¿A quién votan los jubilados? El riesgo de cabrear al botín electoral más preciado
BarcelonaFranklin Roosevelt, presidente de Estados Unidos de 1933 a 1945, se enorgullecía a menudo de haber implementado el estado del bienestar. "No podemos proteger al cien por cien de la población del cien por cien de riesgos de la vida, pero les podemos dar cierta protección cuando pierdan el trabajo o cuando se hagan viejos", dicen las palabras iniciales de la ley que consagraba la seguridad social . Años después, visto el impacto positivo que tuvo la legislación en la vida de muchos americanos, Roosevelt exclamó: "No habrá ningún maldito político que se atreva a tocar mi programa de la seguridad social".
En efecto, el sistema de pensiones, sea en Estados Unidos o en buena parte de los países europeos, constituye un pilar fundamental del estado y, aunque a menudo no esté en primera página mediática, uno de los pilares esenciales de la política. En nuestro entorno, el Pacto de Toledo, aprobado por el Congreso de los Diputados en 1995, regula el actual sistema de pensiones español. Aprobado por mayoría amplia, el objetivo del Pacto es también aislar las pensiones del debate político. Pero no siempre es posible. El rifirrafe político de esta semana en torno al decreto ómnibus del gobierno español ha vuelto a poner de manifiesto que, como decía Roosevelt, nadie se atreverá a cambiar casi nada del sistema de jubilación, lo que es lo mismo que decir que los políticos, por convicción o no, prefieren mantener el statu quo. Como se ha visto en el caso del PP y de Junts, que pese al no inicial han acabado apoyando la ley, la idea predominante es que a los jubilados es mejor no cabrearlos.
Sin embargo, desde 2008 los mayores de 65 años son los únicos que han mejorado su poder adquisitivo (cerca de un 6,5%, según datos del INE). La revalorización de las pensiones es generalmente superior a la de los trabajadores públicos (por ejemplo, 3,8% frente a un 2% en 2024). Cierto es que a menudo pierden poder adquisitivo y su sueldo no se actualiza con la inflación, pero la distancia es aún mayor por el resto de la tabla laboral. Desde 2012 los jubilados superan en renta a casi todas las franjas de trabajadores: su renta media neta es un 26% superior a la de los jóvenes de entre 16 y 29 años.
¿Por qué? Motivos hay varios, pero uno prominente es que los jubilados constituyen un botín electoral de lo más goloso. Al menos, por dos motivos de peso. En primer lugar, se trata de un elector cuantitativamente muy numeroso (8,8 millones de votantes). Las personas nacidas entre 1958 y 1977, la llamada generación baby boom, es hoy en día mayoría, con un peso demográfico mucho más relevante que cualquier otra generación. Los boomers se están progresivamente jubilando.
En segundo lugar, los jubilados o aquellos que están a punto de estarlo suelen votar más y suelen tener un grado de lealtad electoral mucho más elevado. Sobre todo en comparación con las cohortes más jóvenes de edad, las personas en edad de jubilación muestran una constancia participativa remarcable. Por ejemplo, su participación sube fácilmente del 70% en las elecciones generales. Además, en nuestro contexto muchos jubilados llevan una mochila cultural a sus espaldas que les hace otorgar al hecho de participar una importancia especial y, por tanto, son más fáciles de movilizar. Al fin y al cabo, muchos se socializaron políticamente en la Transición y, por tanto, ven el hecho de votar como un deber cívico que debe cumplirse debidamente.
Cierto es que hablar de los jubilados, asumiendo que es un cuerpo homogéneo de electores, es una simplificación. Sin embargo, la evolución electoral nos muestra que el PSOE es su principal beneficiado; un sector al que le debe buena parte de su poder en las urnas. Ahora bien, el PP no ha logrado gobernar aún sin que los jubilados lo apoyaran.
El caso catalán
En nuestro país el patrón electoral de los jubilados es similar al resto del Estado, aunque hay algunos matices. Tradicionalmente, ha sido un elector más de derechas y españolista que el resto de la población. Ahora bien, la CiU de Jordi Pujol solía tener un nicho electoral importante, patrón que Junts per Catalunya ha heredado, pero ni mucho menos como era en el pasado. En los últimos años, a caballo de los acontecimientos políticos y el reemplazo generacional, observamos cómo el jubilado catalán cada vez se comporta electoralmente más parecido al del resto del Estado. Sin embargo, hay un matiz importante: el voto al PSC entre los jubilados catalanes es similar al que tiene el PSOE entre los jubilados en el resto del Estado. Pero en el caso del PSC, esto tiene más mérito, teniendo en cuenta que en Catalunya hay muchos más partidos competitivos y el voto está más repartido.
El gráfico curioso de la semana
¿Dónde han estudiado las élites?
Que las élites políticas y económicas suelen regentar los mismos círculos de socialización y poder es algo sabido desde la antigüedad. Pero sus conexiones, formales e informales, no solo pueden forjarse en determinados acontecimientos (piensen por ejemplo en la nómina de cargos que visitan la tribuna del Bernabéu), sino que probablemente comienzan bastante antes. La universidad, además de ser un espacio de conocimiento, lo es también de (re)producción de espacios de poder. Una intuición a la que un artículo académico reciente ha intentado poner cifras, identificando dónde han estudiado 4.829 personas que forman parte de la élite actual de todo el mundo. La Universidad Harvard (EE.UU.) gana por goleada, seguida de las de Oxford y Cambridge (Reino Unido). La primera española se encuentra en la posición 36 (Complutense de Madrid) y la primera catalana en posición 78: la Universitat de Barcelona.
