La peor pesadilla de la chica de tus sueños

En el cine extraterrestre de Nacho Vigalondo, irreductiblemente ajeno a las tendencias mayoritarias del cine español, la reescritura de los géneros cinematográficos está ligada a una indagación íntima sobre las fragilidades humanas que parece tener mucho exorcismo personal. Daniela forever transita, de forma similar a como lo hacía Olvídate de mí (Michel Gondry, 2004), entre la ciencia ficción y el drama indie, para acabar componiendo un acertado retrato de una masculinidad melancólica y obsesiva que incluye una mirada crítica a la idea tradicional del amor romántico, un tema ya apuntado a Extraterrestre (2011) y en la fantástica Colossal (2016). Nicolas pierde en un accidente de tráfico a Daniela, el amor de su vida, pero un medicamento experimental le permite soñarla cada noche a la vez que controlarla y modelarla según unos recuerdos sesgados por un deseo que, poco a poco, se va revelando como asfixiante. Es imposible no aplaudir los riesgos que toma Vigalondo en cada una de sus personalísimas películas, pese a que sus insólitas premisas acaben, como en este caso, derivando en una narrativa confusa, con demasiados giros de guion y múltiples finales. Del mismo modo, es fácil reivindicar a un cineasta español que todavía piensa el cine como un espacio de experimentación visual, una cuestión presente en la preciosa idea del cambio de formatos entre realidad y sueño y en imágenes con una fuerza onírica inusual (los personajes iluminados de noche con luz diurna) que parecen beber del cine de ciencia ficción lo-fi (Shane Carruth, Velasco Broca) más marciano.