El espacio de mediodía, el 'agujero negro' de las escuelas
La organización, oferta y precios son desiguales entre centros porque no forma parte del horario lectivo, lo que provoca que sea un servicio desconocido para las familias y en el que suelen producirse más conflictos


BarcelonaHoy en día es difícil concebir una escuela sin comedor, sobre todo en entornos urbanos. El espacio de mediodía es fundamental para que las familias puedan conciliar sus horarios laborales con el escolar del alumnado. Para muchas familias, es casi una necesidad. Además, el comedor es un espacio que contribuye a garantizar una alimentación sana y equilibrada para los alumnos escolarizados. Sin embargo, no forma parte del horario lectivo y tampoco ninguna normativa obliga a que forme parte del proyecto educativo del centro.
Con una legislación "huelga" según muchos actores de la comunidad educativa que data de 1996, la disparidad de situaciones es muy grande. Hay casos en los que el espacio de mediodía, que incluye el comedor y las actividades lúdicas, es gestionado por la dirección de centros; en otros, es responsabilidad de la Asociación de Familias de Alumnos (AFA), y en otros dependen de alguna administración (consejos comarcales, ayuntamientos o departamento de Educación). Pero en la mayoría de centros el servicio está externalizado a una empresa. Además, en el tiempo de mediodía intervienen muchos actores, algunos de los cuales tienen poca relación directa entre ellos. El resultado es que el espacio de mediodía suele ser el más desconocido de toda la jornada escolar, sobre todo para las familias.
Para Antoni Santisteban, director pedagógico de la Fundación Escoles Garbí, el espacio de mediodía es una herramienta con un gran potencial pedagógico. "Es un espacio en el que pasan muchas cosas y, si pones foco, permite desarrollar competencias que es más difícil desarrollar en espacios más reglados", afirma. Según dice, se trabajan hábitos de salud e higiene, se desarrollan habilidades sociales por ser un espacio de convivencia y se fomenta la autonomía y la responsabilidad.
En las dos escuelas propiedad de esta fundación, la Escuela Garbí Pere Vergés de Esplugues y la Escuela Garbí Pere Vergés de Badalona, el tutor come con su grupo clase. Es, según dice, como una sesión de tutoría. "Está recopilando información, dando herramientas de autonomía e incluso ayudando a resolver conflictos", valora Santisteban, quien añade que esta práctica también ayuda a fortalecer el vínculo de los alumnos con el tutor y facilita la convivencia en el aula.
Desigualdad entre escuelas
Pero no es la realidad de muchas escuelas, sobre todo de las públicas. En la mayoría, el servicio de comedor y ocio lo presta una empresa que contrata a personal externo. Y esto a menudo dificulta que el espacio de mediodía vaya de acuerdo con el proyecto educativo del centro.
Sólo en algunos centros donde la gestión del espacio de mediodía corresponde a la AFA, ésta hace una gestión directa. Es el caso de la Escola Espiga de Lleida. De los 405 alumnos del centro, sólo 4 no se quedan en el comedor, lo que facilita la organización como la tiene concebida ahora la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), según su coordinador, Edgar Nula. Tienen cocina propia, cinco cocineras contratadas y nutricionista y seleccionan a los proveedores directamente. Además, ofrecen a los niños actividades cada mediodía incluidas en el precio del comedor. En infantil, todo el alumnado hace las mismas: teatro, inglés, juegos deportivos, rincones y animación lectora. En primaria, los alumnos pueden escoger cuatro, mientras que la quinta, el inglés, la hacen todos. Es lo que llaman una actividad "complementaria", que se realiza para reforzar el currículo de esta asignatura. "Nos coordinamos con el centro para trabajar, desde una vertiente más lúdica, aspectos que se trabajan en el aula en horario lectivo", comenta Nula.
También hay escuelas públicas donde es el mismo centro quien gestiona el espacio de mediodía. La Escuela Jaume I del distrito de Sants-Monjuïc de Barcelona es una de ellas. La prestación del servicio también está externalizado a una empresa, pero la escuela dispone de una coordinadora del espacio de mediodía que trabaja siete horas en la escuela. Joan Clop, director del centro, considera a Montse como "una extensión del equipo directivo". Ella cree que es clave que, como hace tantas horas en la escuela, conoce de primera mano todo lo que ocurre. Por eso, a pesar de que la prestación del servicio también está externalizada a una empresa, Montse mantiene la continuidad entre escuela y comedor.
"Para nosotros, el comedor no es una seta. Queremos que apuntale el modelo de la escuela", afirma Clop, quien considera que gestionar el comedor desde el mismo centro genera un trabajo añadido, pero también aporta muchos beneficios. "Tenemos muy claro cómo queremos que nos acompañe el comedor", apunta. Por ejemplo, comenta que es importante que los monitores sigan la misma línea de la escuela, que compartan su mirada en relación a temas como la resolución de conflictos y el establecimiento de límites.
El modelo de la AFFAC: público y directo
Para las Asociaciones Federadas de Familias de Alumnos de Cataluña (AFFAC), el servicio de comedor escolar debería prestarse de forma pública y directa, sin empresas intermediarias. La directora, Lidón Gasull, argumenta que este modelo ayudaría a implicar más al personal no docente que ya entra en el centro y, por tanto, ya conoce a los niños, pero que suele estar contratado pocas horas. De esta forma, habría menos rotación entre los referentes de los alumnos. Gasull recuerda que durante el tiempo de mediodía afloran muchos conflictos que acaban repercutiendo también en el aula. "No podemos separar ambas cosas. ¿Cómo queremos que el comedor esté conectado con el proyecto educativo del centro si el personal que está ahí no tiene ninguna conexión con lo que ocurre durante todo el tiempo lectivo?", reflexiona. Y añade que esta rotación puede dificultar especialmente la gestión de situaciones más complejas, como cuando hay niños con necesidades educativas especiales.
AAFFAC cree que, con este modelo, el espacio de mediodía podría garantizar aprendizajes. "Si absorbemos el tiempo de mediodía y buscamos la forma de hacerlo más educativo, las niñas y los niños podrían aprender muchas cosas nuevas porque es un espacio idóneo para trabajar aspectos como la gestión de conflictos, la sostenibilidad, los hábitos de higiene y la prevención de trastornos de la conducta alimentaria o de salud mental", explica la directora, que recuerda, además, que el comedor. Finalmente, Gasull argumenta que deben buscarse fórmulas para abaratar el precio del comedor en Catalunya, que es el más caro de todo el Estado después de las Islas Baleares. "Y tener una empresa intermediaria no lo reduce. Gestionándolo directamente podríamos ir a fórmulas de proximidad, compras centralizadas..."
La madre de Joan, que hace 4º de primaria (nombre ficticio), ha recibido durante este curso tres llamadas de la escuela. La primera, porque su hijo se había abierto una ceja, que necesitó puntos, cuando se topó con otro niño mientras jugaban. La segunda, porque a causa de un empujón se golpeó en la cabeza que necesitó atención médica. Y la tercera, porque un compañero de clase le pegó y escupió porque quería cogerle un balón. "Los tres incidentes han ocurrido durante el espacio del mediodía, a la hora del patio de la mañana también juega y nunca le ha pasado nada. De hecho, es la primera vez que me he encontrado en esta situación", explica la madre. Esto le ha llevado a hablar con los responsables de la empresa que tiene externalizado el espacio del mediodía del centro escolar. "Todo han sido buenas palabras, pero también han insistido en que tienen el personal que tienen y que gran parte del equipo de monitores no tiene por ejemplo la formación de un docente en resolución de conflictos", explica.
El espacio de mediodía es el lugar en el que se producen más conflictos de la escuela, asegura Mediam, una organización sin ánimo de lucro que trabaja desde hace años en la mediación para la resolución de conflictos en diversos ámbitos de la sociedad. Uno de los espacios donde más han trabajado es el escolar y, en concreto, en todo lo que rodea al tiempo de mediodía. Montse Mir, mediadora y facilitadora de Mediam, y Antonio López, mediador de la misma entidad, argumentan que es un espacio en el que los niños y niñas interactúan de una forma más libre ya menudo afloran cosas que se han ido gestando en otros ámbitos, pero que acaban surgiendo en el momento en que no existe una formación tan reglada. Además, recuerdan que en el espacio de mediodía conviven muchas personas: niños, equipo de monitorización, coordinación del equipo, claustro y otros profesionales que trabajan en el centro. Y, a veces, esa convivencia termina con conflicto. Y, de paso, repercute el aula: tienen un impacto en el bienestar de la clase y pueden hacer que el conflicto vaya aumentando.
Mediam interviene de tres formas: hacen formación a monitores, sobre todo para alinear su forma de actuar en la gestión de conflictos y el establecimiento de límites con la de la escuela; realizan proyectos de cambio cultural en la escuela, con los que buscan encontrar una mirada común entre todos los agentes que intervienen; y hacen mediación para resolver conflictos concretos. Además, han elaborado una guía de intervención en espacios de mediodía para centros educativos, que incluye propuestas como reuniones entre las direcciones del centro y las coordinaciones del comedor, reuniones del equipo de monitorización con las familias, el establecimiento de acuerdos de patio y comedor o la implementación de un banco de escucha o de las figuras del árbitro del patio y el coordinación.