Entrevista

Laura Rabinad: "La donación de óvulos y de esperma debería dejar de ser anónima"

Bióloga y psicóloga reproductiva

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Laura Rabinad

BarcelonaBióloga de formación, Laura Rabinad se interesó por la reproducción asistida porque le gustaba el contacto directo con los pacientes. Ha trabajado durante más de diez años en laboratorios de reproducción asistida y desde hace un tiempo trabaja por su cuenta acompañando los procesos reproductivos de mujeres y parejas, ámbito que ha podido fusionar con su formación como psicóloga para realizar un abordaje más integral. Con la ilustradora Pepa Ràfols ha publicado el libro Cuando la vida comienza in vitro, un cuento infantil para explicar la reproducción asistida desde la óptica de las personas nacidas con esta técnica. El libro nació "a raíz de la dificultad" que veían "para explicar temas relacionados con la reproducción asistida, sobre todo en lo que se refiere a la donoconcepción (concepción con óvulos o esperma de donante)".

Lleva más de diez años trabajando en reproducción asistida, ahora por su cuenta. ¿Cómo ha cambiado en todo ese tiempo el sector?

— Ha cambiado muchísimo. Porque cuando empecé en 2009, al menos en Barcelona, que es lo que yo conozco, las clínicas eran principalmente de médicos empresarios, profesionales del sector de la ginecología, la andrología o la urología. Y, cuando estas pequeñas empresas empezaron a crecer y muchos directivos médicos se jubilaron o vendieron las empresas, entraron en escena fondos de inversión y gigantes de la sanidad privada. Ahora hay mucha más oferta, la publicidad es más agresiva y existe esa sombra de negocio que está mucho más presente que hace una década.

¿Esto ha hecho que no se sienta tan cómoda y emprendiera por su cuenta?

— Completamente. Las mujeres que tengo en la consulta me traen a diario historias de sufrimiento ya sea porque no se han sentido suficientemente comprendidas, porque les dan una mala noticia de manera muy brusca o con una llamada de teléfono o porque les indican un tratamiento que requiere un proceso de reflexión muy grande, como es la donoconcepción (concepción con óvulos o esperma de donante). Y, al final, dentro de la clínica debes seguir la línea del sistema, y ya había muchas cosas que me confrontaban.

¿Cómo qué?

— Desde la perspectiva feminista de la salud, todo ese paternalismo médico y ese exceso de control. Se busca hacer creer que hay mucho control en las técnicas reproductivas y, en ocasiones, añadido al presupuesto. Es decir, si pagas más, tendrás más posibilidades. O por lo menos esto es lo que se quiere hacer creer, pero son añadidos que, en realidad, crean mucha culpa si no se compran. Y, si fueran necesarios, quiero pensar que estarían incluidos. Y con el acompañamiento psicológico ocurre un poco lo mismo. En los procesos de adopción se realizan unas entrevistas y unos talleres, y en reproducción asistida no. El acompañamiento psicológico es voluntario y muchas veces cuando la persona viene al psicólogo después de tres, cuatro o cinco años de tratamientos ya ha acumulado mucho desgaste y muchos duelos no elaborados.

Acompaña a mujeres, parejas y familias formadas por reproducción asistida. ¿Qué necesidades tienen? ¿Qué se trabaja en estos encuentros?

Principalmente, se trata de elaborar lo que les ha pasado, ya que muchas veces no han tenido la oportunidad porque cuando entras en un proceso de reproducción asistida te pones al ritmo del sistema y vas haciendo. Vas cumpliendo con la agenda y los tratamientos que la clínica te propone y a base de cierta desconexión propia. Y a veces, después, te das cuenta de cosas que en su día no te planteaste y dependiendo de lo que sea o cómo se afronte aparece la culpa.

Personas que han pasado por tratamientos de reproducción asistida dicen que lo más difícil es poner un límite y decir "Basta, hasta aquí". ¿Recomienda poner un límite antes de empezar los tratamientos?

— Antes de empezar los tratamientos nadie piensa en el límite y, además, en mitad de cualquier tratamiento ya puedes tener un revés que no te esperabas. Por tanto, no se trata de decir "Haré tantas inseminaciones o tantas fecundaciones in vitro (FIV) y después pararé", porque a veces hay parejas que se hacen una FIV y no llegan ni a hacer una transferencia de embriones y dicen "Es como si no me hubiera hecho nada". O sea que va a depender mucho del caso. Lo que sí recomiendo es tener una mirada externa a la de la clínica, alguien con quien tener un espacio donde reflexionar, en quien confiar, para ver si estás en paz con lo que haces o llega un momento en el que ya no.

También es necesario ser realista con las expectativas. Nadie habla de las mujeres que salen de los tratamientos de reproducción asistida sin el bebé en brazos, y existen también.

— Estas personas, hasta hace poco, tampoco se atrevían a hablar. El sentimiento de fracaso que podía invadirlas era tal que no podían tener fuerza para tener voz. Y ahora estas personas tienen ganas de hablar, de contar su recorrido, y han dejado de hacer esa relación entre no bebé igual a fracaso. Y esto yo lo empiezo a trabajar desde la primera sesión, porque es lo que marcará después la diferencia: romper con esa dicotomía de éxito igual a bebé.

Ahora empiezan a hablar las personas concebidas con donación de gametos y se ha creado incluso una asociación que reclama el fin de la donación anónima. ¿Qué derechos tienen y qué deben hacer las familias que han tenido hijos con esa técnica?

— La ley de reproducción asistida no se refiere a la comunicación a estos hijos. En las adopciones sí está regulado, y los hijos tienen derecho a conocer sus orígenes biológicos, pero la ley de reproducción asistida deja esa decisión en manos de su familia. Puedes contarlo o puedes no hacerlo. Al inicio de la aplicación de estas técnicas, se recomendaba el secreto. Y, de hecho, esta idea de buscar un donante [de óvulos o de esperma] compatible genética y fenotípicamente ya busca un poco la posibilidad de ocultarlo. Y se ha continuado con esta inercia, sobretodo en parejas heterosexuales en las que no existe una diversidad familiar que deba justificarse de alguna manera.

¿Usted qué recomienda?

— Pienso que sí que debe comunicarse, pero primero debemos asegurarnos de que se puede sostener esta comunicación. Recomiendo consultarlo con un profesional porque depende de la edad de la criatura, de lo que se haya explicado o no, de si hay consenso o no entre los dos progenitores si hay dos... Primero valorar todo esto, no se trata de comunicarlo a cualquier precio.

¿La concepción con óvulos de donante comporta una carga extra para la mujer?

Tanto como la donación de esperma para el hombre. Es decir, al final, se trata de dar espacio al proyecto reproductivo a una tercera o cuarta persona que, a priori, si vienes de una pareja heterosexual, nadie se espera. Es como ese recurso al que nadie quisiera haber llegado. Hay, por una parte, lo que se dice duelo genético o renuncia genética, que tiene que ver con las semejanzas o con lo proyectado a nivel de pertenencia, pero después también hay cuestiones relacionadas con el contexto social y legal en el que se está realizando esta donación. Tengo muchas consultas en las que las mujeres y los hombres, pero sobre todo mujeres, se plantean en qué contexto se está haciendo esta donación: ¿será una chica que lo necesitaba para pagar las facturas?

¿Cómo se lo toman los hijos nacidos con óvulos o esperma de donante cuando lo saben?

— Por lo que se ha estudiado, ser donoconcebido es algo que cambia mucho a lo largo de la vida y, dependiendo del momento de la vida en que te encuentres, le darás un significado u otro. Y, dependiendo de cómo te hayas enterado y de cómo te lo hayan comunicado, lo integrarás de una forma u otra. Lo que queremos con la publicación de este libro es que desde el momento en que se toma la decisión ya pueda explicarse y que no forme parte de un secreto porque, si no se puede decir, ¿qué connotaciones morales le estamos dando? Debe normalizarse.

La donación de gametos en España es anónima. ¿Debería dejar de serlo?

— Yo creo que sí. Ésta es la tendencia en la mayoría de países europeos y no veo porque aquí no debemos avanzar en esta línea. Se teme que se caiga la donación, pero otros países ya han hecho este viaje y ya saben que cae al principio pero después vuelve a subir con otro perfil de donante.

Hay voces que alertan de que se está deshumanizando la reproducción humana. Ibone Olza decía en una entrevista en este diario que se está investigando mucho para hacer, por ejemplo, úteros artificiales en lugar de prevenir que las mujeres embarazadas tengan partos prematuros.

— Creo que estamos mirando en la dirección equivocada. En vez de trabajar para prevenir la infertilidad estructural, estamos poniendo parches científicos o biomédicos a toda esta problemática.

¿Es posible una reproducción asistida consciente?

Sí, seguro. Lo que ocurre es que también tendrá que ver con la movilización del sistema para cambiar las cosas. La asociación de personas donoconcebidas que se ha creado también está abierta a permitir que se asocien profesionales del sector y familias que les quieran apoyar.

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