Éxodo a los pueblos: se prevén 70.000 migraciones desde la ciudad en los próximos cinco años
Un estudio del Instituto Metrópoli revela que las familias jóvenes son las que más se marcharon de las ciudades después de la pandemia
BarcelonaEl fenómeno de la "contraurbanización", o el aumento del interés por ir a vivir a las áreas rurales de Cataluña por tener mejor calidad de vida –pero también por el precio de la vivienda en las grandes ciudades–, ya es un hecho, según el estudio Rural y urbano: migraciones, entorno residencial y estructuras de oportunidad del Instituto Territorio metropolitano. Presentado este miércoles, el análisis constata que esta tendencia ha repuntado desde 2020, cuando se registraron 17.105 migraciones, y todavía se mantiene estable. Aunque todavía son cifras minoritarias, en el 2021 –en el último año con datos actualizados– los movimientos residenciales se han mantenido al alza y se prevé que esta opción gane más adeptos: en los próximos cinco años, el organismo pronostica que aproximadamente unas 70.000 personas migrarán a áreas rurales desde la región metropolitana de Barcelona. Esto significa que un 30% de la población que cambie de residencia elegirá un pueblo o un municipio pequeño.
Este incipiente éxodo en los pueblos detonó en 2020 coincidiendo con la pandemia, si bien entonces la mayoría de las migraciones estaban en segundas residencias. A partir de 2021, los datos corroboran que sigue habiendo interés por marcharse de las urbes hacia las áreas rurales. El estudio ha sido un encargo del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB), la Asociación de Iniciativas Rurales de Cataluña (ARCA) y la Asociación Catalana de Municipios (ACM) y señala que el año de la pandemia, marcado por las migraciones temporales a segundas residencias, hubo unos 17.105 movimientos residenciales.
Según los mismos datos, en el año 2021 todavía hubo 16.300 (10,3%) migraciones de la ciudad en el mundo rural y el 40,1% de las altas de padrón que se realizaron en áreas rurales de Cataluña provenían de ciudades grandes, 5 puntos más que en 2019. En este sentido, de acuerdo con las Estadísticas de Variaciones Residenciales (INE), las migraciones de 2021 superaron en 4.000 las cifras de 2019 y en 6.000 las de 2015. De momento, este tipo de migraciones no ha comportado ningún cambio en la estructura de flujos residenciales ni en la estructura demográfica de las ciudades”, explica Sergio Porcel, investigador del Institut Metròpolis. De hecho, desde 2007 no se habían visto movilizaciones tan extraordinarias: el año anterior al boom inmobiliario, caracterizado por un intenso proceso de suburbanización particularmente en la región metropolitana de Barcelona, se alcanzó 18.025 migraciones.
¿Quién se va de la ciudad?
El estudio ha revelado que casi un 80% de las migraciones son voluntarias, a diferencia de las grandes metrópolis, donde sí existe un aumento de movilizaciones forzadas debido a la dificultad de mantener o acceder a la vivienda. El perfil de las personas que emigran a las áreas rurales es generalmente el de familias jóvenes, con una media de edad de 36 años, con o sin hijos.
El estudio del Instituto Territorio metropolitano revela que el 88,5% de los migrantes son autóctonos y que el motivo principal por el que dejan la ciudad (47,3%) es para mejorar la vivienda o el entorno. Un segundo motivo (35,4%) es la voluntad de formar un hogar o por razones familiares. Los motivos económicos, en cambio, no tienen tanto peso para irse a las zonas rurales: sólo un 7,5% justifican el cambio por esta razón. "La movilización de 2021 está más ligada a municipios más cercanos a áreas urbanas o que están muy bien conectados con las grandes ciudades", ha afirmado Porcel.
El impacto en las áreas rurales
En cuanto a la valoración de la nueva vida, según ha subrayado el investigador, un 45 por ciento están "muy satisfechos" con la nueva vivienda y entorno, en contraposición con el dato que se registra en Barcelona, que es del 30 por ciento. El investigador ha recordado, sin embargo, las desigualdades que presentan las zonas rurales y la necesidad de solucionarlas, como las carencias en la infraestructura del transporte público, los servicios y las actividades culturales. En estos puntos, precisamente, los nuevos residentes en las áreas rurales expresan una menor satisfacción. Por ejemplo, una de cada cuatro personas debe salir del nuevo municipio para comprar productos frescos y el acceso al transporte público es tan limitado que el vehículo privado es todavía el principal en la Cataluña rural.
Por otra parte, las migraciones de áreas rurales en las ciudades están mucho más equilibradas. En 2021 hubo 9.608 desplazamientos, frente a los 16.300 en sentido inverso. Sin embargo, esto también se explica porque la población rural es mucho más reducida.