FINANZAS

El parado que quiere crear un banco "al servicio de Cataluña"

Joan Olivé, sublevado contra las entidades financieras, impulsa desde 2014 una cooperativa de crédito que capte "ahorro catalanista que trabaje por el país"

Albert Vidal
4 min
El parado que quiere crear un banco "al servicio de Cataluña"

Joan Olivé era en el 2014 uno parado de 56 años que colaboraba con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca del Alt Camp. Una mañana le tocó ir a detener un desahucio. Parado en medio de la calle, en una urbanización donde tenía la casa "un albañil que había comprado algo por encima de sus posibilidades", esperaba los Mossos d'Esquadra y se escuchaba la historia de un ex trabajador de Caixa Tarragona que acababa de prejubilarse. “Me puso la cabeza como un timbal explicándome toda la putrefacción que había visto”, recuerda ahora. Poco después, y mientras iba creciendo en él la convicción de ser un catalán cabreado, asistió a una conferencia de la monja Teresa Forcades, que defendió que habría que “reinventar las cajas de pensiones en su vertiente más positiva”.

Olivé, persona entusiasta y vehemente que no para de gesticular, por lo que dificulta incluso el trabajo del fotógrafo, trabajaba en el mundo de internet e hizo una consulta rápida: el dominio CaixaCatalana.cat estaba libre. “Caixa.cat no estaba libre, le tendrá alguien para tocar la pera”, protesta. Así, por 29,5 euros que costaba el dominio, se convirtió en un moderno Sísifo de las finanzas catalanas: se propuso crear una nueva caja de ahorros.

Desde el primer día sabía que no sería fácil: se puso en contacto con diferentes economistas y profesores de universidad para comentarles el proyecto muy consciente de que "las cajas habían caído como moscas, sólo en Cataluña desaparecieron nueve". Fue en esta fase cuando contactó con Joan Ramon Sanchis, catedrático de la Universidad de Valencia, experto en economía cooperativa y autor de ¿Es posible un mundo sin bancos? Este experto le dio un consejo: olvidarse de la posibilidad de montar una caja de ahorros y apostar por una cooperativa de crédito. Al otro lado del teléfono, Sanchis explica al ARA el porqué del consejo.

“Con la ley de cajas de diciembre del 2013, las cajas de ahorros deben estar por debajo de los 10.000 millones en activos y deben tener una cuota de depósitos inferior al 35%”, explica. Consciente de que el proyecto de Caixa Catalana es mucho más modesto que esto, Sanchis añade un argumento más. “Siempre he defendido que la desaparición de las cajas de ahorros se produjo porque el Banco de España siguió una hoja de ruta de políticos y banqueros; sería muy difícil que el Banco de España creara una nueva ficha bancaria para una caja de ahorros”, admite.

Así, Caixa Catalana sigue haciendo su camino con el mismo objetivo formal pero con una forma diferente: ahora el objetivo es ser el 2019 una cooperativa de crédito; pero antes, en 2017, abrir la persiana ya como una cooperativa de servicios financieros, lo que se conoce como un banco en la sombra. Olivé lo explica gráficamente: "Es como un banco de sangre, donde no puedes dar más de lo que tienes".

Para hacer posible este proyecto, en Olivé y el centenar de activistas que ahora mismo están involucrados en el producto, los se necesitan cinco millones de euros. "¿Te parece mucho?", pregunta Olivé. “Pues para abrir un banco es peor, ¡hacen falta 18 millones!” La cantidad que necesita la quiere alcanzar llegando a 50.000 personas que aporten 100 euros cada una. Esto sería para arrancar: después vendría el verdadero objetivo de Olivé. “Captar ahorro catalanista de los catalanes de la Meridiana [en referencia a los sectores soberanistas], que trataremos de remunerar con un 0,3% o 0,5% de interés”. De ese dinero, un 20% deberían reservarlo para contingencias.

Olivé es bien consciente de que lo que pide no es fácil. Lo dice él mismo en voz alta: “Estamos pidiendo que nos confíen los ahorros siendo conscientes de que no les podremos garantizar los 100.000 euros que sí les garantizan otras entidades en caso de bancarrota”, dice, en referencia a que una cooperativa de servicios financieros quedaría fuera del Fondo de Garantía de Depósitos, al menos hasta que fuera una cooperativa de crédito (aunque las cooperativas de crédito no siempre están en el Fondo de Garantía de Depósitos). Cuando se le hace notar que pedir los ahorros de los clientes sin esa garantía es difícil, Olivé se enciende: “¿Y qué? No puede hacerse más. Ve a hablar con los preferentistas, no seríamos los primeros que tenemos un problema así”, exclama.

La causa, en cualquier caso, lo vale: Olivé y el resto del equipo de Caixa Catalana sueñan en una entidad que ponga sus recursos "al servicio de Cataluña". Así lo explica: “¿Cuál es el mayor problema que tenemos? El paro. Pues nosotros daríamos créditos a proyectos de autoempleo ya empresas de hasta tres trabajadores”. Según dice, no financiarían "ni ladrillo ni préstamos al consumo", siguiendo modelos que ya existen en Europa. Precisamente éste es uno de los objetivos a medio plazo del proyecto: “Encontrar novia en Europa” para tener una licencia bancaria internacional compartida. De momento, ya se han puesto en contacto con una entidad francesa, una austríaca y una alemana.

Olivé, el alma del proyecto, explica sin tapujos que dejó sus estudios a los 14 años. Esto no le frena. Dice que existe una “gran bolsa de directivos bancarios expulsados ​​del mercado laboral de la crisis” que podrían encargarse de la gestión. Y añade un deseo: “No sabes lo que daría para poder viajar en 1904 y ver cómo empezó la Caja de Pensiones”.

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