Trump incendia el mundo con su guerra arancelaria
La visión proteccionista del presidente de EE.UU. dinamita las relaciones comerciales con sus viejos socios


WashingtonEstados Unidos ha sido durante años el ancla del libre mercado, el punto del planeta desde el que se ha acelerado la globalización. Ahora, Donald Trump quiere desentenderse del orden económico a través de un muro arancelario. La mesa de aranceles que exhibió el miércoles el presidente es la culminación de su rechazo al multilateralismo y el equilibrio de alianzas que hasta ahora recaía sobre los hombros de Washington. Dinamitar las relaciones comerciales con viejos socios forma parte de la cosmovisión del republicano, en la que sólo se respetan los fuertes. "Solo los débiles caerán", aseguraba el viernes Trump en Truth Social, mientras Wall Street seguía en caída libre y batía un nuevo récord en cifras negativas.
En opinión del presidente, los únicos países fuertes que merecen respeto son EEUU, China y Rusia. De ahí también su eurofobia rampante y los constantes ataques a la UE: "Nos han tratado muy injustamente". En la agenda de Trump para darle la vuelta al orden internacional actual también hay que dar la vuelta al orden económico. En el materialismo histórico del filósofo alemán Karl Marx, para cambiar la superestructura –todo lo político, ideológico y cultural– primero es necesario cambiar la estructura, es decir, lo material y económico. Trump no puede acabar de dinamitar el sistema multilateral por completo si no hace saltar por los aires también las relaciones comerciales que lo fundamentan (otra cuestión es que lo consiga). El acercamiento de Washington a Moscú no sólo es político, con las concesiones a Rusia sobre la guerra de Ucrania, sino que también es comercial.
Mientras Trump anunciaba los aranceles para todos los países que considera que se han aprovechado de EEUU, en Washington se vivía un nuevo capítulo en el deshielo entre Estados Unidos y Rusia. Un emisario ruso pisaba territorio estadounidense por primera vez desde que estalló la guerra de Ucrania y Vladimir Putin optaba por no enviar a un diplomático, sino a un hombre de negocios: Kiril Dmítriev, director de un fondo de inversión ruso. Según explicó Dmítriev tras encontrarse con Steve Witkoff (una de las voces cantantes en las negociaciones y viejo amigo de Trump) y otros miembros del gobierno, las conversaciones no sólo fueron sobre el alto el fuego, sino sobre la posibilidad de restaurar las relaciones comerciales.
El mes pasado Trump ya ordenó a los departamentos de Estado y del Tesoro que hicieran una lista de las sanciones que pesan sobre Rusia, con el fin de evaluarlas y decidir si las levanta. El comunicado que envió la Casa Blanca después de que terminara la llamada entre Trump y Putin concluía de la siguiente manera: "Los dos líderes coincidieron en que un futuro con una relación bilateral mejorada entre Estados Unidos y Rusia tiene un gran potencial. Esto incluye acuerdos económicos enormes y estabilidad geopolítica una vez alcanzada la paz".
El incendio arancelario provocado por Trump ya tiene impacto en la geopolítica de otras naciones. Asia, China, Japón y Corea del Sur han superado sus diferencias históricas y se han juntado para hacer frente al nuevo escenario comercial, según informaban medios chinos. El presidente de EEUU prevé imponer unos aranceles de casi el 65% en China (si se suma el 34% que ha anunciado más el 20% que ya se está aplicando), así como un 24% para Japón y un 25% para Corea del Sur.
Enfriar la relación con la UE
En la Unión Europea se han reanudado las conversaciones con Washington después de que Trump encendiera la mecha: una videollamada de dos horas entre el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick. La conclusión, según el punto de vista de Bruselas, es que "los aranceles estadounidenses son perjudiciales e injustificados". "La relación comercial necesita un nuevo enfoque. La UE está comprometida con unas negociaciones significativas, pero también está preparada para defender nuestros intereses", informaron desde el blog comunitario. Paralelamente, cada vez se hace más evidente en los Veintisiete la necesidad de expandir otras alianzas frente al enfriamiento con Washington. Cómo es el caso del Mercosur. "Es el momento de avanzar en los acuerdos con Mercosur, México y avanzar decididamente en las negociaciones con la India y otros socios clave", escribía en X el presidente del Consejo Europeo, António Costa, mientras los detractores ahora se mantienen callados.
Trump está haciendo saltar por los aires el orden internacional y económico como se ha conocido hasta ahora porque entiende la geopolítica actual desde el prisma del siglo XIX. El magnate ha citado en reiteradas ocasiones al expresidente William McKinley, que gobernó el país entre 1897 y 1901, como una de las referencias en cuestiones comerciales y de gobierno. El dirigente republicano también es recordado por haber aplicado una política proteccionista muy dura en el país durante sus dos mandatos. Ya durante la campaña, Trump defendía los aranceles como la forma de solucionar todos los problemas que, a su juicio, afectan a una nación que se acerca al colapso económico. Por eso el jueves comparó la caída de las bolsas con la reacción de un paciente crítico que ahora se está recuperando de una intervención.
"Los puestos de trabajo y las fábricas volverán a nuestro país con fuerza, y ya lo está viendo", dijo Trump el miércoles mientras anunciaba el muro arancelario. A cualquier empresa o país que se queje, le dijo: "Si desea que su tasa arancelaria sea cero, entonces construya su producto aquí mismo, en Estados Unidos". El principio es sencillo dentro de la visión del presidente, pero las consecuencias inmediatas serán un efecto inflacionista que impactará de lleno en la clase trabajadora estadounidense que Trump asegura querer proteger tanto.
De hecho, los mismos aranceles también pueden causarle una revuelta interna dentro de su partido. En el Congreso, donde la mayoría republicana parecía estar completamente plegada al presidente, un grupo de senadores republicanos se juntaron con los demócratas para impulsar una moción para sacarle los poderes para dictar las políticas arancelarias. Aún así, se trata de un gesto simbólico porque el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ya ha dicho que no lo llevará a votación.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome H. Powell, advertía este viernes que los aranceles podrían provocar una inflación aún mayor y un crecimiento más lento de lo esperado inicialmente. El tono del portavoz de la Fed era pesimista: "Aunque la incertidumbre sigue siendo elevada, ahora empieza a quedar claro que los aumentos arancelarios serán significativamente mayores de lo esperado. Es probable que ocurra lo mismo con los efectos económicos, que incluirán una mayor inflación y un crecimiento más lento".
Manifestaciones contra Trump
En las calles del país el malestar contra las políticas de Trump –que está de fin de semana largo en Miami jugando al golf– también se hacía sentir. En los 50 estados y del distrito de Columbia miles de personas se concentraron bajo el lema Hands Off (Manos fuera) contra los recortes masivos en la administración y las políticas del miedo contra las personas migrantes y LGTBIQ+. En Washington el punto de encuentro fue el Monumento de Washington, el obelisco inmenso que se alza en medio del National Mall. Allí la organización esperaba la asistencia de unas 20.000 personas. Los carteles pidiendo la deportación de Musk y advirtiendo cómo el fascismo se está extendiendo por el país eran la tónica general.
Las conversaciones que se oían en los círculos de gente iban desde el indulto a los asaltantes en el Capitolio hasta los aranceles que Trump anunció el miércoles. "Está destruyendo la economía del país y espero que esto haga que muchos de sus votantes cambien de opinión sobre él. Lo que ha hecho es simplemente estúpido", explicaba al ARA Will Richardson, un joven de 33 años que salió a manifestarse con la bandera de su abuela. "Creo que es importante que reclamemos la bandera como un símbolo de todos los estadounidenses y no sólo de Trump". Al igual que Richardson, Olivia, una joven de 25 años, también se mostraba preocupada por una posible recesión: "Estoy convencida de que habrá una recesión; la cuestión es si será más o importante o menos".