Preocupación por el retroceso en mates e inglés: "La pérdida de aprendizaje se puede cronificar"
La Fundación Bofill alerta que las pruebas de competencias básicas evidencian el impacto educativo de la pandemia
BarcelonaHay pocos datos disponibles, pero todos indican lo mismo: la pandemia ha causado una "profunda pérdida de aprendizajes" y ha agravado las desigualdades educativas. El impacto ha sido especialmente grave entre los estudiantes que ya partían de un rendimiento académico inferior y los que tienen una situación socioeconómica peor. Por ahora, las únicas evidencias de la magnitud del problema son los resultados de las competencias básicas, hechos públicos hace un par de meses, que evidencian un retroceso grave de los alumnos de 4.º de ESO, sobre todo en matemáticas e inglés. En comparación con el año 2020, la puntuación cayó 9,1 puntos en matemáticas y 6,2 en inglés.
"Es una de las caídas más pronunciadas de los últimos tiempos", asegura Miquel Àngel Alegre, jefe de proyectos de la Fundación Bofill. La entidad ha publicado este miércoles un estudio en el que alerta que la pérdida de aprendizaje se puede "cronificar" si no se activan medidas urgentes. "La pérdida del aprendizaje se debe de sobre todo a la pandemia", asegura Alegre, a pesar de que también es cierto que la caída ha sido especialmente significativa porque ya había diferencias: "Partíamos de un contexto con muchas desigualdades entre centros y entre alumnos, y ya sabemos que los países con muchos alumnos vulnerables son más sensibles a las sacudidas del contexto", dice Alegre. Uno de los datos que lo demuestran es que cada vez hay un porcentaje mayor de alumnos en el tramo más bajo del rendimiento: a pesar de que no se tendría que superar el 15%, un 23,5% de los alumnos de 4.º de ESO no llegan al mínimo establecido en matemáticas y un 20% tampoco en inglés.
Según los datos que ha analizado la Fundación, se han detectado diferencias entre centros públicos y centros concertados: los centros concertados tienen 4,8 puntos más en catalán y castellano, 8,4 puntos más en matemáticas y 11,3 más en inglés. Pero la entidad deja claro que las diferencias no se deben de a un "efecto titularidad" sino a las "desigualdades entre las composiciones sociales" que tienen los centros, lo cual también explica las "notables diferencias" entre los resultados de los centros de baja y alta complejidad. Por ejemplo, los alumnos de los centros ordinarios han obtenido de media casi 21 puntos más en inglés y 16,5 en matemáticas que los alumnos de los centros de alta complejidad. "El peligro es que se acabe naturalizando que hay centros de complejidad que siempre tendrán resultados bajos y que habrá alumnos que difícilmente podrán recuperar sus oportunidades educativas", avisa Alegre.
Para evitarlo, hacen falta políticas educativas que permitan mejorar los resultados de los alumnos con más dificultades: "Los sistemas educativos dan un salto adelante cuando se hacen mejoras para los más vulnerables, porque si mejoran los de abajo, los de encima también acaban mejorando, porque el sistema es más eficiente". Con este objetivo, Bofill reclama al departamento de Educación priorizar la mejora de los niveles de aprendizaje de los alumnos más débiles. Y esto implica identificar a los alumnos con más necesidades educativas para orientarles y hacer un seguimiento, y también preparar un plan individualizado que incluya entre 40 y 60 horas de orientación y apoyo o dar ayudas de hasta 3.000 euros a los alumnos vulnerables de 3.º y 4.º de ESO, bachillerato y FP o incrementar extraordinariamente los recursos de personal para los centros que más lo necesitan.
Con todo, según la entidad, Catalunya no se encuentra entre los países que han sufrido más pérdida educativa durante la pandemia, un hecho que se atribuye a la apuesta firme por volver a la presencialidad cuanto antes mejor, a los refuerzos covid y al "trabajo resiliente de maestras y profesores".
Los análisis de la Fundación Bofill van en sintonía con el estudio de la Fundación Cotec y el Centro de Políticas Económicas EsadeEcPol, que constató que los estudiantes de la generación pandemia han perdido un 13% del aprendizaje de un curso.