La estrategia de Puigdemont que choca con Isla y Aragonés

Las candidaturas definen su camino hacia los comicios de mayo, que servirá para confirmar o revertir las encuestas

BarcelonaEl camino hacia el 12-M servirá para visualizar si las estrategias de cada partido sirven para revertir o confirmar las encuestas. El PSC sigue centrando en aglutinar la Catalunya post-Proceso ante la batalla entre ERC y Junts para liderar el camino independentista. Habrá que ver, además, si el PP vuelve a liderar la pugna en el espacio unionista.

PSC
Aglutinar todo el post-Proceso después de la amnistía
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El PSC es el partido que parte con ventaja respecto al resto, al menos con la demoscopia en mano. Los socialistas fían toda su estrategia en liderar el post-Proceso. El “pasar página” que tanto ha repetido Salvador Illa resume la estrategia de campaña de un PSC que, sea como sea, no tiene ninguna encuesta que pronostique que, pese a ganar las elecciones, pueda gobernar en solitario. Los socialistas se han presentado desde hace meses como la alternativa a la gestión de los partidos independentistas de la Generalitat, no sólo por su evidente discrepancia en la cuestión nacional, sino también por la gestión que han hecho de crisis como la sequía o también los resultados del informe PISA. Isla no distingue entre la acción de gobierno de Junts y ERC, sino que pone a los dos partidos en el mismo saco y presenta al PSC como el partido que puede corregir lo que considera una gestión deficiente del autogobierno. Los socialistas, en este sentido, ya lanzaron una promesa hace una semana: "fortalecer" este autogobierno catalán si llegan al Palau de la Generalitat.

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Ahora bien, Isla tendrá que hacer frente a las críticas de la derecha por haber pactado la ley de amnistía con el independentismo. Una norma que no acaba de generar consenso tampoco entre el socialismo catalán. La "reconciliación" y la necesidad de recuperar la "convivencia" son los argumentos que utilizan todos los dirigentes de la formación para defenderla frente a los ataques que les llegan desde el PP, Vox y Cs. La derecha, sin embargo, también hurga en que la gobernabilidad del Estado dependa de Junts y ERC, y que Isla no se haya cerrado a ningún pacto con el independentismo por ser presidente de la Generalitat. Los socialistas, en este sentido, insisten en que ellos no ponen vetos (excepto en la extrema derecha) y se intentan erigir en el partido que se sitúa en el centro del tablero político y que "une" a todos los catalanes.

ERC
Reivindicar la hoja de ruta de gestión y diálogo con el Estado
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Si Junts se lo jugará todo en la carta de Carles Puigdemont, Esquerra rehuirá una campaña basada en la grandilocuencia y se centrará en reivindicar el camino recorrido hasta ahora. Los republicanos quieren sacar pecho de la gestión que han hecho del día a día desde el Govern –en el último año y medio en solitario– pese a las críticas del resto de partidos, incluidos sus antiguos socios de Junts. La prueba es que, en el primer acto de precampaña del sábado de la semana pasada, casi todos los consellers del ejecutivo se sentaban en primera fila y después subieron al escenario para fotografiarse junto al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y del líder del partido, Oriol Junqueras. Los republicanos defienden que vaya en paralelo la gestión del día a día de la cuestión nacional y, por eso, esta última semana han presentado una de las reivindicaciones estrella de Aragonès: una financiación singular para que Cataluña recaude todos los impuestos.

Ahora bien, Esquerra también quiere erigirse en el actor que ha sentado al gobierno español en una mesa para negociar los indultos y la supresión del delito de sedición, y lo que ha “desbrozado” el camino para que la amnistía sea ​​una realidad, como han repetido en varias ocasiones. De hecho, al igual que Junts, los republicanos también se reivindican como los impulsores de esta ley. El camino que defenderá Esquerra cara al 12-M pasará por reivindicar la continuidad de la negociación con el PSOE porque creen que ahora debe servir para poner sobre la mesa un referendo de autodeterminación. El objetivo del partido es mantener la presidencia de la Generalitat e intentar neutralizar el efecto Puigdemont, por eso su estrategia también pasará por presentar el 12-M como una dicotomía entre Pere Aragonès y Salvador Illa. Los republicanos no quieren entrar por ahora en el cuerpo a cuerpo con Puigdemont para no dar aún más alas al líder de Junts y, de hecho, en el acto del pasado sábado, ninguno de los dirigentes que intervinieron mencionó su nombre. Ahora bien, el partido sí respondió a las críticas que Puigdemont les lanzó en el acto de Elna.

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Juntos
Fiarlo todo en la épica del regreso de Carles Puigdemont

Carles Puigdemont fue claro el jueves cuando explicó que había optado por dar el paso y liderar la lista de Junts para el 12-M porque su objetivo era "restituir" al gobierno de la Generalitat. Retomar el hilo del 2017, cuando el expresidente tomó el camino del exilio tras el 1-O. Los junteros presentarán, así, el regreso de Puigdemont como una forma de “culminar” lo que quedó a medias hace siete años. Una campaña similar a la que el partido ya hizo, precisamente, para las elecciones de diciembre del 2017, entonces con el eslogan: "Para que vuelva el presidente, vota al presidente". Es decir, la épica será un componente esencial a lo largo de las semanas que quedan desde ahora y hasta las urnas de mayo. La primera prueba ha sido, sin ir más lejos, la promesa que hizo el propio Puigdemont el jueves desde Elna: volverá a Cataluña si puede ser investido como presidente. Así, la tesis que va a brandar el partido es que la independencia solo se puede culminar con Carles Puigdemont de presidente.

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Los junteros quieren combinar esta dosis de épica para “acabar el trabajo” del 1-O con el compromiso de “buen gobierno”. Carles Puigdemont se refirió ya a Elna, cuando cargó contra la gestión de los republicanos al frente del ejecutivo catalán y reivindicó el papel de Junts en la Generalitat. Los reproches hacia ERC ya llenaron la conferencia del expresidente y es probable que centren también la campaña del 12-M. Juntos ha criticado reiteradamente la mesa de diálogo entre gobiernos que Esquerra pactó con el PSOE y ha acusado a los republicanos de haberse atado de pies y manos a los socialistas y no haber sacado provecho. Los junteros reivindican su negociación con el PSOE como la única útil y defienden su amnistía como prueba. Pese a los dardos en ERC, es con este partido con el único con el que se plantean gobernar tras el 12-M.

PP
Volver a liderar la alternativa unionista
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Con Ciutadans con un pie fuera del Parlament, el PP ve su momento para volver a liderar la alternativa unionista en Catalunya. Ahora bien, los populares aún no han definido cuál será su estrategia más allá de sus ataques a los socialistas por sus alianzas con el independentismo, además de intentar recuperar terreno en Vox. De hecho, aspiran a arañar el voto del casi 30% de socialistas contrarios a la amnistía –según el CEO–. La estrategia va ligada al candidato que acaben eligiendo, porque en estos momentos Génova aún no ha confirmado que lo sea Alejandro Fernández, sino que incluso están sondeando otros nombres. El objetivo desde hace meses de la dirección estatal es trazar en Catalunya una estrategia similar a la del PP gallego y, por tanto, acercarse a un catalanismo que les sirva para aglutinar al votante convergente que no se ha sumado a Junts . Y en ese camino, el partido no veía a Alejandro Fernández como el perfil adecuado.

Comunes
Capitalizar su no en los presupuestos
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Los comunes quieren que su no en los presupuestos y en el Hard Rock sirva de ejemplo del modelo económico y social que no quieren para Cataluña. Su estrategia en esta campaña, de hecho, pasará por intentar visibilizarse como el espacio que se diferencia claramente del modelo de país que representa Junts, especialmente en cuestiones como la fiscalidad o la inmigración. Es decir, potenciar de nuevo su perfil más social. Sin embargo, no quieren dejar en un segundo plano la cuestión nacional, sino evidenciar que con la ley de amnistía se ha abierto una nueva etapa en Catalunya. La carta que el partido –que todavía no ha llegado a un acuerdo con Podemos para presentarse juntos– quiere jugar para diferenciarse del PSC, con quien tiene su principal frontera de voto, y también de ERC y la CUP es que son la única formación que no está dispuesta a realizar ningún pacto de gobierno con Junts. Los comunes son los únicos que han reivindicado a un gobierno tripartito con socialistas y republicanos.

CUP
Definir su hoja de ruta en el Parlament
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La CUP es el partido que más a contrapié llega al 12-M. Los anticapitalistas llevan unos meses abierto su propio proceso de refundación, que debían culminar este mes de junio y, por tanto, las elecciones del mes de mayo les enganchan con el trabajo a medias. Los cuperos tendrán que definir su estrategia tras los últimos batacazos electorales y que las encuestas les auguren un bajón. Para revertir el descenso de apoyo, la defensa del territorio, sobre todo después de resurgir la polémica por el Hard Rock, será su campo de batalla con candidatos que se han significado en la lucha contra la emergencia climática como Laia Estrada, en Tarragona , o Bernat Lavaquiol, en el Pirineo. Más allá de la defensa del territorio, la CUP quiere trasladar al Parlament los consensos que existen en el país en torno a la vivienda o los servicios públicos, unas condiciones que serán indispensables para investir al próximo candidato a la Generalitat, que también deberá comprometerse a ejercer el derecho a la autodeterminación esta legislatura.

Vox
Abanderar el combate contra el independentismo

La extrema derecha, con Ignacio Garriga una vez más al frente, aspira a retener a sus once diputados –aunque Antonio Gallego abandonó la formación a media legislatura– y, a poder ser, llevarse parte del pastel de Ciutadans y taponar una posible fuga de votos hacia el PP. De hecho, Vox se disputará con los populares liderar el combate contra el independentismo y también contra el PSC por sus pactos con Junts y ERC. El partido insistirá en lo que han sido sus temas estrella en esta legislatura: un discurso antiinmigración y racista, poner el foco en la seguridad, o también reivindicar la españolidad en Catalunya. La formación que lidera Ignacio Garriga en la cámara catalana también ha intentado meter la nariz en las movilizaciones del campesinado, y al resto del Estado le ha funcionado, pero en Catalunya no ha salido adelante.

Cs
Sobrevivir con las encuestas en contra

Tras el fracaso de las negociaciones con el PP por concurrir juntos el 12-M, el objetivo de Ciutadans es remontar unas encuestas que les dejan fuera del Parlament. Los naranjas se han presentado todos estos años como la única opción unionista que puede ganar el independentismo –lo hicieron en el 2017– y volverán a jugar esta carta, intentando agujerear en el electorado del PSC, el partido que le va relevar como primera fuerza en el 2021. Los naranjas, junto a Carlos Carrizosa de candidato una vez más, también pretenden frenar la fuga de votos que mayoritariamente se llevará al PP. Ahora bien, su estrategia será difícil que cuaje después de que en los últimos meses el partido se haya deshecho a nivel estatal –se quedó fuera del Congreso el 23-J– y también haya perdido su poca implantación territorial.

¿Hará agujero el cuarto espacio independentista?

La unidad independentista es inexistente desde hace años y la estrategia de los partidos tradicionales ha quedado tocada después del 1-O. La prueba es que han proliferado nuevos partidos independentistas que aspiran a capitalizar ese malestar el 12-M. Es el caso de Al mismo tiempo, el partido de la exconsejera Clara Ponsatí y el filósofo Jordi Graupera, pero también Solidaritat Catalana, que ha anunciado que se volverá a presentar. Mientras estas dos formaciones centran su discurso en la cuestión nacional, hay otras como Aliança Catalana, de Sílvia Orriols, que potencian discursos de extrema derecha basados ​​en la inmigración. El partido de la alcaldesa de Ripoll se añade a las tesis que ya defiende desde hace tiempo el Frente Nacional, que volverá a presentarse en las elecciones de mayo.