupo de iguales con los que compartir. El poder compartir con otras mujeres que pasan por una situación similar es una gran prevención a nivel de salud mental.

· Expresar cómo nos sentimos con nuestra red afectiva, nuestra pareja, nuestras amigas.

· No tener miedo a expresar todas las dudas que tengamos en nuestra matrona o ginecóloga.

· Si sentimos mucho malestar es importante poderlo consultar con una profesional, no es necesario sufrir tanto.


El momento del parto

Aunque cuando avanza el embarazo las mujeres son capaces de llegar a establecer un vínculo con el bebé –lo que la angustia a veces dificulta–, los sentimientos ambivalentes siguen. La matrona Clara Garcia dice que elaborar un buen plan de parto puede ser muy útil. “Conocer lo que va a pasar, lo que puede pasar y cómo se resolvería, cuáles son las opciones y los profesionales que van a intervenir, etc. puede ayudar a mantener la calma”, apunta. Mireia Aznar lo hizo: “Me informé mucho sobre los partos y tenía claro cómo quería que fuera el mío. Sabía que sería el único hijo que tendría y quería disfrutarlo al 100%”. Una vez que Aina llegó sana al mundo después de un parto largo, Mireia afirma que entendió “qué es el amor y que las cosas malas, aunque pasen una vez, no necesariamente deben volver a pasar”. De lo que también está segura es que “nunca” olvidará el bebé estrella que llevó a dentro: "Siempre tendrá un sitio dentro de mi familia”.

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