Cómo utilizan las serpientes el sentido del olfato
Encuentran pruebas que demuestran que las serpientes de algarroba se reconocen por el olor, no por la vista
Si decimos las palabras “autoconciencia de los animales”, muchos científicos piensan en chimpancés, cuervos y elefantes.
Mediante una innovadora variante de la prueba del espejo, unos investigadores han encontrado por primera vez pruebas de que las serpientes de algarrobo se reconocen por el olor, no por la vista.
Así lo explican Noam Miller, especialista en psicología comparada de la Universidad Wilfrid Laurier de Ontario (Canadá) y uno de los autores del artículo publicado recientemente en la revista Proceedings of the Royal Society B: “Los reptiles se han estudiado muy poco. Existe el prejuicio de que son unos animales aburridos y con poca capacidad cognitiva, pero es un gran error. Éste es uno de los motivos por los que nos interesaba mucho estudiarlos y mostrar las complejas actividades cognitivas que pueden hacer”.
Según Miller, el medio tradicional para detectar la cognición animal ha sido generalmente la prueba del espejo: se trata de descubrir si un animal se reconoce en una superficie reflectante, un rasgo que, según dicen, indica una inteligencia más sofisticada . Aplicada por primera vez en los años setenta por unos investigadores de primates, la prueba suele consistir en pintarle a un animal una señal de color en algún lugar del cuerpo que sólo sea visible en el espejo y observar si se da cuenta del cambio.
Desde entonces se han hecho pruebas similares con toda una serie de especies: elefantes (aprobaron), pandas (suspendieron), gallos (aprobaron) e incluso peces como el lábrido limpiador (aprobó ).
Pero la prueba del espejo está pensada para animales que utilizan sobre todo el sentido de la vista. Ahora bien, como dice Miller, muchas especies –como las serpientes– se basan principalmente en el olfato. En 2017 unos investigadores idearon una versión olfativa de la prueba para los perros (aprobaron.)
En este nuevo estudio se han sometido a la prueba dos especies de serpientes. Por un lado, las serpientes de algarroba orientales, de la América septentrional, depredadoras de insectos y peces y con una vida social de una complejidad sorprendente. Por otro, los pitones reales africanos, una serpiente bastante solitaria y sedentaria que caza roedores por sorpresa.
Las serpientes, como los humanos, tienen unos aceites en la piel que dejan un rastro de olor. Los científicos frotaron con algodones desmaquilladores la parte de debajo de las dos serpientes para recoger muestras de olores, algunas de las cuales manipularon con aceite de oliva. Colocaron los algodonitos en los dos extremos de unas cajas largas y estrechas y ofrecieron a las serpientes varias opciones: entre su propio olor y el aceite de oliva puro; su olor modificado con aceite de oliva; y los olores modificados o sin modificar de otras serpientes de la misma especie.
El equipo de investigadores cuantificó el interés de las serpientes según el tiempo que hacían vibrar la lengua para captar los olores del aire: un rato más largo indicaba mayor interés, según Miller. Los pitones reales no dieron pruebas de notar diferencia alguna. Pero las serpientes de algarrobo se concentraron en su propio olor manipulado y no prestaron ninguna atención a las variaciones de los olores de las otras serpientes.
“En resumen, se ve que si las demás huelen extraño, les da igual –dice Miller–. Pero si notan algo extraño en su propio olor, quieren investigarlo”.
Unos estudios recientes han descubierto que las serpientes de algarroba orientales son bastante sociales: se reúnen en grandes grupos para invernar y forman redes –con “sus amigas”– durante la temporada en la que están activas.
Al ser una especie más gregaria, quizás están mejor adaptadas a la necesidad de distinguirse de las demás. Según Miller, una posible definición de autoconciencia es la capacidad de reconocer la diferencia entre el yo y el no yo. Esto se vincula después a los comportamientos sociales.
Añade, de todas formas, que es difícil saber si el hecho de que los pitones reales no hayan superado la prueba se debe a incapacidad oa falta de interés. Las investigaciones que se llevan a cabo en su laboratorio hacen pensar que los pitones reales, siendo más solitarios, son socialmente complejos.
Pero con más de 5.000 especies de serpientes vivas que habitan en diferentes medios, esta familia en su conjunto presenta un amplio abanico de posibilidades a la hora de averiguar qué entornos y comportamientos pueden llevar a estos animales a distinguirse activamente de los demás. En el futuro las pruebas podrían centrarse en especies que viven en los árboles o en vipéridos como las serpientes de cascabel, que, según recientes investigaciones, prefieren compartir la madriguera con su parentela y evitar el estrés de estar con otras serpientes. También es verdad que, como dice Miller, "es muy difícil trabajar con serpientes de cascabel en un laboratorio lleno de estudiantes".
Según Rulon Clark, un biólogo de la Universidad Estatal de San Diego que ha investigado el comportamiento social de las serpientes y no ha participado en el estudio, “desde muchos puntos de vista, el paradigma experimental de este nuevo trabajo es más potente que las pruebas del espejo. Una superficie brillante muy reflectante no tiene muchos análogos ecológicos. Pero encontrar y entender la importancia de las señales químicas que dejamos nosotros y nuestros congéneres es seguramente una faceta importantísima de la historia natural de estos animales”.
“Nuestra investigación liga la vivencia que tienen las serpientes de sí mismas con su vivencia del mundo que las rodea”, dice Morgan Skinner, biólogo de la Wilfrid Laurier University y uno de los autores del estudio. “También demuestra que si el experimento se hace bien, se pueden descubrir capacidades cognitivas que a algunos les parecerían sorprendentes”.
Miller cree que no se sabe gran cosa de las estructuras sociales de las serpientes y otros reptiles: “Y si queremos entender los fundamentos de las estructuras sociales, debemos estudiar un abanico más amplio de especies en lugar de limitarlo nos siempre a las ratas y las palomas”.
Traducción: Lídia Fernández Torrell