BarcelonaLas criaturas comienzan a emitir sonidos con el balbuceo. A partir del año van diciendo palabras solas hasta que paulatinamente van juntando elementos de dos palabras para pasar a frases muy simples para hacer demandas e ir alargando la emisión. “Cada niño es un mundo. Es inevitable comparar, pero cada criatura tiene su evolución, puede que lo que preocupa a la familia no sea una verdadera dificultad y que adquiera esos sonidos un poco más tarde”, comenta la logopeda Anna Martínez Ragués.
Es habitual que cuando las criaturas son pequeñas se expresen con dificultad o existan algunos sonidos que no les salgan muy bien. Pese a que la familia les entiende con mayor facilidad, para el resto puede no resultar tan sencillo e incluso que el niño no acabe de ir al mismo ritmo que el resto de compañeros de clase, porque hay sonidos que no les dice nunca o sustituye un sonido por otro. Cada niño depende de su evolución y puede que no coincida ni siquiera con los hermanos, por eso juegan un papel importante pediatras y maestros, a los que se puede consultar si encuentran que entra dentro de la normalidad cómo se expresa la criatura. Y si hay dudas o quiere saberse más, siempre se puede acudir al especialista en logopedia.
Dislalia evolutivas y no evolutivas
La dislalia es el trastorno de sonidos del habla, la dificultad para pronunciar uno o más sonidos, que no se articulan o distorsionan. Las dislalias evolutivas se consideran normales dentro del desarrollo del lenguaje, y suelen superarse a medida que crecen. Las no evolutivas no están relacionadas con el normal desarrollo del lenguaje, y pueden persistir más allá de la edad en la que los niños suelen superar las dificultades de pronunciación.
A Lucía (11) le han diagnosticado una dislalia no evolutiva, que no le permite hacer la letra e. A pesar de reconocer el sonido de la e, no es capaz de emitirlo. Ha ido varias veces a la logopeda. Cuando iba a la guardería ya se dieron cuenta que sustituía a las se por as, y empezaron a trabajarlo con la logopeda del centro en primero de primaria. Debido a los recortes la escuela dejó de tener logopeda, y no fue hasta que tenía casi 10 años que regresó a ella, a una consulta privada. “Llegó un punto que se le notaba mucho que fallaba en el habla. Al ser una dislalia no evolutiva no llegará nunca a pronunciar la e, pero ha mejorado muchísimo. La logopeda le ha dado herramientas para que lo que emite se parezca lo máximo posible a lo que debería ser, y después de nueve meses de trabajo se le entiende bastante mejor”, explica Guadalupe, su madre. Recuerda que no se angustiaron porque el hermano de Lucía también tuvo problemas con la r cuando era pequeño, pero en su caso era una dislalia evolutiva. Cuando tenía 6 años fue a la logopeda y en un par de meses logró decirla correctamente, por eso creían que la niña acabaría superándolo a medida que se hiciera mayor.
Los sonidos que más cuestan
Según los expertos consultados éstos son algunos de los sonidos que más les cuesta pronunciar bien a los niños:
-La c: caja, cosa...
-La g: gata, gota..
-La r floja: cera, pera...
-La r fuerte: carreta, carril...
-Dos consonantes juntas (lo habitual es que omitan alguna): coche, cochecito...
-La s: en lugar de decir sopa dicen zopa (con z castellana)
Preocupación de las familias
Las familias comienzan a alarmarse cuando a partir de los 3 años los hijos no hacen todos los sonidos. Hay algunos sonidos que se adquieren primero y otros que cuestan más y se logran más adelante, pero suele haber margen para que los adquieran ellos solos. Los típicos que no salen bien son los guturales –la c de coche y la g de gato–, la r floja y la fuerte –cara o carro–, los grupos consonánticos, cuando una consonante está junta con la l o la r –pluma o amarillo–, o si hay dos consonantes juntas, puede que les cueste pronunciar las dos y omitan alguna. “A menudo los más pequeños vienen a la consulta por problemas con los sonidos guturales, aún no tienen identificada la zona más posterior y la sustituyen por sonidos más avanzados. En lugar de decir coche, dicen ladrillo”, explica la logopeda.
“No hace falta sufrir para que los hijos sean demasiado mayores y ya no puedan ser capaces de aprender a decir un sonido. Todos los sonidos se pueden aprender en cualquier momento a menos que haya una dificultad anatómica o fisiológica, más de estructura o por la musculatura”, asegura Martínez Ragués. Si hacia los 4 o 5 años todavía no han aprendido a realizar la r fuerte o la s no acaba de salir porque hacen ceceo –diciendo zopa en lugar de sopa–, situando la lengua entre los dientes o lateral y se les escapa el aire por los lados, pueden aprender a decirlo correctamente. A los castellanohablantes, les suele costar más la s sonora o la ll porque no la utilizan en el habla castellana, y les resulta menos fácil que a los catalanohablantes. "Si la familia quiere, se puede trabajar y corregir", añade la logopeda.
“No hace falta sufrir para que los hijos sean demasiado mayores y ya no puedan ser capaces de aprender a decir un sonido. Todos los sonidos se pueden aprender en cualquier momento a menos que haya una dificultad anatómica o fisiológica” ”
Anna Martínez Ragués Logopeda
Primero se trabaja el sonido de forma aislada, y poco a poco se va introduciendo en su habla hasta terminarlo generalizando en el habla espontánea.
Las dificultades que se pueden superar
El frenet puede entorpecer la emisión de algunos sonidos, depende de si es funcional o no, o si es demasiado corto. En estos casos pueden valorarlo la logopeda, el otorrino, el ortodoncista o la pediatra y decidirán si es necesario hacer una incisión, que cuando las criaturas son pequeñas es un trámite rápido y sencillo. También pueden surgir dificultades provocadas para alargar demasiado la alimentación blanda o si pasados los 4 años se sigue con biberones o chupete, porque la musculatura orofacial queda blanda y le falta tono muscular para articular algunos sonidos.
Cuanto más años se lleve con un hábito incorrecto, más enquistado estará y más costará corregir. Las familias que siguen preocupadas, aunque la maestra no vea que destaca respecto al resto de la clase y la pediatra crea que está dentro de la normalidad, pueden ir a consulta para que les orienten, puedan trabajar para mejorar y les digan si es necesario o no preocuparse.
Cómo ayudarles desde casa
Si la familia quiere ayudar a que la criatura pronuncie todos los sonidos, puede tener en cuenta estos consejos:
1. Muestre el sonido. Que sepan que existe, muestre la zona donde se crea este sonido, que vean cuál es la colocación de la lengua y cómo debería hacerse.
2. Dar el modelo correcto. Cuando no dicen correctamente el sonido es importante no decirles “así no, así se llama”, porque se puede interpretar como un refuerzo negativo. Si dice ladrillo , es mejor decirle el coche , remarcando el sonido que estamos haciendo.
3. Trabaje vocabulario que lleva este sonido. Así irán identificando cuál es el sonido y serán conscientes de que existe una dificultad.