La inmersión lingüística: ¿un modelo agotado?

Tan sólo los partidos independentistas plantean inspeccionar que se aplica correctamente el modelo

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Alumnos de una escuela catalana participando en clase.

BarcelonaLa inmersión lingüística ha sido desde hace 40 años un pilar de la escuela catalana. Es un modelo que ha tenido un éxito incuestionable en la expansión del conocimiento del catalán, pero hoy da señales inequívocas de desgaste. El incremento de la diversidad en las aulas (con un tercio de alumnos que son hijos de inmigrantes y que, por tanto, tienen el catalán como segunda, tercera o cuarta lengua), los problemas socioeconómicos del alumnado, las recortes a raíz de la crisis y la judicialización de la educación han sido situaciones de emergencia a las que ha tenido que responder la escuela de forma prioritaria y que han perjudicado a la enseñanza en catalán. Encima, no ayuda la invasión creciente de las pantallas, en las que ha habido durante años una escasa oferta de ocio y cultura en catalán.

Hoy la mitad de alumnos de 6º hablan habitualmente castellano u otras lenguas, mientras que sólo el 27,6% hablan catalán (un 24% se declaran bilingües), según el estudio sociolingüístico del alumnado de sexto (2022 ). Más adelante ocurre lo mismo: sólo uno de cada cuatro jóvenes de entre 15 y 34 años se declara catalanohablante y el 28% de los jóvenes que en casa hablan catalán adoptan usos significativos en castellano en su día a día. El catalán como lengua habitual ha caído en los últimos 15 años a un ritmo de un punto por año a favor del castellano y de otras lenguas, según la última encuesta a la juventud de Cataluña del 2022. Es una tendencia que se adecua a lo que ocurre en el global de la sociedad catalana: sólo el 36% de adultos se declaraba catalanohablante habitual en el 2018, un 43,5% si sumamos los bilingües. Los expertos apuntan a que la nueva encuesta sociolingüística que se hará pública este 2024 no cambiará la dinámica descendente.

¿Un cambio de modelo?

Cada vez hay más voces que admiten –también desde profesorado y administración– que ha habido una cierta sensación de objetivo cumplido con la normalización lingüística que ha hecho bajar el listón y la exigencia en las aulas. El resultado: maestros sin conciencia lingüística, pérdida de los referentes lingüísticos en las actividades no lectivas, institutos donde nunca se ha aplicado la vehicularidad del catalán o asignaturas universitarias que cambian de lengua. No en vano los alumnos de instituto hablan mejor castellano que catalán según las pruebas orales, en un contexto en el que Catalunya ha sacado en el 2023 los peores resultados de la historia en el informe PISA, también en comprensión lectora. Encima, las nuevas pedagogías educativas promueven el trabajo horizontal y, de facto, gana peso en el aula la lengua que los alumnos utilizan entre ellos de manera coloquial, a menudo el castellano.

Las iniciativas que ha puesto en marcha la Generalitat para mejorar el nivel y el uso del catalán en las aulas ya indican cuáles son las carencias más evidentes. De entrada, que el profesorado deba certificar el C2 de catalán (si bien no han puesto fecha límite para los funcionarios en activo). La puesta en práctica de las pruebas orales de catalán (aunque este año no serán obligatorias en todos los centros). Que los grados y másteres de formación del profesorado introduzcan la enseñanza de la inmersión lingüística y la gestión del multilingüismo. También la extensión de los cursos ULAE (Usos Lingüísticos en el Ámbito Educativo) para dar argumentos al profesorado en activo para mantener el catalán en las clases y en los pasillos. Según el plan de choque post PISA, también se creará la figura del referente docente en lenguas.

Entre todas estas iniciativas para mejorar la formación del profesorado y el alumnado, ¿no se prevé la evaluación del profesorado? Si hasta ahora inspección no ha sido estricta y diligente a la hora de hacer cumplir la inmersión en todas las escuelas e institutos, ¿es necesario un control específico para hacer cumplir la normativa lingüística? Son preguntas que se dirimirán en esta campaña electoral.

¿Están a favor de que el Gobierno destine inspectores a controlar si se aplica la inmersión lingüística?

Els partits amb representació
La postura de los partidos
  • PSC: en contra

    El PSC quiere "despolitizar la lengua en la escuela" y quieren que la inspección se limite a acompañar y asesorar sobre la inmersión y adaptar el proyecto lingüístico de los centros a la realidad sociolingüística del entorno.

  • ERC: a favor

    El partido de Aragonès defiende esta supervisión en los centros, a través de la inspección educativa y de los asesores de los equipos de lengua y cohesión social, para reforzar la inmersión y el uso del catalán en escuelas e institutos.

  • Juntos+: a favor

    La propuesta de Junts en cuanto al catalán en la escuela pasa también por la inmersión, un modelo que quieren que sea revisado y actualizado en los centros de forma periódica reactivando el Consejo Lingüístico Asesor.

  • Vox: en contra

    La ultraderecha se opone frontalmente a la inmersión ya que se inspeccione. En la Comunidad Valenciana y en Baleares, con el PP, están desmantelando la escuela en catalán, y proponen la libre elección de lengua.

  • CUP: a favor

    La CUP sí quiere que se inspeccione y que se haga cumplir la inmersión en las aulas. Advierten, pero que la inspección no es suficiente y que es necesario un plan de choque para el catalán en la escuela, y fortalecer el modelo público.

  • Comunes Sumar: en contra

    Los comunes, pese a que defienden la inmersión lingüística y están en contra del modelo de escuela segregada, están en contra de que la inspección controle la aplicación del modelo porque "confían en los maestros".

  • Cs: en contra

    Cs siempre ha hecho bandera del bilingüismo en la escuela y se oponen frontalmente a la inspección de la inmersión. Defienden que al menos el 25% de las asignaturas en escuelas e institutos sean en castellano.

  • PP: en contra

    No están a favor de esta política que consideran coercitiva y, de hecho, su propuesta es garantizar que al menos el 25% de las asignaturas sea en castellano.


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