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Un gas tóxico apunta a señales compatibles con la vida en una luna de Saturno

El cianuro de hidrógeno detectado en Encélado se considera un gas clave en el origen de la vida en la Tierra

Saturno con sus lunas.
Kenneth Chang
25/02/2025
4 min
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Un equipo de científicos ha detectado un veneno en la nube de moléculas que emana de una pequeña luna de Saturno. Esto no hace sino alimentar a la intriga que suscitan las posibilidades de vida en este planeta. El veneno es cianuro de hidrógeno, un gas incoloro que, a pesar de ser mortal para muchas criaturas terrestres, quizá tuvo un papel clave en las reacciones químicas que crearon los ingredientes que prepararon el camino para la aparición de la vida.

Como explica Jonah Peter, un estudiante de posgrado de biofísica de Harvard: “El cianuro de hidrógeno es el punto de partida de la mayor parte de teorías sobre el origen de la vida. Es una especie de navaja suiza de la química prebiótica”. Por eso se entusiasmó tanto cuando encontró a Encélado, una luna helada de Saturno que mide unos 500 kilómetros de diámetro. Tiene un mar subterráneo que la convierte en uno de los sitios más prometedores para buscar señales de vida en otros lugares del sistema solar. Peter y sus colaboradores –Tom Nordheim y Kevin Hand, del Jet Propulsion Laboratory de la NASA en California– han explicado su descubrimiento en un artículo recientemente publicado en la revista Nature Astronomy.

También encontraron moléculas orgánicas, como el acetileno, el propeno y el etano, que podrían impulsar reacciones químicas capaces de proporcionar energía a microorganismos que vivieran en el mar de Encélado. Los datos también apuntan a la presencia de un alcohol, como el metanol, aunque los investigadores no han podido identificar de forma definitiva de qué alcohol se trata.

Los experimentos químicos han demostrado que el cianuro de hidrógeno podría ser un importante precursor en las moléculas imprescindibles para la aparición de la vida. “Se puede combinar de formas diferentes para producir aminoácidos –precursores de las proteínas–, así como bases nucleares y azúcares necesarios para hacer ARN y ADN”, dice Peter.

Una bola de hielo interesante

Hace dos décadas se consideraba que Encélado era una bola de hielo bastante anodina. Sin embargo, en el 2005, los científicos observaron con gran sorpresa que la nave espacial Cassini, de la NASA, había detectado unas nubes de vapor y cristales de hielo que salían disparadas de unas fracturas cercanas al polo sur de esta luna. Las fuerzas de marea de Saturno estiran y estrechan el interior de Encélado, y esta fricción genera suficiente calor para fundir el hielo.

Los análisis iniciales no identificaron sólo agua, sino también dióxido de carbono, metano, hidrógeno y amoníaco. Las erupciones apuntaban a reacciones hidrotermales debajo de la superficie, donde las rocas calientes se encuentran con el agua líquida. La posterior revisión de los datos de la misión Cassini, que finalizó en el 2017, no ha hecho sino alimentar la curiosidad por saber qué está detrás de todo esto. Los científicos creen ahora que Encélado no tiene sólo reservas de agua líquida bajo el polo sur, sino también un gran mar de agua salada bajo una capa exterior de hielo.

A principios de este año, otro equipo de científicos va anunciar que las partículas heladas de las nubes de vapor de Encélado contenían fosfatos, lo que también hace pensar en interacciones geoquímicas entre el mar y el suelo rocoso. Se cree que el fósforo es otro de los elementos esenciales para la vida. Como dice Frank Postberg, profesor de ciencia planetaria en la Free University de Berlín que ha dirigido el estudio de los fosfatos: “En efecto, cada vez hay más perspectivas de señales de vida en Encélado”.

Observaciones y modelos

En su reciente estudio, Jonah Peter y sus colaboradores vuelven a analizar a fondo los datos de los vuelos de reconocimiento de la sonda Cassini. La cantidad de cianuro de hidrógeno es demasiado pequeña para poder observarla de forma inmediata. Por eso, los investigadores empezaron con una lista de 50 sustancias que, según ellos, podrían encontrarse en Encélado. Después construyeron modelos de entre 10 a 15 sustancias y probaron cuáles eran los que mejor encajaban con las observaciones de la misión Cassini.

“Es un buen análisis para tratar de obtener más datos sobre lo que vemos en las nubes de vapor”. Para Craft, Encélado es un lugar misterioso pero no el único. Otras lunas –como Europa, que orbita en torno a Júpiter– también tienen océanos bajo el hielo. La misión Europa Clipper, que pronto lanzará la NASA, irá equipada con un instrumento similar al de la sonda Cassini y podría realizar descubrimientos similares. “Todos los planetas océanos son apasionantes –dice Craft–. Todos presentan pequeñas diferencias, pero se parecen mucho”.

Como explica Alfonso Dávila, investigador en exobiología del Centro de Investigación Amas de la NASA, en California, la presencia de cianuro de hidrógeno y los otros compuestos orgánicos detectados recientemente en los nubes de vapor de Encélado “no revelan la fuente de la compleja materia orgánica que hay en el océano, pero nos acercan un poquito más a la respuesta”.

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