El Paseo de Gurmets o cómo comer platos por 10 euros en el paseo de Gràcia
Este jueves 7 comienza la ruta en la que se pueden comer platillos, bocadillos, menús y en esta edición también postres y cócteles
Los postres creativos y los cócteles son las novedades de la séptima edición del Paseo de Gurmets, que del 7 al 17 de marzo, convierte el paseo de Gràcia en el centro de la gastronomía de Barcelona. Y será así por varios motivos, porque hoteles y restaurantes –situados en la misma vía y colindantes– ofrecen platos a muy buen precio, pero también por la calidad de las propuestas. Y más aún, porque son la oportunidad para entrar en aquellos restaurantes de hoteles o de comercios (como The Bistrot, del primer piso de la tienda Santa Eulalia) que no conocemos. No tienen precios prohibitivos, sino buena comida, y es lo que quieren difundir durante los diez días de Passeig de Gurmets.
"Las expectativas son muy altas", afirma Lluís Sans, presidente de la Asociación de Paseo de Gracia, que se fundó en 1952. Y lo son porque en las ediciones anteriores tanto los menús como los platos superaron todas las cifras de demanda que los restaurantes habían pensado. "Contábamos que fueran entre treinta y cincuenta por día, y trabajamos con cifras de trescientos platillos diarios", recuerda Sans. Por eso este año la propuesta gastronómica crece con más incorporaciones: la repostería creativa y los cócteles. “Como la actividad está viva, hemos añadido otras dos novedades, porque, al fin y al cabo, el Paseo de Gurmets quiere ser un encuentro para la gastronomía creativa, que agrupamos en una misma calle”, añade Sans, que recuerda que en el Paseo de Gurmets también existe la oportunidad de apuntarse a las Experiencias Gurmets, que tratan desde catas de cava y de cócteles hasta preparación de tártaros, entre otros.
A los platillos, bocadillos, menús, postres y cócteles hay que añadir tres patrocinadores como son la DO Cava, Estrella Damm y Royal Bliss. Y el hecho es remarcable porque el precio de 10 euros de los platillos incluye también la bebida, que puede escogerse entre las tres marcas. A partir de ahí, la idea es que cada uno coja un mapa de papel (o bien consulte la web) para decidir qué ruta hace. Dentro del Hotel Claris, en el restaurante Os-kuro se puede comer el takoyali de pulpitos, yuzu y takobushi, con una copa de Juvé & Camps Cinta Púrpura; en el Majestic Hotel, una tarrina de pato, foie-gras, pollo de corral y pistachos con encurtidos, con una copa de Alta Alella Mirgin; en el The Bistrot del Santa Eulalia, uno steak tartar con pan de croissant y mantequilla Échiré, también con una copa de cava Juvé & Camps; en el restaurante Sintonia, una ensalada nórdica con salmón marinado, confitados y eneldo. Y así hasta doce platillos de los doce restaurantes participantes.
En cuanto a los bocadillos, hay 9 propuestas, casi todos diferentes. Hay bikinis, bollos, sandwiches de pastrami y hamburguesas, que son las que se repiten en diferentes restaurantes, pero ninguna es igual, porque las hay con calamares, con carne de vaca y de rubia gallega. Los precios de estos bocadillos son mayores que el de los platillos, y oscila entre los 9 y los 18 euros.
Para disfrutar de estas dos propuestas, platillos y bocadillos, no se necesita reserva previa, sino que se puede improvisar haciendo ruta de un establecimiento a otro.
Para continuar, los menús gourmet sí piden la reserva previa, y tanto pueden ser para comer como para cenar. Y los precios pueden ser de 55 € o de 70 €, que incluyen bebida y están formados por más de cinco platos.
Y entre las novedades, los cócteles son los más esperados. Las bebidas creativas, como la del Banker's del Hotel Mandarin Barcelona, o el del Monumento Hotel o el Bistrot Santa Eulalia (que ha creado una copa expresamente para este cóctel), están pensadas para tomar tanto en el aperitivo como por la noche , y cuestan 15 €. Y el punto final es el postre, que también conforman ruta, y que se puede comer por 8 euros cada uno. El chocolate del Hotel Majestic y del Hotel Mandarin Barcelona o las milhojas de queso del hotel The One Barcelona son algunas de las novedades. "Y todo ello en un paseo que es de los más agradables para pasear, que es grande pero no enorme, y que desde sus inicios fue un lugar de esparcimiento para los que paseaban, el lugar al que se iba para ser visto y por ver”, como explica Lluís Sans, que concluye que tanto era así la costumbre social que había un dicho que aseguraba que “una buena familia tardaba tres cuartos de hora en recorrerlo por la cantidad de conocidos con los que hablaría ”.