Dé una oportunidad a las bebidas a granel. Hay bodegas donde puede comprar vino, vermut o cerveza con su propia botella de casa, reutilizándola una y otra vez.
Un gallo negro que come semillas de uva
Este vino es merlot cien por cien, con una maduración lenta que permite conservar un poco la acidez
- Variedad: Merlot
- DO Penedès
- Añada: 2019
- Productor: Ferrer y Catasús
- Para tomar sol escuchando cualquier disco de la Big Mama y leyendo 'Lo medio del mundo', de Roser Vernet
El vino de hoy es un gallo tinto que come semillas de uva. El productor se llama Oriac Ferrer, es hijo de la casa Ferrer y Catasús, tiene la gentileza de los modestos y es sumiller. La enóloga de la casa es Núria Vilalta (como nos gustaría que ahora mismo, algún joven que haya ido a estallar en esta página decidiera que sí, que quiere hacer sumillería o enología…). Hizo, también, un máster en gestión vinícola, pero no lo presume, porque "cuanto más sabes, menos sabes".
Oriac, hoy, nos presenta el Gall Negre, que es la interpretación que hacen en su casa del abanico varietal del Penedès. Lo digo, lo del abanico varietal, porque este gallo es merlot cien por cien. Es decir, una de las variedades consideradas "internacionales" o "foranas", según que queramos decir. Son viñas viejas, de cincuenta y cinco años, en Guardiola de Font-rubí, junto a Sabanell. Hay quien dice que la merlot, en el Penedès, vive un gran momento. Es vino de un solo viñedo, en una zona que es la más alta del Alt Penedès, siempre con permiso de Ordal. Son unas colinas, lo más alto de quinientos metros, quizá. Allí, la oscilación entre el día y la noche hace que la maduración sea algo más lenta, por lo que este gallo puede conservar algo más de acidez. Es un vino que tiene capacidad de guarda pero no extrema. Lo podemos tener en casa unos cinco o seis años (pero vale la pena bebérselo ahora, porque hoy es hoy). Hacen poda de respeto, trabajan de forma ecológica, vendimia manual. La selección comienza en el viñedo, porque el trabajo comienza en el viñedo. Oriac les dice a los vendimiadores: "Lo que no comeríais no va a la caja". Entonces, en bodega, la uva va a una cámara, en frío, unos días, tres o cuatro, a lo sumo una semana. "Para preservar aromas", hace, y añade: "Paramos la maduración para conservar aromas". Y sigue el trabajo. "Encubemos en acero inoxidable, y hacemos maceración y fermentación con remontados manuales dos veces por semana". Y, tras la conversión maloláctica, se va a descansar en barricas de roble pero de segundo año. Esto es porque así le aportan las notas especiadas, la seda, pero la madera no está tan presente y no enmascara la fruta. En este vino se encuentran los especiados típicos de la merlot y del roble. Regaliz, clave...
Siempre me pregunto, por cierto, cómo lo hacen en otras lenguas, como la castellana, para distinguir, como nosotros, entre el regaliz y el pegamento.
Esta es la añada 2020. Esto significa sequía y mildiu. O sea, muy poca producción, que cuando haces cultivo ecológico puedes hacer prevención, pero no mucho más. Y aquí llegamos a la historia del nombre de este vino que lleva quince años por el mundo dando placer. Hay tres aves en España con IGP El pollo pata azul de El Prat, el faisano de Andalucía y el gallo negro del Penedès, que se caracteriza por comer semillas y piel de uva. Sólo quedan cuatro criadores (hay más comida que comedores). O sea que este vino es un tributo a la joya gastronómica que es esa carne. Una carne intensa y dulce. Mariden el vino con el gallo, claro, o con caza. No con embutidos o quesos. Vayan a los estofados, la caza, los guisos y las legumbres. Disfruten de la historia, del buen rollo, de la alegría libre que transmite este foráneo bien adaptado, porque sí, porque es verano y queremos levantar la copa.
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