"Viven para robar": ¿cómo se detiene la multirreincidencia?

BarcelonaEn la definición estrictamente policial, según fuentes de los Mossos d'Esquadra, un multirreincidente es una persona que acumula "varios antecedentes policiales por delitos relacionados con el patrimonio". Es decir: "Personas que viven por robar o por hurtar, que han hecho del delito su modus vivendi". El ejemplo personificado de esta definición son 526 personas que el año pasado cometieron hasta 6.169 delitos (la mayoría hurtos y robos) en Barcelona. Sale a una media de casi 12 delitos por persona. De todos ellos, los cinco más activos acumulan 228 antecedentes. Dicho de otro modo, durante su vida han cometido casi 50 delitos cada uno.

a las que ha tenido acceso el ARA, les cometieron jóvenes de entre 18 y 30 años. También la gran mayoría de delitos que cometen son hurtos y robos, los tipos penales más cometidos con diferencia. la multirreincidencia con el plan Tremall, que empezó en Barcelona y se está extendiendo por toda Catalunya. Todavía no hay un dato global de todo el país, pero el de Barcelona es el más representativo: el año pasado se detuvo un 30% más de multirreincidentes que en 2022.

Es un conflicto creciente al que, según fuentes de los Mossos, se suma otro elemento que aún genera más alarmismo en la sociedad: los multirreincidentes no cometen los delitos más graves ni los más violentos , pero sí los más visibles. Lo hacen en plena calle, muchas veces a plena luz del día y son difícilmente previsibles. ¿Cómo se hace frente, pues, a la multirreincidencia?

Cárcel preventiva

Uno de los elementos que más frustración genera a la policía, y consiguientemente a la sociedad, es que pese a detenerlos varias veces los multirreincidentes quedan en libertad una vez pasan a disposición judicial. Y los propios jueces apuntan a la ley vigente y vienen a decir que poco pueden hacer si no se cambia. Todo está causado por un punto de la reforma de agosto de 2022 del Código Penal que precisamente se implementó para frenar la reincidencia. Este artículo dice que el hurto puede acarrear penas de cárcel cuando el autor haya cometido ya tres robos y la suma de lo sustraído supere los 400 euros.

Esta definición, sin embargo, es difícil de aplicar, según fuentes judiciales. Primero, obliga a los jueces a consultar sentencias previas de un detenido. Pero los jueces sólo tienen a mano las sentencias dictadas en Catalunya y si son, por ejemplo, de Madrid, deben pedirlas. Además, para comprobar que todo lo sustraído supera los 400 euros hay que encargar un peritaje, y este servicio acumula ocho meses de retraso. Y a todo esto se suma otro elemento: la larga cola de juicios rápidos que hay, que entre 2016 y 2023 se han duplicado en Barcelona.

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Tras una condena es cuando se abre la puerta de una posible expulsión, una cuestión rodeada de polémica en los últimos meses debido a que un porcentaje importante de los multirreincidentes son personas extranjeras, tal y como admiten varias fuentes policiales. Sin embargo, esto no depende de los gobiernos ni de quien tiene las competencias de inmigración, sino de los jueces. Son ellos quienes, siempre que la pena de prisión sea superior a un año, pueden dictaminar la expulsión del condenado o que cumpla parte de la pena en el país de origen. También existen las expulsiones administrativas, que sí dependen del gobierno español, pero están vinculadas a personas que carecen de los papeles en regla y no dependen de los delitos que hayan cometido.

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