Patinetes eléctricos amenazados a las puertas de las escuelas

Barcelona intensifica las sanciones para traer niños pero lo hace sin un dispositivo policial específico

Maria Ortega
4 min
Patinet a la Rambla de Catalunya de Barcelona

Barcelona"Sin el patinete, llegábamos tarde, hemos salido demasiado justos de casa", se disculpa Leidy, que hoy, como hace muchos días, ha llevado a su hijo de siete años en patinete eléctrico por encima de la acera para llegar a la escuela. No era consciente de que la Guardia Urbana de Barcelona ha anunciado que, desde esta semana, intensifica las sanciones a los conductores de patinetes eléctricos que se salten las normas y en su caso había dos infracciones que le podían haber costado una multa de entre 100 y 500 euros: circular por el espacio de los peatones y transportar a un niño –se trata de vehículos para una única persona y que solo pueden conducir los mayores de 16 años.

"Mañana nos apresuraremos más y vendremos en metro", resumía a la puerta de la Escola Sant Josep Oriol, del Eixample, después de ser informada sobre la amenaza de sanciones. Y unas calles más allá, a la entrada de la Escola Mare de Déu del Roser, se repetían escenas similares. "Me tendré que comprar una bicicleta, será la única manera de poder llegar a la hora", explicaba Estrella, que también había llevado a su hijo de cinco años montado sobre el patinete, pero en este caso por el carril bici. Una única infracción.

Un patinet aparcat davant d'una escola aquest matí

Para muchas familias, el patinete se ha convertido en estos últimos cursos en el arma secreta para acabar a tiempo el maratón matinal y no llegar a la escuela pasada la hora límite. Sobre todo ahora que los horarios se han hecho más estrictos para separar grupos burbuja. Y este año, con el agravante del covid y el miedo al contagio, muchas han decidido prescindir de buses y metros que recuerdan abarrotados en hora punta, y también han cambiado a patinetes y bicicletas. "Yo ya no subo al niño al autobús, ahora vamos en patinete", explica Andrea. Ella, sin embargo, transporta a su hijo con el patinete apagado para hacer más rápida la caminata: "Así tardamos unos 20 minutos, si él tuviera que andar tardaríamos mucho más". Ninguna de estas familias ha detectado esta mañana un control policial más intenso.

Sin controles extraordinarios

Tampoco se veía más Guardia Urbana en la Rambla Catalunya, que es uno de los espacios que el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, definió como buen ejemplo de dónde hay problemas de convivencia entre peatones y patinetes, que no tendrían que circular por la parte central, sino por las calzadas donde la velocidad ya está limitada a 30. Entre las nueve y las diez de la mañana no se ha visto ninguna patrulla en la zona. Tampoco en la parte de la calle Còrsega que une la Rambla Catalunya y el Passeig de Gràcia y que está reservada a peatones.

"No han venido, no", informaba Anna, que trabaja en el restaurante Farga y atiende la terraza en este tramo. Explica que el tráfico continuado de patinetes y bicicletas por el espacio que queda entre la terraza y el restaurante les dificulta mucho el trabajo. Bastan unos minutos de hacer guardia en este punto para contar dos patinetes rapidísimos, imposibles de entrevistar, alguna bicicleta e incluso un coche atravesando el tramo en dirección contraria.

"Aquí la movilidad es un caos, pasa de todo", resume un conserje que trabaja en la Rambla Catalunya y que asegura que la prohibición de ir en bici por la parte central se cumple poco y que, desde el boom de los patinetes, la problemática ha aumentado.

Sanciones vigentes

Desde el Ayuntamiento aclaran que hoy no se había montado ningún dispositivo específico para cazar a patinetes infractores, sino que los mil agentes de la Guardia Urbana desplegados tienen órdenes de intensificar la vigilancia en cuanto a estos vehículos. Aseguran que se los sanciona desde que Barcelona aprobó su ordenanza, en 2017, que ya impedía a los patinetes invadir zonas de peatones o transportar a más de una persona. Lo que se hace ahora es actualizar la vigilancia para adaptarla a la nueva norma estatal, que también prohíbe que los vehículos unipersonales vayan por los espacios de plataforma única por donde no pasan coches, como la Plaça de la Catedral, y que fija el límite de velocidad en los 25 km/hora. Durante el año pasado, se pusieron 8.492 sanciones a patinetes. La mayoría (4.091) por circulación de riesgo.

Patinets d'ús compartit aparcats aquest matí a Barcelona

También se multó a los patinetes de uso compartido que operan sin licencia porque el Ayuntamiento todavía está pendiente de hacer el concurso para escoger qué empresas pueden ofrecer este servicio. El año pasado se impusieron 2.721 multas a patinetes infractores pero empresas como Reby mantienen el desafío, como se puede ver en las calles de la ciudad con patinetes morados esperando a usuarios.

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