El análisis de Antoni Bassas: '¿A 24 horas del fin del Procés?'

Lo que está a punto de pasar en Catalunya pasa cada año en todos los Parlamentos del mundo: que la política hace extraños compañeros de viaje. Pero lo que no pasa en todos los Parlamentos del mundo es que una mayoría que ha tenido presos y tiene exiliados y procesados no encuentre nunca la manera de comportarse como una mayoría

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Faltan 24 horas para que Esquerra, Junts y la CUP liquiden un capítulo del Procés, y quién sabe si el propio Procés, al menos tal como lo hemos entendido, es decir, como la existencia de una mayoría parlamentaria independentista. Una mayoría que siempre, desde el primer día, desde la difícil creación de Junts pel Sí en 2015 y del paso al lado de Artur Mas, tiene enormes dificultades para comportarse como una mayoría parlamentaria.

Digo que faltan 24 horas porque, como saben, la militancia de la CUP está votando digitalmente durante todo el día de hoy y hasta las doce de la noche si quiere o no quiere que la CUP presente una enmienda a la totalidad en los presupuestos de la Generalitat para el año que viene.

Y como explica gráficamente hoy Aleix Moldes en las páginas del ARA de papel, “hace semanas que el PSC y los comuns calientan en la banda, pendientes de que llegue un momento que la conselleria de Economía considera ahora ya inevitable, a pesar de que en público siga insistiendo en la alianza con los anticapitalistas”. Y añade, atención: “La llamada todavía no se ha producido, subrayan fuentes consultadas por el ARA, pero se hará”.

Y la llamada al PSC y a los comuns se ve venir porque, “a pesar de que las asambleas son soberanas, quien organiza la votación electrónica y secreta ya sabe las teclas que puede tocar si le interesa condicionar un resultado u otro. Y en el documento que hizo público la CUP el pasado jueves se hacía evidente que el equipo negociador no estaba satisfecho con la propuesta del Govern. Ni en cuanto al incremento del gasto –lo ven prácticamente todo condicionado por los fondos europeos– ni sobre todo por la hoja de ruta del Govern, porque la Generalitat –básicamente ERC– confiaba en tener dos años de margen para explorar los límites de la mesa de diálogo”.

O sea que mañana a las 12 la CUP anunciará el resultado. Si sale que no, como parece, un gobierno independentista que tenía una mayoría independentista acabará pactando las cuentas del año que viene con el PSC o con los comuns o con los dos. Y esto es la liquidación de la mayoría y el inicio de una nueva etapa política, porque, a partir de aquí, ¿cuáles son los apoyos del gobierno para sacar adelante las leyes que quiera aprobar? ¿La CUP? ¿El PSC? ¿Los comuns? ¿Y a cambio de qué darán sus votos los socialistas y los comuns? Porque ahora dirán que de nada, pero en política, como en la vida, no hay nada gratis.

La CUP habrá conseguido enviar a Esquerra y Junts a los brazos de los socialistas; Esquerra perderá fuerza negociadora en Madrid porque se entenderá que dar el apoyo a Pedro Sánchez en Madrid y recibirlo de Salvador Illa aquí es hacer las paces, y Junts saldrá salpicado pero no tanto como Esquerra, que por boca de Junqueras y Aragonès han dicho que al PSC no lo quieren ni en pintura, porque se están disputando el papel de partido clave no solo del centroizquierda sino de primer partido del Parlament. Con todo, decimos hoy, “la relación entre los comuns y Junts es bastante más complicada y, a pesar de las dudas en algún sector, los de Carles Puigdemont preferirían que la negociación virase hacia el PSC”.

Como en comunicación política cualquier decisión se puede justificar, si al final el pacto es con el PSC veremos noticias como esta:

Los acuerdos con el Estado vuelven al nivel previo al 1 de Octubre. Se mantiene la conflictividad, pero el PSOE abre conversaciones con el gobierno de la Generalitat antes de recurrir al Tribunal Constitucional”.

O esta de El Periódico: “El gobierno español ofrece a Esquerra un plan B para blindar el catalán. La Moncloa plantea dar ayudas a las plataformas de streaming para que asuman la cuota obligatoria en las lenguas cooficiales. Noten que la noticia viene bajo el epígrafe “doble negociación presupuestaria”.

Un gran cambio de cromos está listo, pues. Esto es política, y estamos hablando de tener presupuestos para el año que viene, un objetivo muy importante para cualquier sociedad. Lo que está a punto de pasar en Catalunya pasa cada año en todos los Parlamentos del mundo: que la política hace extraños compañeros de viaje. Pero lo que no pasa en todos los Parlamentos del mundo es que una mayoría que ha tenido presos y tiene exiliados y procesados no encuentre nunca la manera de comportarse como una mayoría. Y no la encuentra porque cada uno de estos tres partidos necesita diferenciarse de los otros dos, y tiene que cultivar su huerto de votantes. Se llama luchar por la hegemonía y por el poder. Y si ustedes critican que esto vaya antes que hacer la independencia, estos partidos les contestarán que para hacer la independencia hace falta que ellos sean fuertes. Pero quien tiene la última palabra son los votantes, siempre, que tomarán nota de que después de cinco años de aceleración vuelven a los pactos con socialistas y comuns. Y esto es al menos el final del capítulo. Ya veremos si de la serie entera. 

Un recuerdo para los exiliados y para los represaliados. Y no es ironía. Y que tengamos un buen día.

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