Las lesiones genitales, la fuente principal de los contagios de la viruela del mono
Un estudio hecho en Barcelona y Madrid resta importancia a la vía respiratoria como origen del brote y revela que el 40% de los afectados han requerido tratamiento médico
BarcelonaEl contacto piel con piel durante relaciones sexuales es la principal vía de transmisión de la viruela del mono. Un estudio hecho en Barcelona y Madrid, las zonas con más incidencia en Europa, confirma que las lesiones en la zona genital, anal y orofaríngea son manifestaciones características de esta infección que, a pesar de que no es una enfermedad de transmisión sexual, la evidencia señala que se está esparciendo eminentemente por el contacto íntimo. “El estudio confirma que, en España, la inflamación del recubrimiento del recto (proctitis), el edema del pene y la ulceración en las amígdalas son las complicaciones más frecuentes a pesar de que no se habían reportado en brotes previos”, explica la investigadora del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona y de la Fundación de Lucha Contra las Infecciones Andrea Alemany, que remarca que este es el informe más exhaustivo sobre la viruela del mono en España.
El estudio, publicado ayer en The Lancet, se ha hecho a partir de las muestras de 181 afectados visitados en las unidades de enfermedades infecciosas de los hospitales Germans Trias i Pujol, Vall d'Hebron y 12 de Octubre (Madrid), así como en el centro de referencia para hombres que tienen sexo con hombres, BCN Checkpoint. Los investigadores tomaron muestras de las lesiones cutáneas en los genitales y el recto y la faringe para hacer PCR cuantitativas y observaron que la presencia del virus a la garganta era mucho más baja que en los genitales. “Pensamos que en el brote actual la vía aérea no es tan significativa”, apunta Alemany. Por eso, consideran que la transmisión se da por contacto directo con las lesiones (no está demostrado, sin embargo, que pueda darse por el semen o los fluidos vaginales) y no por gotas respiratorias, como pasa con el covid, o a través de objetos contaminados.
La investigadora señala que hacen falta más investigaciones antes de descartar la propagación por aire, por ejemplo haciendo seguimiento de los pacientes en diferentes momentos para observar la evolución de la carga viral en la faringe. Con todo, si este extremo se confirma, Alemany cree que sería posible actualizar las guías clínicas. “Ahora se indica el aislamiento domiciliario durante 21 días, pero si el riesgo de contagio por el aire es muy bajo o nulo, quizás sólo se tendría que indicar la limitación del contacto sexual mientras haya lesiones y el uso del preservativo 12 semanas después de la infección”, plantea.
La vacunación previa, más eficaz
El estudio ha recogido las muestras de 181 personas, el 98% de los cuales son hombres. El 66% tienen sexo con otros hombres y presentaban un máximo de 20 lesiones en la zona anogenital (78%) y oral (43%). En concreto, uno de cada cuatro casos sufrían proctitis, un 11% amigdalitis y un 8% edema en el pene. Alemany concreta que el 40% de los pacientes requirieron algún tipo de tratamiento médico, como analgésicos y antiinflamatorios para reducir el dolor, y algunos antibióticos, pero solo tres fueron hospitalizados. “Los médicos tienen que sospechar cuando encuentren estas manifestaciones, sobre todo en individuos que viven en áreas con alta transmisión, como Barcelona y Madrid”, señala la investigadora.
Otra conclusión del trabajo es que el periodo de incubación es de siete días. “Esto hace probable que la vacunación previa a la exposición en los grupos de alto riesgo sea más eficaz para controlar la infección”, indica Alemany.