La cúpula judicial

Más poder a los jueces: así presiona a la UE (y Feijóo) al PSOE para cambiar el CGPJ

El comisario Reynders, más allá de la renovación, quiere también modificar el sistema de elección de los vocales

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Bolaños y Pons bajo la atenta mirada de Didier Reynders en Bruselas.

MadridDespués de más de cinco años bloqueado, no parece que el contexto electoral –en Galicia el 18 de febrero y en Europa el 9 de junio– sea el más propicio para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Pero PSOE y PP se sentaron este miércoles en una mesa presidida por el comisario de Justicia europeo, Didier Reynders, con el objetivo de llegar a un acuerdo. La mediación del político belga parte, eso sí, de una premisa que favorece la formación conservadora: Bruselas defiende que debe haber un cambio de modelo en la elección de los vocales de procedencia judicial y que sean escogidos por los propios miembros de la carrera. Es decir, lo que sostiene al PP. En cambio, los socialistas subrayan que no deben ponerse condiciones a la renovación del CGPJ con el sistema actual –los 20 vocales, 12 jueces y 8 juristas de reconocido prestigio, se eligen en el Congreso y en el Senado con una mayoría de tres quintas partes–, pero se abren a abrir después el debate sobre la reforma del método.

En los últimos meses, la ambigüedad de Reynders ha permitido al PSOE y al PP defender, cada uno por su parte, que Bruselas optaba por su visión. La recomendación de la Comisión Europea es la siguiente: "Hay que proceder a la renovación del CGPJ como prioridad e iniciar, inmediatamente después de la renovación, un proceso de adaptación del nombramiento de los vocales jueces, teniendo en cuenta los estándares europeos". Es evidente que el comisario nunca ha señalado la formación de Alberto Núñez Feijóo como la responsable de este bloqueo, pese a ser el actor que ha cambiado de actitud respecto a renovaciones anteriores. Públicamente, el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, no hace mala sangre contra Reynders, pero es evidente que no le ve como un aliado. En un mes dejará el cargo para preparar su candidatura a presidir el Consejo de Europa y antes, el 12 de febrero, mediará en un nuevo encuentro con el vicesecretario del PP, Esteban González Pons, y Bolaños, que advertía de que el próxima cita es "la última oportunidad".

No ha trascendido el contenido de la conversación de este miércoles, pero Pons salía con "pesimismo", según dijo, porque no ve que el PSOE se mueva. Desde Bruselas, este jueves el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha insistido en que la renovación del CGPJ y el acuerdo para reformar el sistema de elección de los vocales deben ser "simultáneos". "Mientras no se cierre todo, no se podrá acordar nada", ha afirmado. "Habrá renovación y habrá ley. Habrá ley y habrá renovación. Si no, la negociación quedaría coja", añadió.

El porqué de unos y otros

Los informes europeos sobre independencia judicial llevan años observando carencias en el estado de derecho español. El sistema actual ha propiciado que el PP y el PSOE, los partidos mayoritarios y que, por tanto, llegan a la mayoría reforzada que requiere la elección del CGPJ, puedan repartirse los asientos del órgano de gobierno de los jueces dependiendo de qué formación tiene más peso en ese momento. Pero es cierto que el mandato de cinco años no coincide exactamente con el de la legislatura. En la práctica, los integrantes son conscientes de quien les ha propuesto y se traduce en una lógica de bloques conservador y progresista que pervierte su funcionamiento. España no es como Hungría, donde Europa ha condicionado la entrega de fondos europeos a una despolitización del sistema judicial, pero Bruselas también pide al Estado que salga de ese círculo vicioso en el que se ha instalado.

En todo caso, el modelo actual ha satisfecho hasta ahora tanto al PP como al PSOE: los socialistas han podido colocar a miembros de Jueces por la Democracia hasta el punto de que existe una sobrerrepresentación de esta asociación considerada progresista; y los conservadores, con su obstruccionismo, han procurado no perder la mayoría del CGPJ o, al menos, una minoría de bloqueo. Con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Moncloa, el órgano de gobierno de los jueces estuvo casi dos años en funciones por el veto de Mariano Rajoy, hasta que pactó con el PSOE que en el CGPJ que se constituyó en septiembre del 2008 hubiera un mínimo de vocales de su cuerda. ¿Con qué objetivo? Que los nombramientos de magistrados en el Tribunal Supremo o en otras instancias -que hace el CGPJ-, que requieren una mayoría reforzada, obligaran a un acuerdo entre ambos bloques.

Ahora que el PP tiene la mayoría ve que un pacto político con el PSOE le comportaría quedar en minoría y defiende un cambio en el modelo. ¿Por qué? Porque sabe que si se confiere un sistema de elección en el que los jueces se eligen entre sí, es probable que triunfen perfiles conservadores. No hay evidencia científica sobre la prevalencia de jueces de derechas, porque más de la mitad de la carrera judicial no está asociada, pero si se toma la parte que sí está asociada a la diferencia es notable. Por el mismo motivo, pero a la inversa, el PSOE prefiere elegir nombres vía Les Corts y seguir sobrerrepresentando a Jueces por la Democracia, a la que sólo está afiliada aproximadamente un 7% de la carrera judicial y, en cambio, tiene una cantidad importante de puestos en la cúpula judicial.

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