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Sydney: viaje a la ciudad más cosmopolita de las antípodas

Esta urbe atrae y fascina, lo hace con las velas blancas que decoran la Opera House, sus playas de arena blanca, la gastronomía, los espacios verdes y su excelente calidad de vida

Sergi Reboredo
6 min
Sydney Opera House y el puente Harbour al atardecer

Sydney¿Quién no conoce el famoso edificio de la Ópera de Sydney? ¿O sus conocidas playas y su espíritu urbano y cosmopolita?

Sydney es sofisticada y dinámica, y es la ciudad más poblada y más extensa de toda Oceanía. Uno de los grandes símbolos de la ciudad, el edificio de la ópera, conocido como Opera House, cuenta con el reconocimiento de haber sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En este edificio se han representado grandes obras de teatro, ballet, musicales y, lógicamente, las mejores óperas del mundo. Esta gran obra arquitectónica, inaugurada en 1973 después de más de catorce años de construcción, actualmente es el lugar de encuentro de muchas celebraciones, como la festividad de Año Nuevo. Su característico techo de conchas es visible desde cualquier parte de la bahía, y al atardecer muchos fotógrafos se instalan con su trípode en Farm Cove, justo en frente de la Ópera, para esperar la puesta de sol y hacer una foto. Es un momento mágico.

El edificio de la Ópera de Sydney es uno de los reclamos turísticos más importantes de la ciudad.

La zona de Circular Quay va desde la Opera House hasta el puente de la bahía de Sydney. Es un paseo peatonal situado junto a la terminal de transbordadores que conectan la ciudad con los suburbios de la ribera. En Circular Quay también hay restaurantes y tiendas, siendo el principal centro de transporte para taxis acuáticos, cruceros, autobuses, trenes y taxis. El Museo de Arte Contemporáneo también se encuentra en las inmediaciones. Además de una colección permanente con obras de Hockney, Warhol, Lichtenstein y Christo ofrece exposiciones temporales de artistas locales y extranjeros. Junto al museo está situado The Rocks, el barrio más antiguo de la metrópoli, con calles empedradas y rincones que evocan el inicio de la época colonial. En Susannah Place, por ejemplo, todavía se puede visitar un conjunto colonial de cuatro casas adosadas de ladrillo y piedra arenisca construidas en 1844 y reconvertidas hoy en museo. Estas viviendas se salvaron milagrosamente de las demoliciones que tuvieron lugar después de la peste bubónica de 1900 y de las sucesivas proyecciones urbanísticas del puerto de Sydney. Los fines de semana, The Rocks Market se convierte en un punto de encuentro y ebullición. Decenas de tiendas de artesanía y restaurantes variados se agolpan bajo un inmenso toldo en la calle St. George. Todo gira en torno a la cultura australiana y, además, es el lugar perfecto para probar platos locales y tradicionales, como por ejemplo la carne de canguro o de cocodrilo.

La zona de Darling Harbour tiene centros comerciales, tiendas y restaurantes.
Un barco navega por Circular Quay, la principal terminal de ferrys

Otro edificio interesante para visitar es el de la antigua aduana, Custom House, que fue diseñado en 1885 por el arquitecto James Barnet. En la actualidad alberga un interesante museo y una biblioteca. En la planta baja se encuentra expuesta de manera permanente una maqueta de 4,2 x 9,5 metros del centro de la ciudad. Está situada debajo de un bloque de cristal que puede pisarse. Desde The Rocks cruza la bahía el famoso puente de la bahía de Sydney, hasta la zona norte de la ciudad. 150.000 vehículos cruzan cada día este puente para llegar al centro o salir del mismo. Se inauguró en 1932 y tiene un carril peatonal y otro para bicicletas, además de dos vías de tren y ocho carriles para coches. Incluso hay una atracción turística, el Bridge Climb, que permite acceder al punto más alto del arco del puente, a 135 metros de altura. Esta infraestructura fue levantada por 1.400 trabajadores, 16 de los cuales perdieron la vida durante su construcción y su mantenimiento todavía supone algún quebradero de cabeza. Por ejemplo, pintarlo no es tarea fácil, ya que se requieren 30.000 kilos de pintura para darle una sola capa, lo que sería equivalente a 60 campos de fútbol.

En el extremo opuesto de Circular Quay y muy cerca de la Opera House encontramos otra parada obligada para cualquiera que visita la ciudad: el Jardín Botánico. Representa, con sus 30 hectáreas, el pulmón verde de Sidney. Es el lugar perfecto para los runners y para quienes buscan un lugar tranquilo, alejado del ruido y el tráfico, o para quienes quieren disfrutar de un picnic. La entrada es gratuita, abre todos los días de la semana y, por supuesto, está permitido pisar el césped. El área cuenta con varios restaurantes, el Conservatorio de Música y la Casa del Gobernador, un edificio de estilo neogótico que fue residencia de los gobernadores del estado hasta 1996.

El centro de la ciudad es vibrante, sobre todo la zona del downtown. La silueta urbana del distrito financiero rebosante de rascacielos maravilla tanto turistas como autóctonos. En sus calles se han rodado películas como Matrix. Así, en la famosa trilogía, el centro comercial The Metcentre se convertía en las oficinas de Metacortex, la empresa en la que trabajaba el protagonista, el pirata informático Neo. Otros escenarios de la trilogía de las hermanas Wachowski fueron la fuente de Martin Place, el Colonial State Bank Centre, el hotel Westin Sydney o la Market Street.

Si lo que desea es disfrutar de las mejores vistas de la ciudad debe subir a la Torre de Sydney. Con un diseño futurista, capaz de resistir terremotos y vientos huracanados, se acabó de construir en 1981.

La silueta de la Torre de Sydney con el Jardín Botánico debajo.

La Torre, con nueve plantas, tiene capacidad para 1.000 personas y cuenta con un restaurante giratorio, una cafetería y una planta de observación. En la parte superior, los más osados pueden salir al exterior y hacer el skywalk, con la única pega que, por seguridad, está prohibido llevar teléfonos móviles o cámaras fotográficas.

En cambio, si lo que te apetece es ir de compras, no se puede perder el centro comercial Stand Arcade, pensado para la gente con clase. Restaurado recientemente y lleno de restaurantes gourmet y boutiques de lujo, muestra con estilo su esencia victoriana. Para compras más asequibles se puede dar un paseo por Chinatown, donde encontrará tiendas de souvenirs made in China. En sus calles se encuentra el Paddy's Markets, el más antiguo y conocido de los mercados de Sydney, y que hoy forma parte del Market City Shopping Centre, en el que se encuentran tiendas de moda a precios bajos, restaurantes asiáticos y un multicine. En cambio, el Darling Harbour está considerado el centro del entretenimiento de la ciudad. Aquí encontrará muchos hoteles, bares y restaurantes con vistas al puerto. También hay un cine Imax, una noria, el Jardín Chino de la Amistad, el Museo de Navegación y el Acuario de Sydney, entre otras muchas atracciones.

Y para los amantes de la gastronomía, uno de los mejores restaurantes de la ciudad es el Gowings Bar & Grill, situado en el interior del QT Hotel. Con un diseño contemporáneo vanguardista ofrece platos de alta cocina inspirados en el estilo de una brasserie europea utilizando productos frescos de proximidad. Y es que estar situado en el interior del Hotel QT es ya todo un símbolo de calidad. De diseño vanguardista, y construido en el interior de dos edificios históricos, se ha convertido en un sitio cool de referencia donde se respira un aire vintage tanto en sus paredes como en su decoración. Y ya que está ahí, no se pierdan su ascensor, que resulta sorprendente porque detecta la cantidad de personas que transporta y adapta la música a su gusto: canciones de amor para parejas, melodías solitarias para solteros y canciones festivas cuando hay mucha gente.

Y para terminar de disfrutar de la ciudad, lo mejor es reservarse un día de sol y playa. Por eso, una buena opción es planificar una excursión al barrio costero de Bondi Beach, situado a 40 minutos en coche del centro. En vez de ir directamente, lo mejor es tomar el autobús 372 o 373 y bajar a la zona de Coogee, desde donde comienza un agradable camino de ronda que serpentea por los acantilados hasta llegar a la playa de arena dorada de Bondi, el lugar predilecto de los surfistas.

El camino que sale de la zona de Coogee llega hasta la famosa playa de Bondi Beach.
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