ESCENARIO POSTELECTORAL

El PSC se juega el alcance de su remontada el 26-M

El partido cree que las generales lo refuerzan para crecer en los municipios

Marc Toro
3 min
Meritxell Batet i Miquel Iceta presidint la comissió executiva del PSC posterior als resultats de les eleccions del 28-A.

Barcelona“¡Respiremos!” La reacción de un dirigente del PSC en plena resaca electoral evidenciaba el lunes el alivio y la satisfacción de un partido que, aunque lo tenía todo de cara para conseguir un buen resultado, ha aprendido a no fiarse de percepciones ni encuestas. El segundo lugar conseguido en las generales del domingo, con doce diputados, cinco más que el mínimo histórico de 2016 (y 351.684 votos más que en las catalanas), fue celebrado por los socialistas como el fin de una travesía por el desierto, después de años de citas electorales en las que para conseguir el aprobado bastaba con no volver a bajar. Pero las municipales —y las europeas— del 26 de mayo supondrán una prueba del algodón para los de Iceta, que medirán si el éxito en las urnas es solo el resultado del llamamiento al voto útil para frenar la derecha o si es un punto de partida para recuperar un papel central.

“Las generales eran el primer round, pero ahora tenemos que rematar el trabajo”, admiten fuentes socialistas. Varios cargos consultados coinciden en este diagnóstico y se muestran convencidos de que, aunque la dinámica en los municipios es muy diferente, los resultados de las generales mejoran las perspectivas del partido de cara a los comicios que vendrán. La ventaja que les dan la proximidad de las urnas y la victoria de Pedro Sánchez en el Estado son dos de los argumentos utilizados, y también el hecho de que la apuesta por la distensión se haya impuesto. “La gente está harta y quiere que nos entendamos”, opina una voz del partido. “La gente quiere diálogo”, corrobora un miembro de la ejecutiva y añade que este es el mismo motivo por el que ERC le ganó a JxCat.

Otras fuentes socialistas, en cambio, creen que en estas elecciones ha habido un buen grueso de votantes en Cataluña que ha votado a Meritxell Batet por el miedo a la extrema derecha. “Hemos tenido mucho voto prestado. Había mucha gente asustada y que nos veía como el mal menor”, apuntan, conscientes de que el independentismo sigue siendo mayoritario, pero incluso las fuentes menos optimistas consideran que el 28-A sitúa el PSC en una “posición de fuerza” para continuar la remontada en las elecciones municipales, en las que en 2015 perdieron a 837 concejales. La recuperación el domingo pasado del cinturón metropolitano, donde en las últimas generales habían ganado los comunes, da margen a los candidatos de los históricos feudos socialistas para resistir ante las confluencias de izquierdas y los ahora debilitados Cs. Y la victoria en cinco de los 10 distritos de Barcelona —difícilmente repetible el 26-M, opinan todas las fuentes— favorece la candidatura de Jaume Collboni en la disputada batalla por la capital. El PSC confía en que el efecto Sánchez ayude también en el interior, donde “ser socialista ya no es tan duro”, dice un cargo intermedio.

Ligados a la evolución del diálogo

Los de Miquel Iceta, de hecho, se apoyan en la continuidad del PSOE en la Moncloa como garantía, al margen de las urnas, de un cierto papel protagonista que en los últimos meses ya han podido degustar. “Nadie podrá hablar en nombre de Cataluña sin contar con el PSC, ahora más que nunca”, decía Batet valorando los resultados. Pero el rol destacado del partido que, de momento, sigue siendo cuarta fuerza en el Parlamento dependerá en gran medida de la buena marcha del diálogo que se proponen retomar tanto el Gobierno central como la Generalitat, aunque no se prevé que se concrete hasta que los presos políticos sean sentenciados. Augurar que el PSC vuelve, tal como afirma un dirigente del partido, depende todavía de muchos factores, empezando por el papel de los socialistas el 26-M.

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