Caracoles, tortillas y guisos para mojar pan a 10 euros: así es el nuevo bar Agullers, 8
Reabre el local del barrio del Born con la intención de ensalzar los desayunos de tenedor y los platos de cocina catalana a buen precio
BarcelonaSi el fricandó, las tripas, los pies de cerdo o los caracoles eran de hace un tiempo platos de cocina exótica en el barrio del Born de Barcelona (y quizá en toda la ciudad), se ha empezado a dar la vuelta a la tortilla. Los platos de cocina catalana comienzan a reivindicarse y existe la voluntad de cocinarlos muy bien para que perduren. Así es como tres amigos empresarios, Joan Manubens (El Pasillo de Pep), José Varela (Grupo Varela) y Juan Carlos Ninou (El Xampanyet), con negocios en el barrio, se han puesto al frente del bar restaurante Agullers, 8, que han reabierto este mismo mes después de que en verano lo cerraran, por jubilación, Mercè Rosselló y Joan Pérez.
"Hagamos desayunos de tenedor y almuerzos con platos de nuestra cocina", explica Joan Manubens, contento porque los tres amigos se han quedado un local del barrio para el barrio. “Hemos hecho algo de reformas: dos cocinas, para que no se mezclen las frituras con otros platos; hemos desnudado las paredes para que se vea más la piedra, histórica, y le hemos puesto un rótulo nuevo, que justamente procede de un fotolito que me enseñó Mercè”, explica Joan un mediodía entre semana. El rótulo es bonito y bien gráfico: está el nombre del bar restaurante, que es la misma dirección, y una aguja preciosista subida.
Dos espacios
En el interior del Agullers, 8 hay dos espacios, dos alas. En una, hay una barra, larga y contundente. En otra, mesas y sillas de madera, y al final de esta sala se ve, entre los ventanales, a un vecino muy conocido del barrio: Vila Viniteca. “Hemos pedido consejo a Quim Vila para elaborar la carta, pero al final pensamos que lo mejor que podíamos hacer era explicar a nuestros clientes que si había algún vino que les hiciera mucha ilusión podían comprarlo en Vila Viniteca, y nosotros se lo servíamos”, explica Manubens, que es práctico y eficiente a partes iguales. Si tienes el local que vende los mejores vinos de Catalunya delante, tienes que aliarte. Así que quien quiera comprar aquella rareza deseada o degustar los vinos que elabora el propio Quim Vila (sí, elabora, y de hace años, como El Perro Verde, en la DO Rueda), sepa que en el bar restaurante Agullers, 8 sólo le cobrarán el degüelle, que significa el servicio del vino: 10 euros.
Y ahora vamos a los platos. Podrá tomar desayunos de tenedor o almuerzos y alargarlos hasta las 17 h de la tarde, cuando cierran. Si sois de los que soñan con los caracoles, está de suerte porque en Agullers, 8 los hacen guisos con butifarra y salchichas de La Butifarrería de Santa Maria. Si los caracoles no le hacen pieza, entonces podrá elegir entre tripas con capipota; fricandó de ternera; pies de cerdo guisos; butifarra con judías, y todo tipo de tortillas: de patatas con cebolla, de ajos tiernos, de bacalao (atención, amantes del bacalao, que es de las buenas). Y como todos estos platos son para mojar pan del bueno, con tomate bien fregado, Joan Manubens tenía claro que el horno de pan Vilamala, situado en la misma calle, tenía que tenerlo como aliado. “Y es que nuestra idea es crear red; comprar los ingredientes en los comercios locales para que todos entre todos debemos ayudarnos. Es más, si el Born es más gastronómico que nunca es porque hemos empezado a ir juntos”, dice Manubens, que añade que antiguamente, cuando cada uno iba a lo suyo, es cuando el barrio no sabía lo que quería ser de mayor, por decirlo lo de alguna manera.
Mientras hablamos, en la mesa de al lado de donde como hay dos familias. Un hijo con una madre de ochenta años (ha remarcado su edad), y un padre con una hija adolescente. Los cuatro comentan que van porque comen mejor que en casa, ya un precio seguramente inferior de lo que les costaría si tuvieran que comprarlo y cocinarlo. Me cuentan que han comido verdura de primer plato, hervida, con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, como el que les gusta comer en casa, y después un guiso y pescado frito. De postre, han optado por pasteles, pero también podrían haber hecho la macedonia de la casa, que sirven en un cuenco y que tiene fruta de temporada. Y todo ello con las cartas en catalán, pizarra de la entrada en catalán, y una sonrisa de los camareros, que, digámoslo sin tapujos, es mucho de agradecer. Ticket medio de desayuno: 12 euros; de almuerzo: 20-25 euros.