¿Por qué ha devuelto el sarampión, la enfermedad casi eliminada?
España ha diagnosticado 110 casos en mes y medio, la mitad de los detectados todo el 2024

BarcelonaEn menos de dos meses en España se han diagnosticado 110 casos de sarampión, 17 de ellos notificados en Catalunya. El pasado año se identificaron 217, según la Red estatal de Vigilancia Epidemiológica. Estos datos constatan una clara aceleración de los contagios, pero la investigadora del Centro Nacional de Epidemiología-Instituto de Salud Carlos III (CNE-ISCIII) Noemí López Perea asegura que la mayoría de infecciones son importadas y que, por tanto, el Estado no ha perdido el estatus de eliminación de la enfermedad otorgado por la OMS.
El ascenso de casos ininterrumpido registrado en todo el mundo desde el 2023 y el hecho de que se estén investigando una decena de brotes en España –el mayor en el País Vasco, con cerca de cincuenta afectados y un hospital involucrado en la propagación– ocupa a los expertos, que señalan a dos elementos como prior bles de enfermar.
Pero, ¿qué hay detrás de este auge de casos? Desde 2014 ni España ni Catalunya tienen una transmisión continuada del sarampión y la mayoría de infecciones se contraen en otro país. Una vez aquí, las afectaciones se dan en grupos familiares. "Suelen ser brotes de menos de diez casos, que es lo esperable en una situación de eliminación de la enfermedad. No debemos preocupar a la población porque el virus no está circulando", apunta López Perea. Con todo, el portavoz y vocal senior de la Asociación Española de Vacunología (AEV) Fernando Moraga-Llop, recuerda que en 2017 se produjo una "reemergencia" de esta enfermedad vírica muy contagiosa en el mundo.
La expansión del sarampión se contiene temporalmente debido a la pandemia del coronavirus –que eclipsa la circulación de cualquier otro patógeno–, pero al mismo tiempo la cobertura vacunal de una parte importante de la población mundial se interrumpe. "Todo hace que lleguemos al 2023 con una cifra de casos de sarampión treinta veces superior a la del 2022", añade el pediatra, que cita datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una sesión informativa organizada por el SMC España.
Foco en países cercanos
Aunque trazar el origen de un virus es muy complejo, actualmente existen dos focos activos muy importantes en nuestro entorno: uno en Marruecos, donde desde septiembre de 2023 ha habido 25.000 contagios y más de un centenar de muertes, y otro en Rumanía, con más de 2.000 casos y una veintena de defunciones. Ante este repunte, en España todas las comunidades autónomas han ido reforzando las recomendaciones de vacunación contra el sarampión, sobre todo en adultos no vacunados o que no hayan pasado la enfermedad, pero no se ha iniciado ninguna campaña específica.
En Cataluña, desde mayo pasado se ofrece a todas las personas de entre 44 y 58 años que acuden a su centro sanitario la opción de vacunarse contra el sarampión. El Gobierno tomó esta decisión aduciendo que la franja de edad de los que nacieron entre 1966 y 1980 conforma uno de los colectivos más vulnerables, ya que la vacunación sistemática contra la enfermedad empezó a implantarse en 1981. Para los nacidos en 1965 o antes se consideran que, muy probablemente, ya ha considerado que, muy probablemente, ya ha sido muy probablemente.
"Pero los datos del estudio de seroprevalença [anticuerpos del virus en sangre, sea por vacunación o por infección] han demostrado que los nacidos entre 1968 y 1977 tendrían una protección de más del 98%. Así, son a partir de los nacidos entre el 19, el grupo susceptible", puntualiza la investigadora del CNE-ISCIII. Los niños, en cambio, tienen unas coberturas vacunales casi óptimas en todo el Estado.
El problema de la segunda dosis
La vacuna contra el sarampión forma parte de la triple vírica (incluye la inmunización frente a esta enfermedad, la rubéola y la parotiditis) y se administra en dos dosis dentro del calendario común de vacunación infantil; una a los doce meses y otra a los tres años. Los expertos coinciden en que las coberturas en España son "excelentes" en comparación con las de países europeos cercanos y que Cataluña y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son las que tienen los calendarios más completos del Estado.
Ahora bien, el principal problema es la segunda dosis: mientras que prácticamente todos los nacidos en Cataluña o España se ponen la primera inyección (97,8%), el porcentaje de gente con la pauta completa retrocede hasta el 91% o el 93%, en función de la zona. "La segunda dosis siempre ha estado un poco por debajo [de lo recomendado por la OMS, que es del 95%]; lo rozamos, pero nunca se ha alcanzado el objetivo", apunta Fernando Moraga-Llop.
El pediatra subraya que en grandes ciudades puede haber zonas con menor protección, de alrededor del 50%, y que son en estos espacios donde hay que intensificar las acciones de prevención y recomendar las vacunas. "Creo que en España no debemos estar en una situación de alarma, pero sí de alerta", remarca Llop. López Perea coincide: "No son grandes bolsas de susceptibles y la responsabilidad, que recae en los gobiernos autonómicos y sus servicios de epidemiología y salud pública, se hace muy bien a nivel local".
Reticencias
Sobre el hecho de que en los últimos años se hayan fortalecido algunos discursos reacios o propios de los movimientos antivacunas fuera de países donde históricamente habían tenido mucho peso, como Francia o Estados Unidos, y estén proliferando grandes focos en países donde las vacunas se ven con desconfianza por razones políticas o menor acceso al sistema sanitario –como Rumania buque en las inyecciones se haya instalado en España. Para los expertos es importante remarcar que la actual movilidad, tanto de migrantes como de turistas, aumenta el riesgo de que entren en el país personas reacias a vacunarse.
"El trabajo del sistema sanitario es identificar estas poblaciones y realizar tareas educativas", señala la epidemióloga. ¿Y cómo se puede hacer esta aproximación social? Hay métodos clásicos como preguntar a personas susceptibles (por edad u origen) en una visita rutinaria o programada en la atención primaria si recuerdan haber recibido la vacuna y ofrecérsela en caso de que no, o captar viajeros a los servicios de medicina internacional sobre todo si van (o vienen) a países donde el sarampión circula más aceleradamente.
Pero actualmente la estrategia más importante –y la que más frutos puede dar, según los expertos– es la labor comunitaria de sensibilización. Es una buena estrategia para romper barreras lingísticas (con traductores) e ideológicas (con información). Una buena acción a realizar es acercarse a colectivos reacios o que tienen desconocimiento de la vacuna mediante referentes de sus propios grupos. "No debemos señalar a las personas como responsables de una infección, sino como personas susceptibles de enfermar", concluye López Perea.