El Parlamento Europeo: ¿cementerio de elefantes o trampolín político?

La Eurocámara cuenta con nombres de una dilatada trayectoria política, pero cada vez más hay más eurodiputados jóvenes que dan el salto a la política estatal

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Un pleno del Parlamento Europeo en una imagen de archivo.

EstrasburgoLa fama que persigue el Parlamento Europeo dice que se trabaja poco y se cobra mucho, especialmente en lo que se refiere a los eurodiputados. Y las críticas se centran contra aquellos que han estado en la primera línea política de sus respectivos países y deciden terminar su carrera profesional en la Eurocámara, a los que a menudo se les acusa de buscar una jubilación de oro por adelantado. Ahora bien, cada vez son más los que hacen el camino a la inversa: se inician en la cámara comunitaria —algunos jóvenes y como asistentes parlamentarios—, se foguean y acaban dando el salto a la política estatal. "Esto ha ido cambiando con el tiempo, y las dos esferas políticas, la nacional y la europea, están muy conectadas", asegura una fuente del equipo de prensa del Parlamento Europeo en el ARA.

El catedrático en Relaciones Internacionales de la Universidad de Barcelona (UB), Andreu Olesti, apunta que se debe a que la Eurocámara "ha ido ganando competencias" y "su capacidad de decisión y legislar se ha ido incrementando" durante los últimos años. Y, por este motivo, el experto recuerda que el Parlamento Europeo cada vez tiene más visibilidad y "los mismos partidos políticos se lo toman más en serio", si bien admite que en el imaginario colectivo se mantiene la idea de que los europarlamentarios "no trabajan mucho y tienen pocas responsabilidades".

Desde el equipo de prensa del Parlament, destacan que la experiencia en Bruselas se cotiza al alza y que se puede utilizar como un trampolín a la política estatal. Uno de los últimos ejemplos es el expresidente del grupo europarlamentario de los liberales (Renew), Stéphane Séjourné, que ha abandonado el Parlamento Europeo para ser ministro de Asuntos Exteriores de Francia. Como el ex eurodiputado de los Comunes Ernest Urtasun, que empezó en la Eurocámara como asistente de Raül Romeva, y ahora ha sido nombrado ministro de Cultura; o la ex eurodiputada de Izquierda Unida Sira Rego, ahora ministra de Juventud e Infancia. También dejaron el cuarto comunitario representantes portugueses para entrar a formar parte del gobierno de Luís Montenegro.

Unos años antes dieron el mismo paso dirigentes de toda la Unión Europea, como la ex primera ministra de Estonia y próxima jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas; la ex primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, o, entre otros muchos, el expresidente de Eslovenia, Borut Pahor. También habían pasado por la Eurocámara antes de ocupar altos cargos en sus respectivos países los dos expresidentes de Hungría, Pál Schmitt y János Áder, el exjefe de estado de Estonia, Toomas Hendrik Ilves, el exprimer primer ministro y actual presidente de Finlandia, Alexander Stubb, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, el exvicepresidente del Gobierno Oriol Junqueras o los exconsejeros de Exteriores Raül Romeva y Ernest Maragall.

Silvio Berlusconi, Kaja Kallas, Simone Weil, Dolores Montserrat y Ernest Urtasun.

En este sentido, Olesti destaca que haber pasado por las instituciones europeas viste los currículos de los políticos e, incluso, algunas personalidades han logrado "revalorarse" en Bruselas, sobre todo si han ocupado cargos en la Comisión Europea. Es el caso de, por ejemplo, el ex secretario general del PSOE Joaquín Almúnia, que fue vicepresidente del ejecutivo comunitario y titular de Competencia, o del expresidente de la Comisión Europea y ex primer ministro italiano Romano Prodi.

También, cada vez más, los ejecutivos estatales priorizan tener nombres destacados en instituciones europeas aunque les suponga perder un activo en su gobierno. Los casos más recientes en España, por ejemplo, son la exvicepresidenta y ministra de Economía Nadia Calviño, que ahora es presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el ex ministro de Asuntos Exteriores Josep Borrell, actual jefe de la diplomacia europea, o el ex ministro de Economía español Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Además, la actual vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, la cabeza de lista del PSOE en las elecciones europeas, ansía ocupar la cartera de la Agenda Verde en la Comisión Europea.

Una retahíla de ex

Pero el Parlamento Europeo ha tenido sobre todo nombres que ya llegan con una dilatada trayectoria a sus espaldas. Uno de los más destacados es el magnate de los medios de comunicación y ex primer ministro italiano, el difunto Silvio Berlusconi. También fue europarlamentario y presidente de los liberales europeos el ex primer ministro de Bélgica Guy Verhofstadt, el ex primer ministro de Polonia Jerzy Buzek, la ex ministra de Salud Simone Weil o, entre otros, el expresidente de Francia Valéry Giscard de Estaing.

Actualmente, sin embargo, en la Eurocámara hay muchos exministros, especialmente de los partidos que se encuentran en la oposición a su estado. En la anterior legislatura, sólo del PP estaba Dolors Montserrat, que repite como cabeza de lista de los populares, Pilar del Castillo, José Manuel García-Margallo y Juan Ignacio Zoido, aparte de Javier Zarzalejos, ex director de la FAES y jefe de gabinete del expresidente del gobierno español José María Aznar.

En el grupo de Cs también estaba el expresidente del gobierno de las Islas Baleares José Ramón Bauzá. En cuanto a socialistas, estaba el exministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar. Y de Junts, aunque por motivos excepcionales, los ex consellers Toni Comín y Clara Ponsatí, y el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont.

Pese a que a menudo se critica que, como el Senado en España, el Parlamento Europeo recibe viejas glorias de todo tipo o mantiene con trabajo temporalmente a dirigentes que se han quedado sin cargo en sus respectivos estados, el equipo de prensa del Parlament Europeo contrapone que es "positivo" para la institución "tener a gente con experiencia nacional" porque ya saben, por ejemplo, cómo negociar con un gobierno o cómo funciona un Parlamento. Además, el portavoz de la Eurocámara celebra que cada vez haya más políticos que comienzan su carrera política en Bruselas y que "haya más mezcla y equilibrio entre eurodiputados jóvenes y veteranos".

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