Clamor contra la pobreza: es necesario reformar el modelo de ayudas
Expertos convocados por el diario ARA afirman que las prestaciones sociales deben adaptarse a un mercado laboral precario para evitar que haya trabajadores en riesgo de exclusión
BarcelonaLa pobreza se enquista en Cataluña. Uno de cada cinco catalanes sobrevive con carencias básicas, un porcentaje que en el caso de menores de edad se incrementa en casi tres de cada diez. Son datos alarmantes para las entidades sociales, que avisan de que a la coyuntura económica, el alza desorbitada de los precios de las viviendas y de la inflación, se suma el factor de un modelo de ayudas ineficiente y obsoleto, hasta el punto que el 65% de la población que las necesita queda fuera de cobertura. Entre las razones que explican por qué todo el colchón de prestaciones y programas sociales que se han puesto en marcha tanto desde las administraciones públicas como de iniciativas privadas se demuestran insuficientes está la "desconfianza" hacia las personas empobrecidas, ha señalado la comisionada de Acción Social del Ayuntamiento de Barcelona, Sonia Fuertes, en una conversación con la subdirectora del ARA Carla Turró coincidiendo con el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, en la que también han participado el subdirector de la Fundación La Caixa, Marc Simón, la directora general del Casal dels Infants, Rosa Balaguer, y la directora de la Escuela Mercè Rodoreda, Àngels Cadena.
Esta "desconfianza" obliga a acreditar continuamente el nivel de ingresos; en definitiva, demostrar la pobreza ante una administración que, paradójicamente, tiene constancia de todos los datos de la ciudadanía y, por tanto, conoce perfectamente quién es pobre y quién no. Y además existen barreras lingüísticas o tecnológicas que lo ponen más difícil. "Hoy en día se habla de digitalización y de la inteligencia artificial, pero tenemos una parte de la población sin acceso a internet u ordenadores, y eso genera barreras", afirma Simón, quien ha explicado incluso que la Fundación La Caixa ayuda a realizar estas gestiones a quienes lo necesitan, una función que a menudo recae en los servicios sociales de los ayuntamientos.
No se trata de que no haya prestaciones, al contrario. Existe un gran abanico de ayudas (renta garantizada de ciudadanía, el ingreso mínimo vital, las becas comedor, las ayudas de los servicios sociales básicos de cada municipio o consejo comarcal, etc.), pero están desactualizadas y sobre todo están tan "fragmentadas" que provocan desatención, lamenta Fuertes, que apunta la necesidad de realizar un cambio para hacer un modelo más "ágil" en estas ayudas que deben servir para mejorar las condiciones de vida.
Rosa Balaguer del Casal dels Infants denuncia que con el actual modelo, incluso cuando se ha dado la ayuda, la familia sigue siendo pobre porque los criterios se basan sólo en la renta, cuando la pobreza no es sólo una cuestión económica. Prueba de ello es que cada vez hay más trabajadores que no pueden hacer frente a gastos básicos como una vivienda digna, una dieta saludable y variada o unas vacaciones de una semana al año, indicadores que sirven para cuantificar el riesgo de exclusión social. En este punto, Balaguer afirma que es necesario tener en cuenta la "complejidad del mercado laboral" y reclama ayudas "complementarias a los salarios". En el día a día, las entidades sociales o los centros educativos se topan con familias que cuando se encuentran de nuevo en paro después de un tiempo trabajando, deben esperar meses para que les activen las ayudas sociales, ya que administración les pide la misma documentación de nuevo.
La prioridad política
Los expertos apuntan que si bien son necesarios recursos económicos, es importante también que la voluntad política "priorice" la pobreza, sobre todo cuando afecta a las criaturas. En este punto, Àngels Cadena se ha felicitado por el hecho de que en Barcelona ningún alumno escolarizado en la etapa de primaria "se queda sin comida", incluso cuando por los baremos económicos de su familia no se les ha concedido la beca . "Es un lujo que muchos niños puedan hacer tres comidas al día", ha lamentado la directora de la escuela, situada en el distrito de Nou Barris de Barcelona, una de las más pobres de la ciudad. "Hay situaciones de vulnerabilidad enquistada que se concentran en determinados barrios donde la pobreza está más presente, y es imprescindible que los distintos agentes implicados trabajen de la mano para conseguir lo que otras familias tienen más fácil". Es una frase que han suscrito todos los representantes de las entidades, que aseguran que la atención debe ser comunitaria –con la implicación de familias, centros escolares, administración, etc.– y también debe darse desde que los niños son pequeños, y han puesto, entre otros ejemplos, el programa Prometeos y el de Proinfancia.
¿La pobreza se hereda? "La educación sigue siendo el gran pasaporte para que las nuevas generaciones mejoren las anteriores en un momento en que el ascensor social no avanza tan rápido como hace cuarenta o cincuenta años", ha afirmado Simón, que apunta que se transmite más el nivel educativo de padres a hijos cuando es bajo que cuando es alto, y ha afirmado que si los padres no han pasado de estudios de primaria, el riesgo de pobreza de su descendencia se sitúa en un 59% y la situación se agrava cuando no ha habido una mejora de condiciones de ancianos a padres, ya que para los nietos les será muy difícil salir adelante. Sin embargo, los expertos rechazan que de la pobreza se salga "sólo" con la meritocracia y el esfuerzo individual y abogan por un "trabajo en red" por tener una mirada más global. "Las familias se esfuerzan muchísimo por salir adelante", ha reiterado Fuertes.