Sin terrenos para el nuevo hospital del Ebro: el Govern detiene el plan previsto por riesgo de inundación
La Generalitat asegura que trabaja en un plan B mientras los profesionales denuncian que la atención sanitaria en el sur del país es "tercermundista"

TortosaLa historia del nuevo hospital de referencia en las Terres de l'Ebre sigue acumulando capítulos. En 2006, la consejera de Salud, Marina Geli, anunció la construcción de un complejo en las afueras de Tortosa, un hospital de referencia para 180.000 personas del Baix Ebre, el Montsià, la Terra Alta y la Ribera d'Ebre. Tres meses después, la Generalitat lo hizo constar en un cartel informativo ubicado en unos terrenos del Plan Parcial de la Farinera, donde se proyectaba el centro. Pero casi veinte años después no hay hospital pero tampoco terrenos para construirlo. Este viernes, la Generalitat ha reconocido que tras retrasos y mil vicisitudes -crisis económica, recortes presupuestarios y un laberinto burocrático y técnico, antiguos agravios políticos territoriales y vecinales- las parcelas que el Ayuntamiento de Tortosa había adquirido el mandato anterior para acoger definitivamente el nuevo complejo sanitario no son válidas por su carácter.
Así, el proyecto ha quedado descartado en esa ubicación. Ahora bien, este inconveniente llevaba casi dos años sobre la mesa. La Comisión de Urbanismo de las Terres de l'Ebre había aprobado reconocer el régimen especial del municipio en materia de inundabilidad para poder reconducir el proyecto, pero los procedimientos urbanísticos y administrativos iniciados no han llegado a buen puerto. La Generalitat y el Ayuntamiento trabajan ya en un plan B, del que no se tienen más detalles. Pero la noticia no ha hecho más que enojar a profesionales y usuarios por la dilación de los tempos que implica el nuevo escenario y sobre todo por la degradación de la atención sanitaria en el sur de Catalunya.
"Ya podíamos intuirlo, ¿no? Tras las inundaciones del pasado noviembre en l'Horta de València, todavía era más evidente que deberían buscarse nuevos terrenos", explica la tortosina Cinta Galiana. Fa dos semanas la operaron del abdomen en el Hospital Virgen de la Cinta, el centro de referencia en la zona por el momento. "Del trato profesional y humano solo puedo hablar bien. En cambio, la atención ha sido deficitaria en cuanto a la infraestructura; en algunas plantas las habitaciones son demasiado estrechas para albergar a los pacientes y el material médico. A menudo tienes que compartir habitación con una cortina en medio que no garantiza la privacidad", lamenta.
La lista de agravios es aún más larga: consultas sin ventilación, con algunas habilitadas en la antigua sala de actos; quirófanos obsoletos diseñados hace cincuenta años; aparatos sanitarios en los pasillos y aglomeraciones en las salas de espera. También es el único centro hospitalario del Instituto Catalán de la Salud (ICS) que carece de cirugía robótica. Los profesionales que trabajan hablan de condiciones "tercermundistas" e incluso de emergencia sanitaria". Pronto el edificio cumplirá medio siglo y pese a las mejoras que se han hecho, sufre déficits de mantenimiento.
Restos arqueológicos
Para acabar de remachar el clavo, las obras de ampliación del centro iniciadas hace unos meses para garantizar la calidad asistencial mientras se construye el nuevo hospital de pies a cabeza han tenido que detenerse por el hallazgo de restos arqueológicos, que ahora deben analizarse. Algo no tan extraño si se tiene en cuenta que el Virgen de la Cinta se construyó a mediados de los años setenta en el límite del casco histórico de Tortosa, sobre el recinto amurallado de la colina del Sitjar y el camino de ronda del siglo XVII. Según el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) y la Dirección General de Patrimonio Cultural, los trabajos arqueológicos se iniciarán de forma inminente para conocer el alcance de los hallazgos y decidir cómo replantear el proyecto de ampliación.
El proyecto preveía ubicar el nuevo servicio de farmacia y el espacio de logística en una planta enterrada, y aunque la voluntad de la Generalitat es hacer compatible la conservación de los restos con la continuidad de la obra, existen varios interrogantes. Se intuyen tres posibles escenarios: que se pueda continuar el proyecto reubicando los servicios enterrados y renunciando a un aparcamiento; que sea necesario replantear toda la obra y deba realizarse otra licitación de la obra; o, en el peor de los casos, que deba renunciarse a la ampliación e indemnizar a la empresa constructora.
Por todo ello, durante los últimos días el escepticismo se ha multiplicado ante una situación de parálisis con dos grandes frentes abiertos: el paro de las obras de ampliación del antiguo edificio y los retrasos acumulados en el proyecto del futuro hospital que debía realizarse en paralelo. El pasado martes, unos 200 trabajadores del Hospital se concentraron en los accesos del centro para reclamar soluciones y pedir la continuidad de las obras de ampliación. Y la movilización no será puntal, porque la junta de personal ya ha decidido convocar la protesta en periodicidad semanal hasta que se reanuden las obras.
Los profesionales sanitarios levantan la voz para denunciar que la complejidad asistencial no puede afrontarse desde un hospital de referencia deficitario como el actual. Según denuncian, "sin la ampliación, la pérdida de profesionales y de calidad asistencial será irreversible" y "no hay tiempo para esperar a un nuevo hospital universitario quince años más". De hecho, los facultativos se declaran en el límite y sobrepasados por la situación.
En un encuentro con la Plataforma por un Nuevo Hospital en las Terres de l'Ebre, la Generalitat se ha comprometido a explicar, lo antes posible, las futuras acciones que plantea emprender el gobierno para salir de este callejón sin salida. Mientras, los trabajadores han colgado una pancarta en la fachada del edificio para contar los días que llevan las obras de ampliación paradas. Este viernes hace ya 72. El tiempo pasa y este marcador va subiendo.