Presidente, no le ha salido bien

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Pedro Sánchez en una imagen de archivo

A Pedro Sánchez, el receso de cinco días no le ha salido bien. Le ha quedado una reflexión de parto, de la parte que le toca, concretamente, y eso todavía le ha hecho menos aceptable. Porque no es la gente la que debe ser empática con un presidente, sino al revés. Y porque si quería mostrar la esquina más humana, necesitaba una causa más extraordinaria, no una tan parecida a la indefensión que viven cientos de personas de este país. La gente de a pie no ha entendido que cinco días de ausencia hayan acabado produciendo una reflexión tan plana: sí, vivimos en el mundo de las mentiras de difusión rápida y masiva, las realidades paralelas gracias a las audiencias segmentadas por medios de confort ideológico, y además, en España, la cúpula de la justicia tiene un sesgo político que la sitúa entre la derecha y la extrema derecha. No nos ha descubierto nada que no supiéramos, no ha aportado ninguna solución para arreglarlo, y en las entrevistas que ha concedido todavía se ha envuelto más.

Una regeneración democrática pide enfrentarse a quienes siempre han revuelto las cerezas y el PSOE ha sido un compañero de viaje entregado a demasiados intereses del sistema. Una reflexión sobre cómo nos estamos dejando perder la democracia comienza por la educación. Si tenemos dificultades para enlazar unas frases con concordancia gramatical y sintáctica, si tenemos dificultades para hablar en público, si la literatura, la filosofía decaen porque no tienen valor de uso, si ahora se enseña a los 14 lo que antes se enseñaba a los 12, si no se cultiva el espíritu crítico, ¿a qué regeneración democrática aspiramos? Porque como escribió Orwell: “No pensamos bien porque la lengua que utilizamos impide un pensamiento claro, y pensar más claramente es el primer paso hacia la regeneración política”.

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