La gran sequía

Tala de árboles para contener "la peor campaña de incendios" de la historia

El Grupo Especial de Prevención de Incendios intensifica el desbroce para asegurar zonas seguras a los bomberos en caso de fuego

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Un trabajador forestal del GEPIF desbrozando un área seca en el Cap de Creus.

Cabo de CrucesCada día, de enero a junio, decenas de trabajadores forestales de la Generalitat desbrozan los bosques de Catalunya con el objetivo de prevenir posibles incendios de cara al verano. Forman parte del Grupo Especial de Prevención de Incendios (GEPIF), que se encarga de limpiar franjas estratégicas que han estado marcadas sobre el mapa por los técnicos de cada comarca. El objetivo es garantizar perímetros de hectáreas de seguridad que permitan a los bomberos trabajar en un futuro y contener los fuegos que puedan declararse. Este mes de marzo, por culpa del mal estado de la vegetación por la sequía y las altas temperaturas, el departamento de Acción Climática ya tiene en plantilla todos los refuerzos de las brigadas que normalmente se incorporan en verano. Toda prevención es poca. Los trabajos que se realizan son muy intensos porque las circunstancias son muy adversas: si no llueve, se prevé la "peor campaña de incendios" de la historia reciente, advierte el Gobierno.

“Estamos en marzo y el bosque está agotado, se nota con todo el polvo que levantamos a la hora de trabajar. Antes cortábamos ramitas y eran tiernas, mientras que ahora, sólo con el cambio de color, ya se ve que la cosa va mal”, radiografía Eduard Ortega, que trabaja en el GEPIF del Alt Empordà. El ARA acompaña a su equipo que, en esta ocasión, se ha trasladado hasta el cabo de Creus. Estas semanas concentran sus esfuerzos sobre todo en el macizo de la Albera y en el parque natural, amenazado por los incendios de tramontana. Aunque no tiene una vegetación extremadamente densa, acapara kilómetros de montañas verdes asoladas por el viento hasta llegar al mar. "La sequía se nota enseguida, es aún más exagerado que el año pasado: tenemos los esqueletos de los matorrales a la vista y todo ello es un polvorín potencial después de tres veranos sin lluvia", asegura Ortega.

La comarca altempordanesa es una de las regiones donde menos ha llovido de Cataluña por la sequía y donde, últimamente, se han producido los incendios más importantes del país, como los de Colera y Portbou del pasado verano. Se calcula que en toda Cataluña, cerca de unas 10.000 hectáreas de vegetación están en situación muy crítica, contando la Cataluña Central y en la zona del Baix Llobregat, en Barcelona, ​​pero sobre todo en el norte de la demarcación de Girona.

“El año pasado, aún no sé cómo, nos salió barato, pero éste no sé cómo lo haremos”, admite Ortega. Bajo la base militar del Pení, por ejemplo, entre Roses y Cadaqués, nueve operarios actúan para talar una explanada de matorrales altos con tractores picadora, un brazo para abrir caminos, una grúa y desbrozadoras. Tras esta acción estratégica, queda a la vista un campo desbrozado rodeado de pistas de fácil acceso, fundamental para que los bomberos puedan frenar las llamas desde una zona de seguridad. Una vez hecha esta actuación para mantener los espacios lo más limpios posible, la Generalitat procura que ronden pastos.

La importancia de talar árboles

"Los árboles se están muriendo, están muy debilitados por la temperatura y la sequía, son cada vez más vulnerables a las plagas", defiende Mirian Villar, ingeniera técnica forestal en el Alt Empordà: "Todo esto, sumado al abandono forestal, porque los bosques no se han gestionado cuidadosamente durante mucho tiempo y tenemos masas en muy mal estado, aumenta de forma exponencial el riesgo de incendio". La ingeniera remarca también la importancia de sacrificar árboles, no para ir contra el medio, sino por el contrario, para reducir combustible y preservar el entorno con mayor seguridad. "A la gente le cuesta entender que talar un árbol puede ser bueno, pero no necesitamos más bosques, sino masas con menor densidad y menos carga para los incendios", avisa. Villar concluye: "La gestión sostenible de los bosques, que hacemos conjuntamente con la dirección del Parque del Cabo de Creus, beneficia a la biodiversidad de las especies y sus hábitats".

Un trabajador forestal talando una explanada de matorrales altos en el cabo de Creus.

El objetivo de toda esta serie de actuaciones no es evitar que se produzcan incendios, sino ayudar a los bomberos a extinguirlos y que no tengan que llegar a una situación límite de enfrentarse a fuegos descontrolados como los que en los últimos veranos se han vivido en Grecia y Portugal. "Los incendios se apagan en invierno", no se cansa de repetir el conseller David Mascort. De hecho, durante el invierno y la primavera el cuerpo de prevención de la Generalitat realiza trabajos forestales siempre que no haya riesgo puntual de incendio, según los mapas que cada día analiza Protección Civil.

Si hay peligro, el grupo no pone en marcha las máquinas en el bosque y se dedica a la vigilancia, como hace durante toda la temporada de verano. "En estos incendios grandes y que se propagan rápidamente por la sequía es muy importante la vigilancia y la primera intervención, que también se contagia al GEPIF, porque si estamos alrededor el territorio hay más posibilidades de llegar antes que los bomberos y empezar a trabajar para evitar que el fuego crezca más", destaca el coordinador del grupo, Enric Sapés.

Les Gavarres, otro foco

En las comarcas gerundenses, más allá del cabo de Creus y la Albera, otro punto crítico es el macizo de las Gavarres, con una vegetación frondosa y árboles secos y muertos por la sequía. Desde el mes de enero, también se realizan actuaciones estratégicas para facilitar el trabajo de los bomberos en cerca de 4.000 hectáreas, una décima parte de la superficie del macizo. Allí operan los trabajadores de la Generalitat y también los propietarios del consorcio forestal de la zona, que han recibido 20 millones de subvención pública, repartidos en cuatro años, para realizar labores de limpieza en sus fincas.

En este conjunto montañoso del litoral gerundense, el riesgo de incendio es muy alto y los esfuerzos deben dirigirse especialmente a deforestar el sotobosque, porque es muy espeso. En caso de fuego, el macizo tiene una continuidad de combustible muy grande y las llamas podrían conectarse fácilmente con las copas de los árboles. Por eso, la asociación de gestores forestales de Les Gavarres piden celeridad y más actuaciones urgentes a la administración antes de la campaña de verano.

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