La última máscara de Bob Dylan lleva el nombre de Timothée Chalamet
El actor nominado al Oscar protagoniza 'A complete unknown', 'biopic' sobre los primeros años del músico

'A complete unknown'
- Dirección: James Mangold. Guión: Jay Cocks
- 140 min
- Estados Unidos (2024)
- Con Timothée Chalamet, Edward Norton, Elle Fanning y Monica Barbaro
Los hechos de la vida y obra de Bob Dylan que pone en escena Un completo desconocido han sido narrados tantas veces (por ejemplo, en el libro de Elijah Wald Dylan goes electric!, punto de partida para el guión de Jay Cocks) que han terminado por adquirir la textura mítica de la ficción. De hecho, la forma en que James Mangold presenta algunas situaciones –la improvisada intervención de Al Kooper como organista en la grabación de Like a rolling stone, o el escándalo que provocó el recital pasado de decibelios de Dylan y su grupo en el festival de Newport, bastión de la tradición folk– persigue el mismo cosquilleo cómplice que las citas que los filmes superheroicos hacen en las viñetas pregnantes. Dicho de otro modo: la apariencia realista de la película es un espejismo tras el que encontramos una fabulación que, en el fondo, no queda lejos del baile de máscaras que Todd Haynes orquestó en I'm not there, donde el misterio dylaniano se encarnaba en diferentes avatares.
Un completo desconocido asume, pues, que no puede revelar rincones verdaderamente íntimos de su figura central, pero hace un trabajo bastante convincente en lo que se refiere al trabajo con su aura. El inicio del filme no esconde el poco parecido físico que existe entre Dylan y Timothée Chalamet, pero cuando el relato llega a la época en que el artista empezó a cultivar una gestualidad elusiva ya esconder la mirada detrás de unas gafas de sol (tal y como lo inmortalizó el documental de DA Pennebaker Don't Look Back), la mimesis es total. Mangold, por su parte, acierta a la hora de convertir las canciones en el centro de gravedad que perfila las relaciones entre los personajes (y si, en realidad, nos encontráramos ante un musical disfrazado de biopic?), y en poner el foco no tanto en el drama personal (el triángulo formado por Dylan, Sylvie Russo y Joan Baez) como en el debate estético y ético de un artista que, en un momento clave de su trayectoria, tuvo que decidir entre ser la voz de una generación o conquistar un espacio de libertad individual.