La fortaleza de Vox amenaza a los 'barones' del PP
El presidente de Andalucía admite que el crecimiento de la extrema derecha podría dificultar reeditar la mayoría absoluta
MadridUno de los titulares que dejaron las elecciones del pasado domingo en Extremadura fue la contundente mejora de Vox: la formación de Santiago Abascal duplicó los escaños y el porcentaje de voto, logró 40.000 papeletas más que hace dos años y medio y fue la segunda fuerza en la ciudad de Cáceres. "Tiene una subida notable que respetamos", apuntaban el lunes fuentes de Génova. Esta contundente progresión de la extrema derecha hizo descarrilar uno de los objetivos que se había marcado María Guardiola, que aspiraba a depender menos después que Vox haz embarrancar la legislatura con la negativa a aprobarle los presupuestos. Y no solo eso, sino que la fortaleza de Vox puede tener resonancias en los comicios autonómicos previstos para el primer trimestre de 2026 en Aragón, Castilla y León y Andalucía.
Uno de los puntos calientes serán las elecciones andaluzas. En el 2022, Juanma Moreno Bonilla logró una mayoría absoluta inédita e impensable que ha servido al PP ya Alberto Núñez Feijóo para sacar pecho de la capacidad de gestión de los populares. Ahora el examen será reeditarla, una meta que no será fácil: "Cuando Vox está por encima del 17%, es muy difícil tener mayoría absoluta en cualquier territorio", admitió el lunes el presidente andaluz, quien expresó que confía tener una "mayoría suficiente y de estabilidad" para gobernar, sin verbalizar abiertamente que el horizonte es la mayoría absoluta. El último barómetro del Centro de Estudios Andaluces –el equivalente al CEO–, precisamente, situaba a Vox en un 17,5% de los votos y dejaba al PP haciendo funambulismo en torno a la mayoría absoluta. Más tarde, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, se sumó a la misma tesis en una entrevista en esRadio: "Es aritmética. Si la tercera formación tiene tanto porcentaje de votos, las mayorías absolutas se dificultan de forma extraordinaria".
En Andalucía, el PP asume con resignación que Vox esté catapultado. Juanma Moreno Bonilla cree que el partido de extrema derecha "seguirá subiendo" mientras Sánchez esté en la Moncloa y admite "preocupación" viendo que la "tendencia al crecimiento" de los de Abascal será "generalizada". En cambio, Jorge Azcón sostiene que Vox "sigue siendo un partido minoritario", se queja de que esté "capitalizando el cabreo" contra Sánchez estando "cómodo en la oposición" e invita a Abascal a decidir si "sigue bloqueando o ayuda a los gobiernos del PP".
Ahora mismo en el parlamento aragonés Vox tiene 7 escaños de 67 (28 de los populares); mientras que en Andalucía la extrema derecha tiene 14 de 109, frente a los 58 del PP, que gobierna cómodamente con mayoría absoluta. En cuanto a Castilla y León, el PP también depende de Vox, ya que tiene 31 escaños de 81 y necesita a los 13 de la extrema derecha para gobernar.
De puertas afuera, la dirección del PP tampoco teme la progresión ascendente de Vox. La portavoz en el Congreso, Ester Muñoz, subrayaba el martes que los pactos de los populares con la extrema derecha no son "los que dan miedo" y recalcaba que, pese a la "retórica" que ha alimentado al PSOE en los últimos meses, ambas formaciones consiguieron mejorar los resultados en Extremadura: "Quien debería temer al auge de Vox. tanto, no tenemos ningún miedo", remachó.
El presidente andaluz augura que Vox sólo empezará a bajar cuando "entre en los gobiernos, asuma responsabilidades y empiece a desgastarse ya demostrar que sus políticas no son viables en muchas ocasiones". Pero el partido de Santiago Abascal ya pasó por esta etapa y –en parte, siguiendo la experiencia y aprendizaje de Podemos– acabó pasando página para desmarcarse del PP y poder tener perfil propio: en julio del 2024, rompió todas las alianzas autonómicas con el PP después de que los populares pactaran con el gobierno español el reparto voluntario de 350 menores extranjeros. ¿Qué hará ahora? Ester Muñoz cree que no querrá entrar en los gobiernos: "No los veo con demasiadas ganas. Decidieron salir, porque no les gustaba la gestión".
La mirada puesta en el Aragón
Antes de que Andalucía y Castilla y León, la próxima parada del "efecto dominó" o el "tsunami" –tal y como lo han bautizado en Génova– será Aragón. Fuentes del entorno de Jorge Azcón consultadas por el ARA creen que las elecciones en Extremadura no tendrán incidencia y sostienen que –simplemente– son el "vaticinio" de la derrota del PSOE de Pilar Alegría. "No creemos que haya que mirar a ningún otro sitio", apuntan. Sobre las perspectivas electorales de Vox, evitan hacer "futurología" al tiempo que niegan ningún temor al ascenso de la ultraderecha y recalcan que se esforzarán al máximo para explicar que "es necesario un gobierno fuerte" del PP. Tampoco están preocupados por las encuestas aduciendo que lo "más significativo" es la "deshecha" de los socialistas.
En paralelo, fuentes cercanas a Feijóo esgrimen que el hecho de que Vox haga exigencias de que "no son racionales" en la negociación en Extremadura puede tener "incidencia" en otras elecciones: "Veremos qué repercusión tiene percibirle como un partido que lo complica todo". Sobre el nuevo horizonte electoral, reprochan al PSOE que su "única alegría" sea que la "ultraderecha que dicen combatir" tenga la clave de los futuros gobiernos del PP.
Una de las conclusiones que también deja la noche electoral de Extremadura es en clave demoscópica: las encuestas fueron incapaces de predecir la fuerte subida de Vox. En las semanas previas, todos los sondeos reflejaban que el partido ultra mejoraría los resultados, pero casi ninguno supo pronosticar que llegarían a los once escaños y al 17% de los votos. De las trece encuestas que hubo entre la convocatoria electoral y el 21-D, sólo tres situaban a Vox por encima de los diez escaños y sólo cuatro auguraban que recibiría más del 14% de los votos. La media era de nueve escaños y de un 13,75% de los sufragios. Ese voto indetectable es el que también podría irrumpir en futuras elecciones y hacer temblar la estrategia del PP.
Regalar o prestar un coche
Desde la noche del domingo, el relato insistente del PP es que "se ha reducido el bloqueo" porque María Guardiola le basta con la abstención de Vox y no necesita un voto afirmativo: "No es lo mismo que te preste tu coche que me lo regales", argumentan metafóricamente voces cercanas a la cúpula del PP. Mientras Guardiola, en una entrevista en la Cope, pedía "poner en la balanza el resultado electoral en su conjunto".
Ahora bien, Vox se ha apresurado a rebajar la euforia popular. El líder territorial de Vox, Óscar Fernández, dejaba claro que utilizarán la "fuerza" que tienen tras haber recibido el apoyo del "doble" de extremeños y recurría a la ironía al ser preguntado en Canal Extremadura Radio por la esperanza de Guardiola de que se abstengan: "Yo aspiro a ser delantero centro". El partido de extrema derecha pondrá encima de la mesa lo mismo que hace dos meses y que el PP rechazó. El secretario general de la formación, Ignacio Garriga, añadía a Telecinco que el tablero en el que deben producirse las conversaciones es "muy distinto" al del 2023. Es decir, la extrema derecha está conjurada a hacer sufrir al PP.