Salvador Illa se reivindica como "la única opción" para enterrar el Proceso
El PSC se contagia al voto transversal para volver a la Generalitat 14 años después
BarcelonaCon todas las encuestas de cara, el objetivo del PSC es conseguir una victoria amplia que, catorce años después, les vuelva a abrir las puertas de la Generalitat y les permita presumir de haber puesto punto y final al Proceso. "Este domingo ganaremos las elecciones, ¡gobernaremos Catalunya y abriremos una nueva etapa!", exclamó Salvador Illa nada más subir al escenario del pabellón del Vall d'Hebron de Barcelona, donde cerró la campaña junto a Pedro Sánchez. "Quien quiera avances, convivencia y estabilidad, debe coger la papeleta de Salvador Illa", ha dicho a su vez el presidente del gobierno español, al que el público ha convencido para que se pusiera una camiseta de merchandising del candidato antes de arrancar el discurso.
Entre gritos de "Illa president" y en apoyo de Sánchez, unas 3.500 personas han llenado el pabellón con banderas y banderas del PSC y 500 han seguido el mitin desde fuera del pabellón, el mismo lugar donde finalizaron la campaña de las municipales , en la que ya se erigieron en la fuerza más votada en Catalunya. Illa ha apelado al voto útil para dejar atrás una "década perdida" en educación, sanidad, renovables y seguridad, y durante la que cree que Esquerra, Junts y la CUP han "despreciado" el autogobierno de Catalunya. La papeleta de los socialistas –ha dicho– es "la única opción" de dar la vuelta a este escenario con más colaboración y menos confrontación.
Una campaña marcada por Sánchez
La campaña del PSC quedó marcada al inicio por la decisión de Sánchez de apartarse de los focos para reflexionar si continuaba al frente del gobierno español a raíz del "acoso" de la derecha y la extrema derecha a la suya esposa. Los socialistas habían previsto centrar sus mensajes en la defensa de los servicios públicos, pero tuvieron que repensar la estrategia para convertir temporalmente la campaña en una defensa del liderazgo de Sánchez, que debía estar en el mitin inicial, en Sabadell, y en Santa Coloma de Gramenet. Tras anunciar que seguía al frente del ejecutivo central el líder del PSOE se ha volcado en la campaña catalana, donde ha llevado su lucha personal y política contra el "barro" de PP y Vox y sus tesis más xenófobas. Reapareció por sorpresa en la Feria de Abril el 1 de mayo, y desde entonces ha encadenado mítines en Sant Boi, Montmeló, Vilanova y la Geltrú –éste, no previsto–, una visita sorpresa al centro de Tarragona y el acto final en Vall d'Hebron. La reaparición de Sánchez en campaña sirvió a los socialistas para movilizar a una parte de su electorado que, según reconocen desde el mismo partido, tiende a abstenerse en las elecciones catalanas.
Este jueves, y evocando los precedentes de las generales del 23 de julio, Illa y Sánchez han pedido a los catalanes una movilización masiva en favor de la papeleta socialista para dejar atrás la "parálisis" del Proceso y "poner Catalunya en marcha" -su lema en las municipales–. Desde el escenario, Jaume Collboni ha pedido a los catalanes votar con la misma "convicción" que les permitió ganar el pasado año –ya él, ha dicho, poder volver al recinto olímpico como alcalde–. La número 2, Alícia Romero, ha apelado al voto de las mujeres, otro de los colectivos clave en la victoria socialista del 23-J.
Esquivando obstáculos
Si se hace caso de los pronósticos de las encuestas, el PSC ha logrado sortear los elementos que podrían haber hecho desestabilizar la campaña de Salvador Illa. El primero fueron las comparecencias del candidato en calidad de exministro de Sanidad a las comisiones de investigación en el Senado y en el Congreso por el caso Koldo y la trama de compraventa de mascarillas, que, aunque le han valido algunas críticas de Esquerra , Junts, PP y Cs, no han hecho una gran ofensiva.
El siguiente susto fue la salida de tono de Matías Carnero, asegurando que Carles Puigdemont se fue al exilio en el maletero de un coche y quizá "cagado y meado", que no gustó al partido. La jefa de campaña del PSC, Lluïsa Moret, pidió disculpas, pero pese a las críticas del independentismo, el tema no centró los debates de la siguiente semana ni le ha complicado a Isla la campaña. El resbalón más destacado del candidato en campaña han sido sus dos lapsus lingüísticos con 'Lérida' y 'Bajo Llobregat'; pero fuentes del partido destacan que, si ésta debe ser la principal crítica que deben hacerle sus adversarios, es que el PSC va por el buen camino.
La promesa de estabilidad
Durante la campaña, Isla se comprometió a liderar un Gobierno "transversal" y estable. Para ello, apeló a votantes de todos los espacios desde el día en que el partido, aprovechando su congreso, le nombró candidato: guiñó un ojo a los nostálgicos de Convergència dejándose ver con Miquel Roca y haciéndose con los apoyos de Santi Vila y Miquel Sàmper, ha reivindicado la figura de Josep Tarradellas desde el monumento al expresidente en Cervelló, y no ha tenido complejos en dar mítines en parte o íntegramente en castellano. Lo ha vuelto a hacer en el mitin de cierre, donde ha pedido el voto a los votantes más fieles, a los "despistados" e, incluso, a quienes nunca han cogido la papeleta del PSC, pero están descontentos con cómo han ido las cosas a Cataluña en los últimos diez años.