PSOE y Junts: un buen acuerdo

Pedro Sanchez y Miriam Nogueras
28/01/2025
3 min
Regala este articulo

Después de mucha gesticulación a ambos lados, se ha impuesto el sentido común. En tiempos de turbulencias y maximalismos, es una buena noticia que se sepa encontrar puntos de entendimiento y se haga política. Por interés mutuo –ambos ganan– y por sentido de responsabilidad hacia los ciudadanos, PSOE y Junts han llegado a un acuerdo para salvar las pensiones, las ayudas al transporte ya los afectados por la DANA en el País Valenciano y la prohibición de algunos desahucios, entre otras medidas sociales del decreto ómnibus del gobierno español. Políticamente, unos y otros pueden decir que salen vencedores de un pulso en el que ninguno de los dos negociadores quería romper la cuerda. Así como el pacto es ahora uno win-win, el fracaso habría sido también culpa de ambos. Millones de jubilados y de personas que van justas de ingresos y que ahora se sienten aliviadas se lo habrían reprochado. La política que aporta soluciones y resulta útil es la buena, naturalmente sin renunciar a posicionamientos ideológicos ni horizontes de futuro.

Pero vayamos a la concreción. El presidente español, Pedro Sánchez, ha sacado pecho legítimamente sobre todo de la aprobación de un paquete social primordial para su programa de gobierno, pero también del mantenimiento de Junts dentro de la mayoría política heterogénea que le apoya y, por tanto, de el arrinconamiento del PP en la oposición sin la eventual posibilidad de sumar socios fuera de la extrema derecha de Vox. En cuanto al partido de Puigdemont, ha logrado hacer valer a sus diputados troceando, tal y como había exigido, el decreto ómnibus inicial, que de 80 medidas ha pasado a 29 (han quedado fuera sobre todo las de carácter económico); además, también se apunta el compromiso, por parte del PSOE, de tramitar una proposición no de ley reclamada por Junts en la que se instará al presidente español a someterse a una cuestión de confianza en el Congreso. Puigdemont lo había puesto como condición sine qua non para seguir confiando en Sánchez. Sin embargo, finalmente, tal y como exige la Constitución, el texto hará recaer la competencia en la presidencia del gobierno español. Es decir, habrá debate pero no cuestión de confianza.

La relación entre el PSOE y Junts sigue, pues, en la línea de la normalización. Al menos en los resultados prácticos, cada vez se parece más a la que tenían los socialistas con la antigua Convergència oa la que ha seguido manteniendo con el PNV. El hecho de que al otro lado del tablero político haya un PP en competencia con Vox disuade a los junteros de llegar a la ruptura con Pedro Sánchez. Es verdad, como dice su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, que no se sienten parte de ninguno de los dos bloques ideológicos, pero también resulta obvio que les costaría mucho alinearse, aunque fuera puntualmente, con la derecha radicalizada españolista, con la cual, entre otras cosas, se alejaría la aplicación de una amnistía efectiva a la que de momento se está resistiendo con uñas y dientes el alta judicatura. En cualquier caso, la radicalidad de PP y Vox es la ventaja que permite al presidente Sánchez seguir jugando en la cuerda floja con una mayoría tan diversa e inestable. Sin embargo, haría bien en no seguir tentando la suerte y consolidar y cumplir los acuerdos, además de negociar con tiempo.

stats