Nacer: ¿quién ha visto llorar una cepa?

Me fijé en la etiqueta del espumoso que tenemos hoy en la copa, porque era una cepa llorando. Es un fenómeno que he visto una vez, que no ocurre siempre y que me va –para utilizar un verbo del mundo del vino, también– estremecer. Depende de la variedad, del suelo... Este año, algunos viñedos lloraban y brotaban a la vez, por el cambio climático. Esto no debe extrañar nada a nadie que haya ido de parto.

El espumoso de hoy es de fiesta, para esta noche de verbena (mi favorita del año), para empezar, para seguir y para interrumpir antes de la torta. Es eléctrico como una lámpara de colores y es elegante como un farolillo. Es la primera botella y la penúltima de hoy (para la torta hay vinos dulces maravillosos). Se llama Rnaixer y se hace dentro de la masía de Caves Gavarró, pero está fuera de la DO Cava. Lleva las variedades tradicionales; el xarel·lo, en un 45 por ciento, y macabeo y parellada para acompañar. Tiene quince meses de crianza, por lo que, si quisiera, sería un reserva, pero sus autores le consideran joven, y les parece –siempre nos lo parece, con los jóvenes– que va a madurar. Hay algo importante en el Nacer. Lo degüelle bajo pedido. Y me detengo, un momento, porque ya sé que degüelle es incorrecto, pero hay un clamor popular que sigo –lo encabeza Trini Gilbert– que encuentra que degollar es más feo. ¿Y degüelle según el pedido qué permite? Que no sea necesario añadir ningún antioxidante. Se degüelle –como me digo, en la palabra– un espumoso joven y con nervio. O déjenme decir espumante y no espumoso.

Burbujas que se hacen querer

Estoy segura de que este espumante será, en breve, en restaurantes de esos que llamamos “gastronómicos”. Me gusta muchísimo. Flairen, y encontrarán manzana y una levadura fresca, como de pan muy blanco, muy blanco. En el segundo aroma, un toque oxidativo –pero lejos de Jerez–. La fruta de este Nacer es –y lo dicen los que lo hacen– “nada verdeada”. Pruébelo en copa de vino, háganme caso. La flauta –que es muy romántica, y yo no puedo estarlo– para este espumoso no es. ¿Y la burbuja? Hay quien la necesita, la quiere y la ama. Como yo. Esta burbuja de hoy, en la boca les entrará de forma vertical. Hay veces –veces, bebidas– que el gas entra horizontal, llena la boca como quien toma gaseosa. En este caso –prueben hacerlo ahora mismo– entra vertical. Y ahora verán que en la boca, mientras hacen pasear el líquido, explorar rincones, notarán una entrada potente, que hace salivar, pero al final les quedará un toque amargoso, una leve aspereza, que es propia del xarel·lo. ¿Cuántos de nosotros, si fuéramos vino, seríamos xarel·lo? Destapen el espumoso de hoy, y sin culpa alguna, hagan mucho ruido con el tapón. Hace fiesta.