Consumo

El precio del litro de aceite de oliva se encarecerá de nuevo, pero no llegará a 10 euros

Las olas de calor de este verano y la falta de lluvia han provocado que las aceitunas se hayan asado en los olivos

La campaña de cosecha de la aceituna empezará en octubre con el temprano, uno de los más deseados del año
23/09/2025
5 min

La previsión de cosecha era buena, muy buena, en primavera, pero en verano todo ha dado un vuelco. Las altas temperaturas de junio a septiembre y la falta de pluviometría han hecho que las aceitunas se hayan asado en los olivos, tanto en Cataluña como en Andalucía. Por eso los precios del aceite podrán subir de nuevo en esta campaña, porque habrá un decalaje entre la oferta, que será exigua, y la demanda, alta. Ahora bien, podría ser que el litro de aceite de oliva no alcanzara los 10 euros, como ocurrió en la campaña del 2023-2024, y que se quede a 6 euros como precio final para el consumidor. Y uno de los motivos es que las almazaras tienen stock de aceite producido, proveniente de la campaña anterior, 2024-2025, que fue un año de una cosecha espléndida. Concretamente, el stock de aceite del que parten es de doscientas ochenta mil toneladas, lo que supone otras cien mil toneladas respecto a la campaña del año pasado. En cualquier caso, quien marcará el precio de venta del aceite de oliva en todo el Estado es, como siempre, Andalucía, que produce el 60% del aceite de oliva, mientras que Cataluña representa solamente un 5%.

A falta de quince días para que comience la cosecha en Cataluña, Agustí Romero, investigador especialista en olivo y elaiotecnia del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), afirma que la cosecha de esta campaña puede ser algo más alta respecto a la del año pasado, pero todavía lejos de lo que es un año bueno. En cifras, si el pasado año la producción total de aceite de oliva virgen fue de 14.436 toneladas, este año la previsión es que sea de 15.000. "Es decir, nada que ver de lo que sería un año normal, de los que teníamos antes de la sequía, cuando la cifra estaba situada en torno a las 50.000 toneladas", sigue explicando Romero.

Cosecha perdida

En Andalucía las previsiones son pesimistas. "Este año sí que había aceitunas, y muchas y de calidad, porque en primavera llovió, pero en verano se han secado", afirma el director de la almazara de Jaén Ocios Guadalimar, Paco González, que en la campaña pasada produjo seis millones de kilos del aceite de oliva, equivalentes a 28,7 millones de kilos de oliva. Una aceituna seca significa que no ha producido lipogénesis, es decir, las temperaturas altas y la falta de lluvias han provocado que la aceituna no produzca aceite, por lo que la producción será inferior a lo que creían los productores en primavera.

Esta semana el precio en origen ya ha empezado a subir y ha llegado a 4,50 euros (un euro más que a finales del pasado año). El aceite que se está vendiendo actualmente corresponde al de la cosecha del pasado año, así que cuando comience la nueva campaña el mercado se regirá por unos nuevos precios, siempre marcados por Andalucía, que también gestiona los stocks de aceite. Es difícil prever a qué precio exacto irá el litro de aceite de oliva cuando aún no ha empezado la cosecha, pero todo apunta a que en origen el precio estará en torno a los 5 euros, y, por tanto, para el precio final hay que sumar un euro más, 6, por el coste de la distribución.

En otoño del 2023, cuando el litro se vendió a 10 euros, el motivo fue la pérdida de la aceituna por la sequía y también porque no había stocks, por tanto había una alta demanda de aceite de oliva, pero muy poca oferta en venta. Esto es lo que podría ser diferente en esta nueva campaña que comienza el 1 de octubre, cuando habrá poca aceituna para producir aceite de oliva nuevo pero, en cambio, las almazaras sí tendrán stock de la campaña anterior.

Elaboración de una vinagreta con aceite de oliva extra virgen, hojas verdes y frutos secos.

Otra historia es lo que ocurre a la hora de comprar en el supermercado, donde los precios fluctúan tanto que es difícil distinguir si nos encontramos en un año en el que hemos tenido una buena o mala cosecha de aceituna. Si durante gran parte de este año el litro se ha vendido en origen a 3,50 euros, en los lineales de los supermercados el precio ha sido entre 6 y 8 euros. Y quizás incluso a 10 euros. Si así fuera, podría ser porque el aceite de oliva todavía provenía de la campaña del 2023, el primer año en el que se llegó a esta cifra, pero también puede ser por otros muchos motivos, como el margen de beneficio que quiera sacar cada marca entre la producción o la compra en origen (no necesariamente una empresa debe producir aceite para ponerla a la venta) y la venta final del producto.

Por último, el aceite de oliva que se vende actualmente en los lineales de los supermercados debería venderse alrededor de los 5 o los 6 euros, porque durante gran parte del año, en origen se ha vendido a la mitad de precio (en torno a los 3). Ahora bien, en la práctica algunas marcas han decidido continuar con precios altos, los de la cosecha de 2023-2024, porque quizás aún vendían aceite de oliva de aquella campaña. En todo caso, el litro del aceite de oliva es uno de los que más se han encarecido en los últimos años, hasta un 52% más respecto a 2020, según afirmó el Consejo de Empresas Distribuidoras de Alimentación de Cataluña en TV3.

¿De dónde es el aceite que compramos?

Las marcas no están obligadas por ley a indicar en el etiquetado de las botellas el nombre de la población ni la zona ni la región exacta de la elaboración del aceite, solamente si ha sido realizado en España, en la Unión Europea o fuera de estos dos lugares. Como explicó a este medio, hay un vacío legal que permite que compramos un aceite de Jaén pensando que es catalán, porque la normativa sobre etiquetado no obliga a poner a la población de procedencia ni de las aceitunas ni de la elaboración del aceite. Tanto es así que la dirección que leemos en las contraetiquetas corresponde a la razón social de la empresa que lo comercializa, que puede haber envasado allí el mismo aceite comprado fuera de Cataluña. Y aquí es donde se induce el error, porque el consumidor, si ve una razón social de una empresa catalana, puede pensar que el óleo ha sido hecho en Cataluña, cuando en realidad puede provenir de cualquier otro lugar del Estado. Esta forma de actuar, que puede interpretarse como una trampa, es del todo legal y está permitida por la normativa del sector.

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