Aitor Esteban, el jugador de rugby de la política
Reconoce que no era muy bueno, pero lo que ha aprendido de este deporte le ha servido para ser un buen político

VitoriaAitor Esteban (Bilbao, 1962) lleva a la política toda la vida, siempre en el PNV. Es doctor en derecho en la Universidad de Deusto y desde 1991, que entró en la Diputación de Vizcaya como secretario general de la Presidencia y portavoz, no ha parado. Aprendió de uno de los mejores, Xabier Arzalluz, ya su sombra un grupo de jóvenes, entre los que también estaban Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar, formaron un grupo que se conoció como los Jobubis (Jóvenes Burukides Vizcaínos) que poco a poco fueron ganando batallas hasta conseguir controlar el partido. El miércoles, en su última sesión de control en el Congreso, se despidió ovacionado por buena parte de los diputados.
Entró en la cámara baja española en el 2004 y desde hace doce años ha ejercido de portavoz de los jeltzales, tras sustituir a Josu Erkoreka. En Madrid ha destacado por su gran oratoria y ha demostrado ser inteligente y rápido, además de negociador hábil con todo el mundo. Moderado y pactista. No se había metido en guerras de sucesiones internas. Hasta ahora. Nadie le vio venir, tampoco su amigo Ortuzar.
Este apasionado de la memoria histórica, que incluso ha participado en recreaciones históricas vestido de gudario, tiene, además del Athletic, otra gran pasión: el rugby. La heredó de su padre, con quien veía los partidos del entonces Torneo de las V Naciones en la tele. Luego le siguió en directo e incluso jugó en el Universitario Bilbao Rugby. Jugó de ala y reconoce que no era muy bueno, pero lo que ha aprendido en el rugby le ha servido para ser un buen político.
Muy aplaudidas han sido sus intervenciones en el Congreso tomando como referente al rugby, como cuando advirtió Pedro Sánchez de que esta legislatura sería una "continua patada adelante para seguir jugando, pero no de cualquier manera; enviar el balón muy alto para dar tiempo al acuerdo antes de que el balón baje". Sabe mucho melés, de aperturas, de maul, de touch y de ruck (pelota sucia). Y, por supuesto, del tercer tiempo, ese espacio que los rugbistas como él utilizan para confraternizar... negociar y acordar. Le irá bien para calmar las aguas ahora como presidente en el PNV, como tantas veces lo ha hecho en Madrid.