Ciencia

Los alimentos con aceite de palma favorecen metástasis más agresivas

Investigadores del IRB demuestran que el componente principal del aceite de palma promueve la expansión agresiva de los tumores

El aceite de palma se relaciona con las dietas alimentarias poco saludables.
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BarcelonaEl ácido palmítico, uno de los sospechosos habituales de las dietas alimentarias poco saludables, acaba de recibir un nuevo testigo que hunde todavía más su presunción de inocencia. Si desde hace unos años se le acusa de ser responsable de aumentar los niveles de colesterol o de incidir negativamente en la aparición de enfermedades cardíacas, ahora es el turno de valorar su papel en el cáncer. Y tal como se sospechaba hace ya cuatro años, se ha visto que este ácido, uno de los componentes mayoritarios del aceite de palma, desencadena un mecanismo que favorece la actividad de las células metastásicas y, por lo tanto, el riesgo de generar tumores a distancia. Del mismo modo, induce un efecto memoria que hace que el comportamiento sea más agresivo. La búsqueda, liderada por el investigador del ICREA Salvador Aznar-Benitah, del Institut de Recerca Biomédica (IRB) de Barcelona, se publica este miércoles en la revista Nature

Los resultados de la investigación revelan que este fenómeno, que podría ser universal para todo tipo de tumores sólidos, se da en más proporción cuando consumimos una dieta rica en ácido palmítico, un ácido graso saturado de origen vegetal presente en multitud de alimentos procesados, además de la carne o los lácteos, cosa que lo hace casi inevitable a efectos prácticos. “Cuando un tumor se expone al ácido palmítico se activan mecanismos que hacen que las células que se desprenden tengan un potencial metastásico más agresivo”, detalla el investigador. Además, esta exposición, que proviene de la dieta, genera en determinadas células del tumor la capacidad de guardar en su memoria este mecanismo. “El tumor tiene memoria del ácido palmítico, de forma que futuras exposiciones volverán a desencadenar el proceso metastásico”, añade.

En la investigación, centrada en cánceres orales y melanomas, se ha detectado que este fenómeno solo se produce en una pequeña población de células del tumor. “Los tumores son heterogéneos por definición, lo cual implica que coexisten muchos tipos celulares”, dice Aznar-Benitah. En este caso, se trata de células con una expresión de la proteína CD36 positiva. “Las hemos identificado en la periferia del tumor, y en conjunto apenas representan entre el 1% y el 5% del total”. Como se sabe desde hace años, cada día se desprenden células cancerosas de un tumor. Si bien una gran mayoría son inviables o acaban siendo destruidas por el sistema inmunitario, una parte muy pequeña se infiltra en el sistema sanguíneo y llega a un punto distante en el cual acabará arraigando y generando un nuevo tumor. Lógicamente, las primeras en desprenderse son las de la periferia. Y si son CD36 positivas, incorporarán la caja de herramientas que necesitan para producir la metástasis.

La línea de investigación del equipo de Aznar-Benitah dio sus primeros grandes resultados en 2017, cuando corroboró que efectivamente el ácido palmítico podía tener efectos cancerígenos. Los nuevos resultados detallan el mecanismo. Además, la comparación con diferentes tipos de tumor, como mama, riñón, pulmón y páncreas, entre otros, a partir de bases de datos de acceso público a disposición de los científicos, “sugiere” que también contienen poblaciones de células CD36 positivas que acaban derivando en metástasis agresivas. La investigación también pone de manifiesto que el bloqueo de esta proteína reduce, prácticamente hasta la desaparición, el riesgo de haber metástasis. Esta característica se ha traducido en forma de varias patentes y en la puesta en marcha de una empresa biotecnológica para el desarrollo de fármacos basados en la inhibición de la proteína CD36. La empresa ha captado 30 millones de euros de inversión entre los años 2019 y 2020.

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