Feijóo renuncia a seducir a Catalunya
BarcelonaAlberto Núñez Feijóo ha aprendido la lección. No puede venir a Barcelona a intentar seducir a los empresarios catalanes con argumentos que tendrá que tragarse nada más llegar a Zaragoza, que es lo que le ocurrió la primera vez. El Feijóo de este martes en el Cercle d'Economia renunció a lanzar algún mensaje específico en el ámbito de la financiación autonómica o de la opa y se ha limitado a hacer el mismo discurso que haría ante una reunión con empresarios en Extremadura o La Rioja, es decir, rebajas de impuestos, derogación de leyes intervencionistas como la de la vivienda, etc. El sueño de un PP autonomista con el que soñaron los asistentes a las jornadas del 2022 se ha ido desvaneciendo hasta desaparecer, en este 2025, por completo.
Curiosamente, Feijóo ha seguido al pie de la letra el manual de su representante en Catalunya, y hasta ayer opositor interno, Alejandro Fernández, que en su libro A calzón quitao defiende que desde el PP no hay que hacer ningún tipo de acercamiento al catalanismo. La cara de decepción de los asistentes a su intervención y el tono del mismo Jaume Guardiola en su conversación con él lo decían todo. Y más cuando el día anterior Pedro Sánchez se había cuidado mucho de alabar la Catalunya de Salvador Illa. De Feijóo no han conseguido ni un mísero guiño. Nada. Ni siquiera una referencia a su condición de periférico y gallegohablante.
Entre Ayuso y Vox
Feijóo ha llegado a la conclusión de que si quiere llegar a la Moncloa no se puede apartar ni un milímetro de la doctrina que se dicta en la Puerta del Sol (Ayuso-Aznar). Y hacerlo le ha costado varios disgustos. No en vano es el primer líder del PP que tuvo que contradecirse a sí mismo tras revelar a un grupo de periodistas que estaría dispuesto a estudiar un indulto para Carles Puigdemont. Es posible que nunca lleguemos a saber qué piensa de verdad Feijóo, porque si algún día llega a la Moncloa tendrá que ser de la mano de Vox, que lo someterá a un marcado todavía más duro que el de Ayuso. Pero él confía en un milagro y que no tenga que depender de Abascal. Sería la única forma de descubrir al Feijóo real.