Barcelona Wine Week

"Al vino catalán le falta la autoestima francesa"

El Incavi organiza una cata para saber cómo se percibe el sector desde el extranjero y debatir qué hay que mejorar

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Cena de gala de Barcelona Wine Week.

BarcelonaLa Barcelona Wine Week ha sido el marco para realizar ponencias y actividades relacionadas con el mundo del vino. Una muy interesante que incluyó autocrítica fue la cata organizada por el Incavi titulado “Una mirada internacional al vino catalán”. Allí expertos sumilleres recomendaron un vino catalán para degustar y debatieron sobre las fortalezas del sector y los elementos a mejorar para darnos a conocer en el extranjero.

Si empezamos por la parte de la crítica, lo que debemos mejorar queda muy claro. Para el Master of Wine y propietario de la Bodega Clos Salanca, David Forer, es necesario exportar más para poder subir precios, ya que los precios domésticos son bajos. Ponía el ejemplo del menú de mediodía, que consiste en una comida casera completa por 15 euros, que incluye una copa de vino. Recordaba que en Estados Unidos, los 15 euros ya te cuesta la copa de vino sola.

Forer añadía que hay que ir más a una, que hace falta más cooperación, como hacen en otras regiones del mundo, en las que los elaboradores colaboran y van juntos en las luchas comunes. Y, finalmente, reclama que debemos comunicarnos mejor, ya que hay bodegas que no tienen ni la información básica en sus webs.

La directora del Incavi, Alba Balcells, aprovechó para recordar que hay una herramienta digital, que se llama Catalan Wines, donde se encuentra toda la información en un solo lugar y que sería una especie de Wikipedia de los vinos catalanes.

La sumiller Amaia Soto resaltó que debemos hacer hincapié en las variedades autóctonas, lo que nos hace diferentes y únicos. Y Ricardo Herrera, aspirante a Master of Wine, añadió que “la diversidad es lo que debe comunicarse y comunicarse bien”. Xavi Pacheco, sumiller y profesor del CETT, recordó: “Para comunicar necesitamos comunicadores. La formación es importante. Debemos reforzar las escuelas”.

Amaia Soto recordó que tenemos muchos vinos que responden a las características que el mercado está pidiendo. Vinos más artesanos, menos intervenidos, maceraciones ligeras y menos grados alcohólicos. “Hay que avanzar con lo que nos piden, pero sin olvidar lo que podemos ofrecer”, y advertía que debe vigilarse de no ir contra las bodegas grandes, que “a menudo se demonizan”. Según ella, “los mayores dan estabilidad económica, haciendo la innovación que los pequeños no pueden hacer. Se debe respetar la diversidad e ir juntos”.

Otra oportunidad de negocio la destacó Ricardo Herrera, quien afirmaba que “el enoturismo es la siguiente industria a desarrollar”. Y reclamaba que los catalanes perdiéramos el miedo a vender. “Los franceses o italianos hablan todo el rato de sus bodegas. Hay que viajar mucho y explicarse”. En este aspecto, Alba Balcells recordaba la buena salud del vino catalán en cuanto a premios: “No paramos de recibir reconocimientos. El trabajo discreto pero de hormiguita de los elaboradores es impresionante. Los catalanes tenemos esta forma de ser que nos cuesta creer que lo hacemos bien. La autoestima, de la que los franceses van sobrados. Hay un dato que a los franceses les enoja que recordemos y que lo dice a menudo Josep Maria Puiggròs: cuando Catalunya ya comercializaba vino, en Francia no tenían ni una cepa plantada. Tenemos una tradición milenaria. Desde los fenicios. Los catalanes tenemos vino en las venas y eso no debemos parar de explicarlo”.

Los vinos escogidos

Los vinos que eligieron los expertos para degustar y que mostraban la diversidad del vino catalán fueron los siguientes: Espenyalluchs, del Celler Enric Soler; Singular Blanco, de la Bodega Collbaix VFQ; Cortijo de la Pasa, de la Bodega Mas de la Pansa; Aires de Garbet, de la Bodega Peralada; Clos Alzina, de la Bodega Costers del Priorat, y, finalmente, Maria Rigol Ordi Reserva, de la Bodega Maria Rigol Ordi.

La Barcelona Wine Week cierra una edición de récord

Barcelona Wine Week, el salón profesional dedicado al vino celebrado estos últimos tres días en Barcelona, ​​ha llegado a su fin con cifras prometedoras y la previsión de crecer el próximo año. Cerca de 21.000 visitantes profesionales pasaron por la Fira de Barcelona, ​​un 20% de los cuales eran visitantes internacionales.

En el salón se han servido más de 300.000 copas para realizar las catas de los vinos de las cerca de 1.000 bodegas que han participado en esta edición. En total, estaban representadas 73 denominaciones de origen distintas.

Javier Pagés, que es el presidente del salón, así como el de la DO Cava, hizo una valoración positiva y afirmó que aunque la Barcelona Wine Week sólo ha celebrado cuatro ediciones, ya “se ha convertido en una de las tres ferias del vino más relevantes de Europa”.

Precisamente por la gran afluencia de público, que en algunos momentos alcanzó el límite del aforo, la feria deberá ampliarse de cara a la próxima edición de 2025. “Este éxito de convocatoria nos obliga a redimensionarnos, a crecer para acoger a más bodegas y más compradores, pero sin perder la esencia de exclusividad y calidad del evento”, dijo Pagés. Aunque este año ya había crecido en superficie un 15%, finalmente la demanda ha sido superior a la oferta.

Los criterios de sostenibilidad, que es una de las cuestiones que aborda el salón, también se han aplicado en la organización de la feria: el 70% de los stands y del mobiliario se reaprovechan cada edición. El vidrio, del que se han recogido 17 toneladas, se recicla. Y los tapones han sido recuperados con la ayuda del Institut Català del Suro.

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