Biomedicina

Cómo rejuvenecer el sistema inmunitario... y todo lo demás

Un tratamiento con anticuerpos equilibra las células madre y reactiva la inmunidad

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Una persona mayor caminando por el bosque.

Aunque, a simple vista, no podamos distinguirlo, se cree que el cuerpo humano envejece a diferentes velocidades. Es decir, cada órgano tendría su ritmo de deterioro, que no sería igual de una persona a otra. Por eso hay gente que primero tiene problemas de corazón, mientras que a otros les empieza a fallar el hígado, o se arrugan antes. Estos procesos los determinan tanto la genética como el azar y el estilo de vida que llevamos, y todavía no estamos en condiciones de medir o predecir qué tejido se está degenerando más rápido. Poder hacerlo sería un importante paso adelante para desarrollar terapias específicas para fomentar un envejecimiento más saludable. Recientemente se ha descubierto una de estas intervenciones que podría rejuvenecer parte del cuerpo, en este caso el sistema inmunitario: eliminar células madre sobrantes.

El sistema inmunitario es un complejo conjunto de células y moléculas que actúan de forma coordinada para protegernos de diversas amenazas. La principal es la invasión de microbios capaces de causar enfermedades, pero luchar contra las infecciones no es su única misión: también se encarga de eliminar células que, por cualquier motivo, han dejado de hacer bien su trabajo . En esta categoría se encuentran las células malignas, que si no se destruyen a tiempo pueden llegar a formar un cáncer.

Últimamente se ha descubierto que las células viejas también son víctimas de este proceso interno de limpieza. De este modo, el sistema inmunitario lucha contra el envejecimiento, y lo hace de una manera muy efectiva, al menos durante varios años. Con el paso del tiempo las células que deben protegernos sufren también ellas mismas los efectos de la edad, y su eficacia declina. Esto hace que no sólo seamos más vulnerables a cánceres e infecciones (todos sabemos que enfermedades como la gripe o la covid-19 son más graves en las personas mayores), sino que, además, los tejidos por lo general se deterioren más rápidamente. Por todos estos motivos restaurar las funciones originales del sistema inmunitario es una de las estrategias que debería tener un mayor impacto a la hora de mejorar la salud de las personas mayores y, de rebote, seguramente alargaría la esperanza de vida.

En un artículo publicado hace unas semanas en la revista Nature, el grupo dirigido por el doctor Irving Weissman, de la Universidad de Stanford, en California, ha demostrado que se puede hacer que el sistema inmunitario recupere parte de esa fuerza que tenía en la juventud. El truco es mantener unas reservas equilibradas de los distintos tipos de células madre. Todas las células de la sangre (tanto los glóbulos blancos como los rojos y las plaquetas) derivan de unas células madre que hay en el tuétano, que se encargan de ir produciendo cuando hacen falta . El grupo del doctor Weissman se dio cuenta de que, con el paso del tiempo, estas células madre fabricaban menos linfocitos, los glóbulos blancos implicados en la defensa inmunitaria, y, en cambio, producían un exceso de glóbulos rojos, plaquetas y células lulas que generan inflamación.

El siguiente paso fue tratar de restablecer el equilibrio de células que hay en la sangre joven, y para ello trataron a un grupo de ratones viejos con unos anticuerpos manipulados para reconocer específicamente una proteína que hay sólo en la superficie de las células madre que producen los excedentes que se ven en los animales viejos. Cuando los anticuerpos se unían a estas células, el mismo sistema inmunitario las eliminaba y la composición de la sangre se parecía más a la de los jóvenes, con mayor proporción de linfocitos. El efecto se mantenía hasta dos meses después de una sola dosis de anticuerpos, que es el tiempo que siguieron los animales, y todavía no se sabe si es permanente oa la larga se volvería a perder el equilibrio.

El resultado de este cambio de composición del tuétano era que los ratones tratados estaban mejor protegidos contra infecciones y, a la vez, tenían menos marcadores de inflamación en los tejidos. Los investigadores creen que este rejuvenecimiento de la sangre hace que el sistema inmunitario revitalizado pueda también limpiar mejor los órganos de las células viejas que se acumulan. Por tanto, la combinación de ello y la reducción de la inflamación crónica de fondo, que se sabe que es otro de los factores que contribuye al envejecimiento, hace pensar que estos ratones se convierten globalmente más jóvenes.

Es pronto para saber si este tratamiento de anticuerpos se podrá aplicar en humanos, aunque todo hace suponer que la idea de equilibrar las células del tuétano debería funcionar en otros mamíferos, porque todos compartimos mecanismos de envejecimiento similares. Los científicos están investigando ahora esa posibilidad, que dicen que podría probarse en ensayos clínicos en menos de cinco años. En cualquier caso, el estudio es una prueba más de que el sistema inmunitario y la inflamación juegan un papel decisivo en el deterioro de las funciones de un organismo que se ve con la edad, y apoya la idea, predominante entre los expertos en el tema, que el envejecimiento no debería ser necesariamente un proceso unidireccional e imposible de modificarlo.

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