Medio ambiente

Vacuna contra los conflictos con los jabalíes

Un proyecto piloto de la UAB demuestra la efectividad de los métodos contraceptivos para reducir los ejemplares en zonas como Collserola

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Senglars en Ciutat Meridiana

BarcelonaLa población de jabalíes en Collserola no ha dejado de crecer en los últimos años y, a pesar de que también han crecido los polémicos vareos, una cosa no ha compensado la otra: cada día hay más jabalíes y cada vez cruzan más a menudo los límites urbanos en busca de agua y comida. Y esto se traduce en aumento de los conflictos, sean denuncias por mordeduras, accidentes de tráfico, destrozos en zonas verdes o sustos en general –preguntádselo a Shakira, que explicó cómo dos jabalíes de Collserola intentaron llevárse su bolsa–. Se estima que en el conjunto del parque viven unos 1.500 ejemplares y que en 2019 se abatieron a unos 700.

Visto que la caza, además de generar rechazo de los que piden soluciones más respetuosas con el bienestar animal, es una medida insuficiente, la Diputación de Barcelona y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) trabajan desde 2016 en un proyecto piloto para probar la eficacia de una vacuna contraceptiva en las áreas de cuatro municipios: Terrassa, Matadepera i Vacarisses (con límites con el Parque de Sant Llorenç del Munt y la Serra de l'Obac) y Sant Cugat del Vallès (con el Parque de Collserola). Y hoy han presentado los primeros resultados, que avalan el uso como método complementario para controlar la población de jabalíes en entornos urbanos y periurbanos.

Pero sus responsables apuntan a que la vacuna "no es la solución definitiva" a la problemática, pero sí un buen complemento –más ético que los vareos– a otras actuaciones como concienciar a la gente de que no los alimente o adaptar papeleras y contenedores para dificultarles el acceso a la comida y limitar el acceso a los lugares donde haya agua.

Obtener los resultados no ha sido fácil porque hay que capturar a los mismos animales en más de una ocasión para poder comprobar los cambios asociados a la vacuna. La primera vez se les coge, se les duerme y se les administra la vacuna Gonocan, que hace que generen anticuerpos contra la proteína que libera gonadotropinas, que son las hormonas que favorecen la función reproductiva de los mamíferos.

La segunda vez que se les captura, se analizan aspectos como la apariencia de los genitales y la glándula mamaria y la determinación de las hormonas relacionadas con la reproducción. Y los resultados, según ha expuesto Manel López Béjar, director del proyecto, son esperanzadores, sobre todo si la vacuna se administra a hembras jóvenes. Los ejemplares que reciben la vacuna tienden a moverse menos porque, al tener anulada la función reproductiva, tienen menos necesidad de comer y, por lo tanto, tienen menos necesidad de adentrarse hacia la ciudad.

El jabalí más capturado

En total, de los de 2017 se han vacunado a 192 animales de los parques naturales de Collserola y Sant Llorenç del Munt i l'Obac y, de estos, se ha conseguido hacer el seguimiento de 56. El récord lo tiene un jabalí que ha sido capturado en hasta ocho ocasiones. Pero en la mayoría de casos, como se trata de animales en libertad, se hace muy complicado hacer un seguimiento –el porcentaje de jabalíes recapturados es del 29,2%– y todavía más ajustarlo en el tiempo para ver los cambios pasados unos determinados periodos.

Manel López Béjar, director del departamento de sanidad y anatomía animal de veterinaria de la UAB

El tratamiento se ha podido evaluar en algunos casos transcurridos cuatro meses desde el pinchazo y, en otros, pasados tres años. Los responsables del estudio constatan que el tratamiento es más efectivo cuando se administra a hembras jóvenes, cuando incluso se apunta que se podrían mantener los efectos de manera permanente, mientras que en animales adultos quizás habría que repetir el pinchazo pasado un tiempo para garantizar los anticuerpos.

Los debates que rodean a escala mundial la vacunación del covid se reproducen a una escala mucho más pequeña en el caso de los jabalíes, en donde se busca determinar aspectos como qué duración tienen los efectos del tratamiento y en qué momento es más efectivo administrarlos. En todo caso, si una cosa ya han demostrado las pruebas es que los jabalíes no son un reservorio del covid-19 y que las vacunas contraceptivas no han demostrado hasta ahora ningún efecto secundario relevante para los jabalíes.

Ahora lo que se quiere es comprobar si vacunar a los animales antes de que lleguen a la pubertad comporta una inhibición definitiva de la reproducción. El año que viene empezará la segunda fase del plan para probar la vacuna en una población controlada de jabalíes de entre cuatro y seis meses de edad. Esta nueva fase cuenta con los mismos colaboradores que la primera: el National Wildlife Management Centre, de los Estados Unidos, y la Animal and Plant Health Agency (APHA), de Gran Bretaña. Y se añade un tercer aliado: el Botstiber Institute of Wildlife Fertility Control, que es un grupo internacional que trabaja para mitigar los conflictos con los jabalíes. La Diputación de Barcelona continuará aportando 40.000 euros cada año.

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