Los socialistas reclaman un último esfuerzo para hacer inútil "el cordón sanitario"

La cabeza de lista del PSC hace un último llamamiento "a cada voto por el cambio"

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Salvador Illa y Pedro Sánchez esta tarde

El candidato del PSC a la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, exprimiendo las últimas horas de una cursa frenética que para él empezó el 30 de diciembre, cuando se convirtió en la cabeza de lista sobrevenido del partido, ha metido tres actas electorales, una rueda de prensa y una entrevista en el último día de campaña. Desde finales de año Illa ha trabajado para hacer real el sueño del partido de volver a ganar las elecciones en Catalunya con llamamientos constantes al voto útil del unionismo y sacando pecho de la "moderación" en frente del resto de partidos, a quienes ha acusado de querer la confrontación. "Cada voto por el cambio abre una rendija en el muro que quieren construir", ha asegurado esta tarde en su último mitin, acompañado por el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que también ha criticado el veto por escrito del independentismo a pactar con el PSC.

La derrota de Ciudadanos es tal que, a no ser que se dé un cambio de guion que nadie espera, Illa mira al 14-F sabiendo que liderará el bloque constitucionalista. No obstante, el llamado efecto Illa no ha conseguido, según los sondeos, desbancar el espacio independentista, que puede retener la mayoría absoluta. Y el "reencuentro" que ha invocado durante toda la campaña no parece tener opciones de materializarse en forma de pactos postelectorales: los independentistas le han vetado en un documento por escrito y él también se ha negado públicamente a gobernar con ellos. La opción que reivindica, de replicar el ejecutivo español con un acuerdo con En Comú Podem, es difícil de sostener con la correlación de fuerzas que señalan las encuestas.

En un intento de contradecir las previsiones, el PSC se ha abocado a la importante bolsa de abstencionistas e indecisos -muchos de los cuales son mujeres- con numerosos llamamientos a la movilización del voto. Lo ha hecho manteniendo su apuesta por la marca Illa y reforzando el perfil presidenciable de su candidato, rodeándolo de ministros del gobierno español y con una fuerte presencia del presidente Pedro Sánchez en campaña. También a través de numerosos actos sectoriales y dibujando las caras visibles de su hipotético ejecutivo catalán -con Olga Pané y Maurici Lucena como consellera de Salut y vicepresident económico, respectivamente. Sin olvidar su tono pretendidamente sosegado y un discurso lleno de conceptos como la gestión y el buen gobierno. Una serenidad que Illa solo ha abandonado hoy en los últimos minutos de la campaña. "El miedo nos ha atenazado y la impotencia nos ha frustrado durante demasiado tiempo, pero hoy la esperanza y la ilusión nos empujan a abrir nuevos horizontes", ha reivindicado: "Fem-ho, hagámoslo, ¡a ganar!"

Illa ha reivindicado las siglas del partido, que desde la llegada de Sánchez al gobierno ha iniciado una remontada, como "un orgullo". "Soy orgullosamente socialista, progresista, de izquierdas", ha dicho el dirigente del PSC, que ha prometido a los votantes: "Si vosotros ponéis los votos yo pondré el cambio". El candidato arrancó la campaña con relativa placidez a pesar de las críticas vehementes por haber abandonado el ministerio que sus adversarios le habían hecho en los días anteriores, y con la amenaza que el TSJC finalmente diera luz verde al aplazamiento electoral, lo que habría diluido el golpe de efecto estudiado por Sánchez de cambiar el candidato a pocos días del inicio de la campaña.

Desde el primer momento denunció el todos contra Illa del resto de formaciones, una idea que se había convertido en un eslogan más de los socialistas, que veían en estos ataques una ayuda para perfilar a Illa como alternativa de gobierno. No obstante, el pasado martes Illa sufrió una sacudida cuando se hizo público que no se había querido hacer la PCR ni el test de antígenos antes de participar en el debate electoral de Tv3. Una polémica -alimentada por sus contrincantes- que le ha perseguido desde entonces, hasta el punto que el ministerio de Sanidad tuvo que confirmar ayer públicamente que Illa no se ha vacunado contra el coronavirus, como insinuaban tanto Cs como el PP y ERC. "El todos contra Illa se ha convertido en contra Illa vale todo", ha denunciado Sánchez.

No obstante, los socialistas han mantenido el rumbo firme y se han centrado en criticar el independentismo. En los últimos días, cogiéndose al veto a pactar con el PSC, que Illa ha considerado una "nueva fotografía de Colón", se ha situado como árbitro y defensor del "diálogo" entre dos bloques enfrentados. "Al reencuentro, la socialdemocracia, la voluntad de avanzar como pueblo, no se le puede poner un cordón sanitario", ha espetado hoy Sánchez, que con su apuesta de situar a Illa como cabeza de lista a expensas de remodelar el gobierno español no ha dejado dudas sobre la importancia que da a volver a tener un PSC fuerte en Catalunya. "Romperemos este cordón sanitario", ha sentenciado.

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